-Introducción-

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La familia Kamado solía vivir en lo mas alto de una montaña, considerablemente apartados del pueblo mas próximo, lugar donde Tanjiro hace sus compras y vende él carbón que fabrica quemando madera, la cual era su única fuente de ingresos para solventar las necesidades de su familia, tras él fallecimiento de su padre hacia algunos años, no quería que su madre se esforzara demasiado, para el ya hacia mucho cocinando y lavando para todos, que sin embargo era él quien lo hacia en muchas ocasiones cuando no estaba muy ocupado. Dicho por el mismo, era su responsabilidad cuidar de la familia ahora que su padre ya no estaba.

Él siempre fue un pilar para su hermana menor, Nezuko, de hecho para todos ellos, Tanjiro era él vivido ejemplo de alguien trabajador y diligente, siempre dispuesto a darle la mano a quien lo necesitara, visto por todos sus conocidos como la amabilidad encarnada. 

Desde temprana edad, los hermanos Kamado escuchaban aquellas leyendas que hablaban de los demonios devora hombres, criaturas con forma humanoide y de apariencia grotesca que se alimentaban de carne humana y vagaban por los bosques, estas criaturas que parecían salidas del mismo infierno hacían de las suyas una vez el sol se ponía, puesto que la luz del sol era su peor enemigo siendo la única cosa que podía poner fin a sus vidas, puesto eran poseedores de una aterradora habilidad regenerativa, no importaba que tanto daño les hicieran eran capaces de recuperarse del todo; según las historias de los viejos del pueblo, quienes decían haber tenido encuentros cercanos con estos y que por fortuna habían logrado sobrevivir, relataban que habían sido salvados por el alba, que al verse iluminados, los demonios enrojecían de una manera antinatural y luego se hacían cenizas que se iban con el viento. Por supuesto que eso no era mas que un cuento popular que pasaba de generación en generación y que para los tiempos que corrían, hacia mucho que habían dejado de tomarse en serio.

La pequeña Nezuko lloró aterrada la primera vez que escucho esta historia, su hermano Tanjiro también se había asustado pero se mantenía firme por su unica hermana, el padre intento consolarlos a ambos, asegurando que esos demonios no eran reales, nada mas que historias que fueron cambiando con el tiempo. Los ancianos reacios a dar su brazo a torcer, mientras se recostaban en sus sillas recalcaron que si lo eran, pero que no había nada que preocuparse pues existían personas extremadamente valientes que se encargaban de luchar contra ellos y proteger a las personas, los implacables cazadores de demonios, portadores de una impresionante espada tan afilada que era capaz de matarlos de un golpe.

Allí los pequeños parecieron calmarse un poco, les tranquilizaba la idea de que no estaban al descubierto, que existía alguien que les protegía de aquellas amenazas. Los años pasaron y pese a que ya sabían de su existencia, los jóvenes crecieron y se olvidaron de ello, pasando a llevar sus vidas con total normalidad sin preocuparse por nada, sus otros hermanos llegaron al mundo y fueron consumidos por el vivir diario, llevados por la rutina de trabajar y buscar comida, las actividades se repartieron equitativamente, volviéndolos a todos parte importante de una familia trabajadora, aunque sus ingresos no eran altos, se consideraban una familia feliz.

Hasta que... Una fatídica mañana, comenzó a oler a sangre

El destino es cruel.

La Dama de la Katana  ||  『 Kimetsu no Yaiba 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora