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En la mañana, Tao fue el primero en levantarse, había pasado una noche muy desagradable, en varios sentidos: sus costillas dolían en cualquier posición que se pusiera, su mente pensaba en el manera adecuada de abordar el tema con Kris y el tenerlo al lado, tratando de abrazarlo entre sueños no era algo muy agradable, no cuando se sentía completamente pasado a llevar y traicionado por quien creyó jamás lo haría.

Era jueves y los jueves su horario era flexible, podía ir a cualquier hora a la compañia, pero aun sabiendo eso, estaba de pie a eso de las 06:00 am, costumbres antiguas se dijo a si mismo, ya que a esa hora se levantaba cuando entrenaba con rigurosidad artes marciales, pero después con el tiempo, su horario se hizo más flexible y ya no fue necesario levantarse a esa hora; pero en fin, ahí estaba con una taza de café cerca de los labios, esparciendo su olor, y con la vista pegada en algún punto, su otro brazo estaba apoyado en esa mesa-isla que tenían y le daba un semiabrazado a sus costillas adoloridas, mientras sus pies se apoyaban en el fiero de la silla en el que estaba sentado.

-Señor Huang, ¿Que hace levantado tan temprano?- Mei se apareció en la cocina, asustandose un poco al ver a Tao en un estado casi momificado en la cocina. Zi al escuchar la voz de Mei salió de su trance y de paso dejó caer la taza que sujetaba sobre la mesa, haciendo que su contenido se esparciera por la mesa, Mei se acercó con rapidez y dejó para absorber el líquido su delantal, que aún no se había puesto, Tao la miró y le sonrió, Mei no comprendió porqué la sonrisa.

-Lo siento- dijo Tao poniéndose de pie, mientras un poco del café le goteaba por las ropas.

-¡Señor! ¿Se quemó?- preguntó Mei mientras las manchas de café se hacían notar en el buso gris que llevaba Tao.

-No te preocupes Mei, ya se había enfriado, hace rato- le dijo y a Tao le fue imposible no comparar lo que dijo con lo que estaba pensando: su relación con Kris, se había enfriado hace rato, ¿cómo ese café? que ahora yacía esparcido por el suelo, mueble y su ropa, esas manchas, eran las marcas que había dejado su amor, las del suelo serían removidas, al igual que las de la mesa, pero las de su ropa...persistirian.

-¿Señor Huang?- Mei le tocó un hombro. Tao la miró-Vaya a cambiarse, yo limpiare aquí- Mei le sonrió y Tao asintió caminando hasta las escaleras para entrar a la habitación donde Kris aun dormía en la cama, en su lado de esta.

Tao caminó hasta la cómoda y sacó un par de pantalones negros, fue hasta el baño y se los cambió, dejando el buzo en el cesto de la ropa sucia, se volteó hacia el lavamanos y se dio de lleno con su reflejo cansado, suspiró, cansado ¿de qué? de pensar tanto, las arrugas en su rostro le demostraban que los años estaban pasando y que le estaba dedicando parte de su vida a una persona que compartía la suya con otra. Largó el agua y metió ambas manos bajo el chorro para luego mojar su rostro, sus ojos chocaron con los del reflejo nuevamente. ¿Cuál era la mejor manera de abordar un tema como ese? Aún no estaba seguro, pero lo haría luego de ir a dejar a MinKi a su colegio, no quería que su hijo escuchara, no cuando ambos adultos podían llegar a alzar la voz y asustar al niño. Tao se pasó las manos por el cabello hacía atrás, quedando despeinado, sonrió ante eso, y recordó esas mañanas en las cuales el motivo de despertarse despeinado tenían que ver con noches con su esposo y una cama, pero su sonrisa no duró mucho, poco a poco se desvaneció, al recordar que eso no pasaba hace tiempo, al menos no con el. Salió del baño y vio a Kris removerse en la cama.

-¿Qué hora es...?- preguntó con voz ronca. Tao miró el reloj en el velador.

-Son las 07:00 am- contestó.

-Gracias...- murmuró Kris y se volvió a quedar dormido. Tao se acercó a la cama y se sentó en una orilla, mirando el rostro de su esposo, tan bello, tan perfecto como el día que lo conoció, en la secundaria; ambos iban a hacer las pruebas para entrar al equipo de baloncesto, en ese tiempo, Tao era más pequeño en estatura que en la actualidad y lo miraron con reprobación en ese entonces, Kris solo lo miró curioso y algo impresionado de que alguien con 1,72m fuera a hacer pruebas en un deporte en el que ser alto era uno de los requisitos.

Pudimos Ser Felices.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora