Los principios de un traidor leal

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Resumen:

Shang Qinghua agarró el destino por los cuernos y bailó un tango con él.

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Habían pasado más de cinco días desde que dejaron el territorio del sur. Ninguno de los dos sabía lo grave que era la enfermedad que padecía el padre de Mobei-jun, y como resultado, Mobei-jun se mantuvo sin descanso durante tres días y tres noches. Todo el tiempo, Shang Qinghua colgó como un trapo flojo bajo el brazo de su señor. A pesar de lo suaves que eran los movimientos del demonio, el camino no siempre era recto y la velocidad del viaje era insoportable. El cultivador daba gracias a la suerte de que practicaba inedia, por lo que no necesitaba comer. De lo contrario, estaría muriéndose de hambre por el largo viaje o vomitando por los mareos que le acosaban.

Cuando llegaron a la residencia principal del clan, Shang Qinghua fue dejado caer sin ceremonias en la entrada mientras Mobei-jun se aventuraba solo en las frías habitaciones. El inmortal temblaba por las frías ráfagas de viento. Había estado antes en el territorio principal del clan de Mobei-jun, pero Shang Qinghua nunca había puesto un pie en la residencia principal. La mayor parte del tiempo, solo visitaba esta severa tundra cuando Mobei-jun tenía asuntos que hacer, o iban a la mansión personal del señor de los demonios. Si no fuera un cultivador, habría muerto hace mucho tiempo por la bajada de la temperatura.

Como el propio inmortal dijo una vez, no era un luchador, pero seguía siendo un cultivador decente

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Como el propio inmortal dijo una vez, no era un luchador, pero seguía siendo un cultivador decente. Circulando su energía interior para generar calor, dejó de temblar como una hoja. Shang Qinghua se sintió bastante aliviado por haber sido dejado fuera, aunque el paisaje era soso y los sirvientes demoníacos de la residencia le miraban impúdicamente. El Señor de Pico no se atrevió a entrar en el mismo espacio con un hijo y su padre moribundo. Aún tenía suficiente decencia común para respetar los límites de alguien, aunque Mobei-jun no respetaba ninguno de los suyos. Tampoco era asunto suyo lo que Mobei-jun comunicaba a su padre; ni siquiera sabía cómo le iba en su relación.

Shang Qinghua no iba a vagar sin la protección que ofrecía la presencia de su Señor, asi que comprometió a la ardua tarea de esperar. En todas partes hacía frío; esconderse dentro de la entrada sólo lo hacía un poco mejor porque al menos el viento no le llegaba. Sin embargo, no sabía cuánto tiempo tendría que esperar, y Shang Qinghua terminó meditando en el suelo sólo para seguir generando calor y evitar congelarse.

Fue en este quinto día que Mobei-jun salió de los confines de la residencia para encontrar a Shang Qinghua sentado a la entrada en posición de loto. Nunca antes había visto al inmortal haciendo algo relativamente cercano a la actividad de un cultivador. Sólo podía significar que se estaba preparando contra el frío de su tierra. El demonio de hielo presionó un dedo contra la frente expuesta, haciendo que Shang Qinghua saltara y que sus ojos se abrieran en shock.

No se dio cuenta de que su Señor ya había salido, y de hecho lo despertara golpeandole la frente. Milagrosamente, sin embargo, el frío escalofriante que calaba hasta los huesos parecía haber sido eliminado de su cuerpo, dejándolo ahora ampliamente protegido contra las inclemencias del tiempo. Los instintos de Shang Qinghua le dijeron que no era una mera coincidencia. Agradecido por la pequeña misericordia, el inmortal mostró una sonrisa tímida y dijo :"Gracias, mi Señor". Expresar aprecio hacia las pequeñas misericordias era crucial para asegurar su existencia continua. Mobei-jun miró fijamente durante un rato a la expresión que rara vez se le dirigía, finalmente asintiendo con la cabeza. Solo entonces Shang Qinghua recordó por qué vinieron aquí y miró por encima de su hombro con cierta preocupación. "Mi Señor, ¿su padre ...?"

Cómo Entrenar a tu Shen QingqiuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora