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Jin

Aquí estoy yo. Una vez más vez más en la panadería de mis papás. Acababa de llegar pero mis ganas de irme a la casa y dormir hasta mañana podían más que yo...

Lo que me tengo que calar por perder una apuesta con el pajuo de mi hermano.

Ahora tenía que ser yo quién pasara el punto... Lo bueno era que al final del día me daban pancitos de guayabas o bombas. En parte valía la pena.

— Chamo... ¡Mira tú! — La Chama que estaba en frente mío chasqueo sus dedos para llamar mi atención — ¿Me vas a atender o no? — puso tremenda cara e culo.

Dios mío, dame paciencia y en el culo resistencia...

— Ah sí — le sonreí sin ganas — ¿Que vas a pedir?

— Ya te dije, dos panes de guayaba, avispate — me reviro los ojos y me dió una tarjeta del banco de Venezuela.

Y sí, a este tipo de gente me tenía que calar todos los jueves en la tarde.

— Ajá, ahorro o corriente?...

La Chama me dió sus datos y todo fino, se fue feliz con sus pancitos de guayaba. Coño, me estaba dando hambre, lo Chimbo era que no podía lambusearme nada hasta que no cerraran la panadería... Y eso era como en cuatro horas.

Qué ladilla.

— Hola mi amor — Me saludó una del grupito de las intensas. En resumidas cuentas, las chamas esas sólo venían a sacarme tema de conversación y a intentar caerle bien a mi mamá para ver si tenían chance conmigo

Pero que va mi amor, este ser ya tiene quién le voltee la arepa en el budare.

— Epa — la saludé sin mirarla. Estaba viendo los estados de WhatsApp de Hoseok, que nawebonada, eran un poco, se nota que el carajito ese no tiene oficio.

— ¿Todo bien? — se apoyó en el mostrador para estar más cerca de mi — ¿Y tú mami?

— No está

— Ay chico pero no seas odioso, dame un beso

— ¿Perdón?

Ella se echó a reír — Que me des un beso de coco... Aunque de otro tipo también te lo acepto

— Sape gato garabato — murmuré

Antes de que ella pudiera decir algo mi mamá entró a la panadería y en cuanto la vió se le iluminaron los ojitos, sería que ella juraba que María iba a ser mi salvación del maricoteo pero no mano, negativo procedimiento

— ¡Hola corazón! ¿Cómo estás? — mi mamá la saludó de beso y abrazo. Yo las miraba con una expresión de asco y ladilla a mil

— Muy bien gracias, vine aquí a saludar a Jin pero anda de odioso — me miró e hizo un puchero

Me mordí la lengua para no decirle «Pero picale una torta pues, ridícula».

Estaba claro que todo su comportamiento venía por la presencia de mi mamá.

— Cuando terminen su conversación me dicen para volver — les revire los ojos y caminé hasta la salida pero mi mamá me jaló del brazo frustrando mi huída

— Qué maleducado vale, no te da pena? Cuando vas a dejar de ser tan odioso ah? Así nunca vas a tener novia y vas a ser un viejo cascarrabias toda la vida...

— Dejaré de ser maleducado cuando te tomes las cosas que te digo en serio. Tú sabes de qué estoy hablando — me solté de su agarre y me fuí hasta los chinos para comprarme una chicha...

Nada que ver con las de Namjoon pero bueno, algo es algo.

[...]

Namjoon

— No te preocupes por la lámina que eso va a quedar nené — me aseguro Taemin. No le creí del todo pero ajá, yo no quería estar haciendo las láminas.

— Marico estudia para eso, ya sabes que la tipa de servicio comunitario no es pancita, esa mínimo nos poner un cuatro y de vaina — suspiré y me senté a su lado

Estaba estresado. No sabía si quería montarme en el tanque que está por la casa y gritar maduro coño e tú madre, o simplemente  echarme una pea y sentarme a llorar con canciones de binomio de oro de fondo...

Llámenme dramático pero la universidad y Jin me tienen mal.

— Chico pero no te estreses sí? Todo va a salir bien. Namjoon tú eres un coco vale, todos los profesores te felicitan y dicen cosas buenas de tí, ¿Por qué está expo sería diferente?

— ¿Por qué estás tan seguro de que todo va salir bien?

— Coño porque tengo contacto directo con los astros y las señales cósmicas y me dijeron eso — yo me eché a reír y más atrás él hizo lo mismo — Ah vaina porque hay que ser positivos

— Nojoda Taemin...

— En serio vale — hizo un puchero y yo le sonreí

— Bueno ajá... — me quedé un momento en silencio pensando en que decir para romper el hielo —¿Quieres chicha?

Taemin se me quedó viendo pícaramente — Uy, chinazo... Yo no quería llegar a esa parte tan rápido, pero normal, yo encantado

— Marico — le tiré un cojín — Fuera e juego y todo, en la nevera hay chicha ¿Quieres sí o no?

— Pues claro menor, eso no es pregunta.

[...]

— Namjoon... — dijo lamiéndose los labios y yo le sonreí orgulloso. — O me das la receta de esta vaina o me instalo en tu casa todos los días para que me des chicha, que vaina pa buena oyó 

Ahora era yo quien lo estaba viendo en plan de <Ay vale>

— Chinazo — Le alcé las cejas mientras sonreía

— ¿Y que quieres que te diga que está mala? Noo, está buenísima — con toda la confianza del mundo, abrió la nevera y de sirvió más chicha

— Claro vale, abre la nevera, estás en tu casa — le dije con sarcasmo

— No te sorprendas cuando le pida la bendición a tu mamá... ¿O prefieres que la llame suegra? — Se me quedó viendo y me alzó las cejas

— Mmm-

— Embuste vale, es echando vaina — se echó a reír y volvió a agarrar para la sala. Yo me quedé en la cocina estático. ¿Más o menos?— ¡Nam, te está llamando <Jin corazoncito marico> ven a contestar o lo hago yo.

Pegué una carrera para agarrar mi teléfono... 


BRINDAME UNA CHICHA «Namjin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora