Fin de Semana: Paso 3

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Ice❄️🍨🍦🤪

****

— Sean... — avisa con la mirada vidriosa. — Es... Es mi primera vez. — Asiento confuso a sabiendas. — prefiero hacerlo en...

—¿Quién te ha dicho que vayamos hacerlo? —ahora es ella quién se relame insegura. — Hoy... — murmuro besando su abdomen. No puedo controlar el tembleque. — solo... — continuo mientras trazo un camino de besos superando los límites de su ombligo. Bajo poco a poco sus braguitas mientras ella se sujeta a mi cabello dejándose llevar por mi alabanzas. — te voy a comer.

Y al junto al terminar la frase que hundo mi lengua en ella.

— Mmmmph. — tiene que taparse la boca para no gritar.

Cierro los ojos pletórico al saborearla. Inchazada e palpitante, succiono suavemente su clitoris en un húmedo beso.

Las piernas le tiemblan encorvandola hacia delante.

— Se-an...— súplica entrecortada por la excitación y la vergüenza. Abro los ojos para verla con los ojos vidriosos y las mejillas teñidas de rojo.

Me separo de ella provocándole una convulsión al liberarla de mi ventosa.

— Sí, Kayc... — jamás la había tocado nadie, e incluso me atrevería a negar que se haya explorado a ella misma.

Su pulso va a mil por hora. Se relame nerviosa intentando concentrarse.

— Ven... — solloza extendiendo su mano rogando qué me levante.

Hago lo que me pide llevándome su palma a los labios. Beso repetidamente su dorso para calmarla sin quitarle los ojos de encima.

Más relajada por tenerme de nuevo a su merced, esconde su cabeza en mi pecho a petición para que la abrace.

Sonrío en su pelo besando su coronilla. Enciendo la ducha dejando que el chorro de agua tibia nos empape.

Kaycee se tensa debido al contraste de temperatura así que me apresuro a ponerla caliente.

— ¿Mejor? — susurro en su oído reclamándola.

— Sí... — sonríe descansando. — ¡Sean! ¡Tú ropa! — advierte tomando distancia al percatarse de que sigo vestido.

Me subo de hombros achinando mi expresión.

— Estoy bien... — murmuro llevándome sus nudillos a la boca.

Kaycee comprende de inmediato por que no quiero quitármela.

Sin disimulo alguno, sus ojos descienden hasta mi abultunada entrepierna.

— No, no está bien... — niega sin mirarme a la cara. Volviéndose de espaldas, levanta su mentón para dejar que el agua la empape entera.

— ¡QUÍTATE LA ROPA! — casi grita por la timidez abrupta.

— ¡A sus órdenes, Rice! — me tomo mi tiempo para que se tranquilice pero contraria a mis intenciones eso la enerva más.

Termino de sacármelo todo cuando la veo mirarme disimuladamente por encima del hombro.

— Ya te has sentado encima de ella... ¿Ahora te va vergüenza mirarla directamente? — bromeó recordando la embestido que me propinó anoche.

— SEAN, — gime tapándose la cara incómoda. — ¿QUIERES CALLARTE?

Con dos zancadas me meto bajo el chorro rodeandola por la cintura para pegarla a mi abdomen.

— Vamos, Kayc... — siseo en su oreja para llevarla al límite. — creía que querías que te ayudara...

Encorvado su espalda para rozarme, Kaycee se doblega hacia delante ladeando la cabeza para rozarse con mis labios y asentir.

— ¿Quieres que siga entonces...?

Su mano trepa hasta mi nuca enredandose en mi pelo.

Tengo que hacer un esfuerzo para no metersela de golpe y acabar con todo esto. El roce de su cuerpo me está volviendo loco. Estoy tan excitado que me bastaría una sola estocada para venirme dentro.

— Sí. — gime febril uniéndose en mi boca; eso me hace desvariar.

Haciéndola girar sobre si misma, empotro su menudo cuerpo contra el mármol y me agacho frente a ella abriendola de piernas.

Kaycee se agarra a mi pelo ansiosa.

— Cuenta hasta tres, amor... — sus pies resbalan con la fricción del agua.

— Uno... — gime mirando al techo.

Sonrío endemoniado preparándome para asaltar su recien depilada sexualidad.

— Dos... — me incorporo deseoso preparando mis dedos para surcar su parte interna.

— ¡Tres! — me lanzo a su clitoris sin poder aguantar más el riego que encharca sus muslos.

— ¡Aaaaah! — Está tan sensible como yo.

Moviendome ágil y decidido, muevo mi lengua creando pequeños círculos alrededor de su parte más erogena.

Los gemidos no tardan en aparecer cuando aventuro mis dedos entre sus inexplorados labios. Es fascinante, está tan prieta que podría asfixiarme allá abajo.

— Mmmmph. — Kaycee se queja asustada al leer mis intenciones. Con afán de distraerla, intensifico mis alabanzas con la lengua. — JO-DER...

Tiembla inestable. Me separó un segundo para hacerla caer sobre mis piernas.

— ¿Qué...? — pregunta alelada al tocar suelo.

No respondo. Simplemente vuelvo a incorporarme sobre ella perdiendome entre sus muslos.

Una sacudida la arropa al adaptarse a su nueva posición y entonces aprovecho para penetrarla costoso.

— Aaaarg. — dios, pienso para mí maldiciendome. Si dos dedos ya le duelen, imagínate cuando se la meta...

Me muerdo el labio subiendo a su mandíbula apretada.

— Relájate amor, si no, no podré entrar...

Eso la conciencia de golpe soltando la contracción que nos separa y mis dedos se deslizan entrando hasta el fondo.

No puedo evitar reírme.

— Vaya... — murmuro besandola repetidamente para empezar a masturbarla de nuevo. — Parece que alguien se muere de ganas por que se la metan...

Kaycee empieza a gemir desconsolada mientras yo sigo dilatandola.

— Sean... — gime bocabierta buscándome con la lengua.

Correspondo entrelazandome con ella mientras acelero mis idas y venidas. Encajando a la perfección, mis dedos entrar y salen repetidamente siendo succionados a cada estocada.

— Dios, Kaycee... — Niego mordiendo su labio inferior — Qué ganas tengo de follarte...

Ah. Ah.

— Hazlo... — Jadea por fin poniendo los ojos en blanco para advertirme del extasis.

Tengo que morderme el labio para controlarme.

— ¿Vas a correrte? — pregunto juntando famelico nuestras frentes sitiendola vibrar. — ¿Vas a venirte para mi...?

Mis palabras la hacen estallar y sin dejar de penetrarla, desciendo hasta su sexo para recibir su orgasmo con la boca.

***

Boom.

HE VUELTO.

CON MAYÚSCULAS.

¿Seguimos con más amigas?

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