¿Todo tranquilo?

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Jade POV

 A la mañana siguiente, después de haber llegado a la costa, todo parecía tranquilo. Recalco la palabra: parecía. Zoe, Santiago y Lucía nos contaron su historia, y antes de que isquiera pudieramos pensar en como seguir nuestra... erm... travesía, ocurrió la primer cosa horrible que marcó el comienzo de la última parte de nuestro viaje. 

 En uno de los callejones de la poblada ciudad, noté que había alguien. Acto seguido, escuché un grito desgarrador, pero no era cualquier grito. Era Justin, y sonaba como si lo estuvieran torturando, como si utilizando los mejoresw métodos de tortura con él. Sin pensarlo, salí corriendo hacia el lugar de donde salía la voz, dejando a los demás, incluyendo a Justin, atrás. 

  -¡JADE! ¡JADE!- gritaba la voz de mi novio.

 -¿¡DÓNDE ESTÁS!?- grité de vuelta, desesperada. Las lágrimas comenzaron a caer. Yo nunca lloraba. Llorar siempre me hizo sentir débil. Siempre me hizo sentir algo... estúpida. Pero lo necesitaba. No podía soportar que el amor de mi vida estuviera siendo torturado y que yo no pudiera evitarlo. Ahí fue cuando, con la vista todavía nublada por las lágrimas, lo entendí. Llorar no es para los débiles, es para quiénes necesitan demostrar sus sentimientos. Hasta los guerreros más fuertes necesitan llorar de vez en cuando. Así que, por primera en mucho tiempo, me permití llorar y corrí. Corrí y corrí, hasta el fondo del enorme, oscuro y terrorífico callejón en el que me había metido. 

Justin POV

  No, por todos los dioses, no. pensé. No era posible. No de nuevo. Un cíclope no podía estar tratándome de arrebatar a un ser querdio de nuevo. Primero mi madre, ahora el amor de mi vida. Salí corriendo tras ella, pero era rápida, muy rápida. Aún así, desde la distancia, podía opir sus sollozos desesperados. Podía oír su sufrimiento, hasta que en algún punto ella cayó al suelo. Desde lejos, se veía que tenía algo clavado en el brazo, y se sentía como si yo también tuviese algo clavado, pero no en el brazo, sino en el corazón.

  -¡JADE!- chillé. Ella miró hacia mí, y gritó de vuelta: -¡JUSTIN!-. Estaba viva. Jade estaba bien. Seguí corriendo hacia ella, y cuando llegué, divisé al cíclope que había querido asesinarla. Saqué mi espada y apunté al la cabeza del monstruo. 

 -Ni te atrevas a decir alguna palabra más. No te atrevas a dañarla.- dije, completamente decidido.

  Por desgracia, no funcionó.

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 Holaaaa! :D Me preguntarán porque desaparecí... Lo que pasa es que: 1) Me fui de campamento por cinco días y 2) estoy en época de exámenes y tengo que estudiar D: Jjajajaj Bueno, espero que les guste el capítulo :3 -Justina

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