Capítulo 7: I'll keep fighting

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Era un sitio raro, ese pequeño mundo entre la consciencia y la inconsciencia.

Félix flotó ahí durante un rato, escuchando voces que se colaban dentro y fuera a su alrededor como si fueran una espiral de oscuridad, la luz se colaba poco a poco antes de inundar ese espacio.

Sentía molestia en uno de sus brazos, un dolor punzante que le hizo sentir que debía gritar pero no le quedaban fuerzas para ello mientras el mundo giraba a su alrededor.

Le tomó un poco más de tiempo darse cuenta de que alguien le sostenía la mano, era lo único constante en este mundo de incertidumbres. Había una voz hablando en su cabeza, susurrándole que algo había pasado, algo importante y que debía despertarse para que alguien lo ayudara. Pero la oscuridad era abrumadora y Félix no sabía si podría escapar aún

No supo cuánto tiempo estuvo ahí tumbado pero era el suficiente para que la mano se aflojara de la suya, como si quienquiera que fuese se hubiera quedado dormido. Esa idea pareció molestar a Félix, quién quiso agarrar a esa persona y llevarla a la cama mientras la cubría con sábanas para asegurarse que dormiría sus ocho horas de descanso. Algo le decía que sabía exactamente quién era, que necesitaba ir corriendo hacia esa persona porque la amaba.

Así, Félix reunió toda la energía que pudo y levantó sus dolorosos párpados, el peso en ellos era increíblemente grande pero no lo suficiente para mantenerlos cerrados. El mundo se volvió borroso a su alrededor, luces y colores se fundían en uno, la decoración poco a poco iba tomando forma dando a parecer una habitación de hospital. Félix estaba tumbado en una cama toda de blanco, casi todo era blanco.

Pero entonces, Félix giró vagamente la cabeza hasta ver una mancha rojiza de lo que le pareció pelo.

Al aclararse más la vista pudo ver a un chico acurrucado en la silla al lado de la cama, con su mano agarrando la de Félix y su cabeza descansando en sus rodillas, un reflejo de inocencia infantil se mostraba por su rostro.

"Jeongin," susurró, la realidad le golpeó mientras todos los recuerdos anteriores llegaban a su cabeza. Recuerdos de una sonrisa malvada, una puerta bloqueada y una voz susurrando a su oído. Sus ojos viajaron a su brazo que estaba encajado en un grueso vendaje y atado, el dolor ahora era una pulsación sin importancia.

"Félix," el corazón del nombrado se sobresaltó por la voz y se giró a ver a Jeongin observándolo, sus cansados ojos se ensancharon maravillados, "Oh dios mío, Félix estás despierto."

El aire de la sala se volvió más ligero cuando Jeongin saltó hacia delante con una gran sonrisa en su rostro mientras abrazaba a Félix por sus hombros y apoyando su cabeza en su pecho siendo consciente de sus dolencias y tratando de esquivarlas.

"Ey, frijolito," susurró en su oído, incapaz de aguantar las lágrimas al notar la nariz de Jeongin en su cuello transmitiendo una amorosa calidez entre ellos. 

"Hyung, estoy tan feliz de que estés despierto," Jeongin habló a la piel de Félix, sus manos apretando los hombros del contrario con toda su fuerza. "Estoy tan, tan, tan feliz de que despiertes."

"Yo también, Jeongin," susurró Félix, pasando sus dedos por el pelo del menor, "Estoy tan contento de que estés aquí."

"¡Hyung!" se sentó rápido, posicionándose bien en el regazo del mayor y mirándole como si estuviera disgustado por la idea que se había hecho Félix bajo esa frase. "¡Claro que estoy aquí, hyung! No estaría en ningún otro sitio del mundo entero."

Félix sonrió mucho a esas palabras, Jeongin le sonrió de vuelta dos veces mientras llevaba sus pulgares a las lágrimas de las mejillas para quitarlas, su toque era muy delicado en la piel de Félix.

I'm a Youth that can Fly Anywhere - JeonglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora