Toxic [CDMU]

VII

¿Tengo que perdonarte o esperar a que me perdones?

Al despertar, la azabache seguía en el mismo lugar en donde quedó inconsciente, en lo primero que pensó fue en el bebé, y tocó instintivamente su vientre.
-No, por favor no.- Murmuró para si misma, rogando que su bebé siguiera con vida.

-Quiero que te vayas.- Habló el cantante con una botella en la mano, apenas se podía mantener en pie.
-No quiero volver a verte, eres una maldita zorra.- La miró una ultima antes de irse, le daba asco, ni él sabia porque seguía con ella, se fue dando un portazo.

Y la golpeada mujer tuvo que levantarse con sus pocas fuerzas para darse una ducha y poder ir al hospital.
La sangre se mezclaba con el agua mientras ella intentaba pensar en que diría para que no sospecharan que había sido su novio el que la había golpeado.
No se le ocurrió nada.

- Y-yo... tuve un accidente en el auto.- Dijo la primera mentira que se le vino a la cabeza.

- Señorita, ¿Está segura de que tuvo un accidente?. - El doctor la miraba con lástima ¿Hasta donde podía llegar a mentir una mujer por amor? Era evidente que todos los golpes que tenia habían sido provocados por una persona.

- Si, tuve un accidente y ya, déjelo así- Ni ella supo porque no dijo la verdad, era su oportunidad para salvarse, era patética por aun creer que podía salvar su relación.

- El hospital tiene protocolos y yo tengo que llamar a la policía en casos como-

- Usted no va a llamar a nadie porque le dije que tuve un maldito accidente- Ya no quería que la siguieran viendo con lastima, ya sabía que era patética, Castiel se lo había repetido demasiadas veces ya.
- Solo quiero saber si mi bebé está bien-

...

-Lo siento, el bebé no tiene latidos.- La respiración de la fémina se frenó de golpe.
-Perdió al bebé.- Nathaly ya se lo esperaba aun así sintió como todas sus esperanzas de que su pequeño siguiese ahí se desvanecieron. Adiós a la familia que esperaba formar junto a Castiel.
-Ya lo sabía...- Y soltó todo el llanto que había reprimido.
Y como siempre, se sintió culpable, pero de no haber frenado a ese infeliz desde el primer golpe.

Tu mismo arruinaste nuestra felicidad.