El Tridente

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Zoe POV

 -¿Lista, hermanita?- le grité a Lucía, que se encontraba a unos metros en la playa.

 -Lista.- dijo ella, y sonrió. Juntas, nos zambullimos a las enormes olas esmeralda.

 Buscamos los dominos de Poseidón por lo que parecieron horas, pero seguramente fueron solo unos pocos minutos. Encontramos un par de criaturas marinas, un cardúmen de peces y un hipocampo por aquí y por  allá. Cuando llegamos al palacio de papá, puedo asegurar que mi mandíbula tocó el fondo del océano, de lo sorprendida que estaba. Era todo lo contrario a lo que había imaginado. Había creído que los dominios de Poseidón iban a ser la típicas ruinas de la Atlántida que muestran en las películas, un lugar destrozado que se veía que en algún momemento había sido grandioso, pero que ahora estaba en mal estado y cubierto de algas. No sé porque pensaba así, pero estaba completamente equivocada.

 El palacio de Poseidón era enorme. Eso fue lo primero que noté. Se extendía por kilómetros y kilómetros de genialidad. Primero, el palecio en sí. Una gigante estructura de mármol blanco rodeada de las más extrañas de las esculturas. Una cúpula con diseños de bronce se alzaba en lo alto, y por los enormes ventanales se podían ver colores chillones y algún que otro juego de luz. Con las más extravagantes y variadas plantas marinas, los jardines que lo rodeaban eran realmente hermosos. Detrás, estabas las fraguas, donde trabajaban algunos cíclope y otras criaturas, según lo que me había dicho Percy.

 -¡ZOE!- chilló Lucía, despetándome de mi trance -¡Tenemos cosas que hacer!-

 -Ah, sí, sí. Vamos.- respondí, aún algo sorprendida.  La seguí mientras ella nadaba hacia el palacio, donde nos recibió un chico de piel verde y dos colas de pez. No se veía muy amigable, por decir poco.

  -Zoe Delacour y Lucía Peña, sean... bienvenidas. Pasen.-dijo, esbozando una sonrisa forzada, digna de un psicópata.

  Después de subir las escaleras, nos encontramos con papá, a quien queríamos llegar en un principio. Cuando nos vio, nos sonrió, pero en sus ojos verdes mar se notaba que estaba agotado.

  -Hola niñas.- dijo, forzando un poco de alegría en su voz. Aprecié que lo hiciera, en relidad. Aprecíe que nos estuviese queriendo hacer sentir mejor. 

 -Hola papá.- respondimos al unísono -Necesitamos tu ayuda.

 -Uh, ya veo. ¿Necesitan el tridente, verdad?

 -Ermm... sí.-respondió Lucía.

 -Voya dárselos, pero con una condición.

 -¿Cuál? Podemos cumplir casi lo que sea.

 -Sólo ustedes pueden usarlo.

 -Está bien.- dije -¿Dónde está?-. 

 Poseídon solo chasqueó los dedos y un tridente de color verde y de tamaño descomunal voló técnicamente hacia su mano. Nos lo entregó con una sonrisa, y nos dijo que continuáramos nuestro viaje, y que nos apuráramos, porque tendríamos que ayudar a un amigo pronto. Cuando intentámos preguntarle por eso, repondió: -No tengo idea. Preguntadle a Apolo, él va a saber.-

 Cuando salimos, el mismo chico verde seguía soríendo malévolamente en la puerta. No le prestamos demasiado atención, aunque fue algo incómodo pasar a su lado.

 -Eso fue... extraño.- le dije a Lucía, cuando ya estábamos a la distancia suficiente.

 -Sí, no tuvimos demasiados problemas.- respondió - Dudó que los demás estén teniendo tanta suerte.

 Y en ese momemento, ninguna de las dos sabía que lo que ella había dicho no podía ser más cierto.

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Hola! :3 Les quería desear un feliz año nuevo (aunque ya lo dije en el saludo de Navidad), y espero que les guste el capítulo :3

P.D: Dentro de poco voy a agregar el booktrailer al multimedia de este capítulo, o del capítulo que sigue.

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