El Ataque en el Autobús

98 4 1
                                    

Zoe POV

Algo me decía que debía volver al campamento... Aunque no estaba muy segura.
—Zoe, ¿pasa algo?
Alice estaba parada delante mío.
—No, no. Nada...—respondí nerviosamente—. Y em... ¿Adónde vamos? ¿Me pueden de...?
—Pensilvania, Indiana u Ohio—interrumpió Jade—. Confío en que algún autobús vaya hoy a alguno de esos estados... Michigan no está tan lejos. Allí hay lagos... Creo que nos será más fácil ir por agua. Hasta... más o menos, Wisconsin o Minnesota. Desde allí hasta California, habrá un viaje muy largo. Pero lo lograremos.
—Jade, tu plan está genial pero...—Jake suspiró.—Tenemos a un hijo de Zeus... ¿Es conveniente viajar por agua?
—Confiemos en que sí—dijo Jade.
Caminábamos por una ruta sin saber bien qué camino seguir. Por poco terminábamos aplastados por un camión.
—Dioses, no me puedo volver a acostumbrar al mundo mortal...—gritó Justin.
—No es tan malo...—agregó Camila—. Bueno, si casi ser aplastados por un camión se puede considerar "no tan malo"...
Jade se encogió de hombros.
—Aún así, hay que seguir.
Al otro lado de la ruta, se extendía una especie de campo. Parecía interminable. Además, el clima se puso frío.
Lucía se acercó a mi lado.
—Hola, Zoe.
Era extraño que me hablara. La había visto poco en la cabaña de Poseidón.
—Hola... ¿Lucía?
Lucía asintió.
—Es extraño, ¿no? Salir en una misión.
—Un poco—dije—. Pero es parte de ser un semidiós. Percy me había dicho que con el tiempo, uno se acostumbra.
—Espero que sea así—contestó Lucía.
Asentí nerviosamente.
—Y... ¿cómo te enteraste de que eras hija de Poseidón?
—Verás, es algo complicado—aclaró ella—-. Había aparecido una especie de monstruo en la sala de profesores en mi colegio. Algo raro... Sólo me acuerdo que tenía una cabeza de león y un cuerpo como de... ¿cabra?
—Quimera—dije.
—Sí, Quimera—exclamó Lucía—-. Y bueno, logré escapar gracias a unos chicos que tenían espadas y me encontró un sátiro, creo. Y me trajo hasta el campamento. En el viaje, teníamos que cruzar una pequeña laguna. Por extraña razón, logré controlar el agua y pudimos atravesar la laguna.—suspiró.— Cuando Quirón me encontró en la entrada del campamento había aparecido un tridente sobre mí. Yo no entendía nada de lo que ocurría...
—Yo tampoco lo hacía... Pero ¿qué más daba? mi familia me odiaba. Prefería ir con ese sátiro que me había encontrado...
Lucía bajó la mirada.
—Tu pasado no fue bueno ¿no?
—La verdad que no—respondí seriamente—. Pero me importa el presente. Descubrir que era una mestiza fue lo mejor...
—Aún así, puedes confiar conmigo—dijo Lucía.
Le sonreí.


Jade POV

Estaba exhausta de caminar. Se suponía que yo era la líder, pero sinceramente, no sabía bien qué hacer. Confiaba en que todo saldría bien...
—Jade, sé que serás una buena líder.
Camila estaba detrás mío.
—Tú también lo serías...—dije.


Justin POV

Quería llegar. No importa dónde. Necesitaba subir a un autobús ya.
—¡Cuidado!—grité.
Un auto había pasado a toda velocidad cerca nuestro.
—¡Dioses! ¡¿NADIE VE POR DÓNDE CONDUCE?!—exclamó Alice.
—Creo que... que no—dijo Zoe temblando.
La calle se volvía más brillante a medida que nos acercábamos. Había más luces y el campo ya no estaba. Había casas.
—¡Miren!—gritó Jade señalando—. ¡Allí está la terminal de autobuses!
Corrimos rápidamente entre toda la gente.
—¡Vamos! El autobús que se dirige hacia Michigan está por salir!—dije.
—¡Tengo dinero!—exclamó Santiago sacando una gran caja de su mochila.
—Santiago... ¿cómo...?—preguntó atónita Zoe.
—Larga historia—respondió él—. Ustedes suban. Iré a pagar el viaje yo.
Subimos lo más rápido que pudimos. Por suerte no había mucha gente.
A los cinco minutos apareció Santiago.
—Santiago. Siéntate con Zoe—dije—. No hay mucho espacio.
Zoe me fulminó con la mirada.
—Lo siento—exclamé con una sonrisa.


Zoe POV

Habían pasado 2 horas ya. La mayoría se habían quedado dormidos. No era de noche, pero habíamos caminado mucho. Eso te agota. Justin lo había hecho a propósito. Decirle a Santiago que se sentara conmigo... Igual, sentarse con él no era tan malo. Santiago era callado y tranquilo. Pero aún así, me incomodaba un poco.
El autobús frenó de repente con estruendo.
—¿Qué fue eso?—preguntó Camila.
El cielo estaba de un color gris tormentoso.
La puerta del autobús se abrió, sombríamente. No tenía sentido parar en medio de una calle abandonada. Hasta que después, todo cobró sentido.
Alguien había entrado. Más bien, un monstruo.
Santiago había palidecido y miraba al monstruo con terror.
—Santiago...—lo miré fijamente.—¿Qué es eso?
—Equidna...—dijo él.


----------------------------------------------------------------------------------

(Eso del monstruo en el autobús me recuerda al Ladrón del Rayo jaskaj :3)

By: Ludmi

Los CincoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora