Despertó con una resaca horrible y miró el reloj. Las una del mediodía. Se estiró tranquilamente y pensó en tener un brunch cuando se acordó de la reunión.
Mierda.
Se metió en la ducha corriendo y se enjabono rápidamente, intentando eliminar los restos de alcohol. Y el resto de pecados.
Se puso unos vaqueros que se ajustaban perfectamente a sus caderas y un jersey fino. Al fin y al cabo, la reunión era en su propia casa.
Caminó tranquilo e incluso se pasó por la cocina para coger algo de comer. Solía levantarse con un hambre voraz y dado que no había habido ninguna chica en su cama aquella noche, Derek no había podido hacer su doble desayuno de siempre.
Se encontró con su hermana mayor allí. Scarlett llevaba el pelo castaño claro del mismo tono que el suyo en un semirecogido y una camiseta decorada con perlas en el cuello. Da igual lo que se pusiese, a sus veinticinco años su hermana era icono de estilo de todas las revistas y redes sociales. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue el bizcocho que sacaba del horno y olía deliciosamente.
-Ni lo sueñes, hermanito -cantó dulcemente.
-Estoy en edad de crecer, ¿lo sabías?
Scarlett se rio pero dijo:
-Es para Steffana que vuelve de Milán -sonrió, sus ojos llenos de estrellas-. Hoy hacemos un año y tres días de casadas.
Derek puso los ojos en blanco y aprovechó para acercarse lentamente a su presa.
-¿Aún seguís horrorosamente enamoradas?
-Y cada día más -la muchacha colocó con cuidado el bizcocho sobre el plato-. Algún día tú también lo descubrirás.
Él supo a qué se refería aún sin decirlo, pero simplemente se encogió de hombros.
-Soy muy feliz con la vida que llevo ahora mismo, Scarlett.
-Tengo una amiga...
-Ni lo sueñes, hermanita -en ese momento cogió un trozo de bizcocho y se lo llevó a la boca.
Scarlett protestó y cuando fue hacia él con la espátula, Derek salió corriendo.
-¡Está muy rico, le encantará! -gritó por el pasillo.
La oyó reír y sonrió al pensar que su hermana siempre sería la persona más amable y dulce de su familia.
Dejó de correr y fue hacia el ala de trabajo. Hacía solo unos meses que la construcción de la nueva gran mansión Collingwood había terminado y aunque Derek le había encantado vivir en el edificio, en pleno bullicio de Londres, le encantaba poder disfrutar ahora de más privacidad. Todos juntos vivían allí, por lo que la mansión constaba de suficientes habitaciones, baños y en general todo tipo de lujos para que no se aburrieran.
Además aquellas vistas...Derek nunca lo había dicho en voz alta, pero ver aquellas montañas, la ciudad y el Támesis lleno hasta el borde le había quitado la respiración.
Entró al despacho donde su hermano mayor lo esperaba.
-Llegas tarde.
-Lo bueno se hace esperar -bromeó.
Jack le ofreció una silla y Derek se sentó. Había algo serio en la expresión de su hermano, más serio de lo habitual.
Derek no dijo nada, supuso que cuando Jack le había citado para hablar de algo importante, tendría que ver con negocios.
-¿Ocurre algo? ¿Es esto por el fracaso de la operación comedia?
Una operación que había sido su culpa, en realidad. Derek había actuado sin pensar, como hacía el noventa y nueve por ciento de las veces. Bueno, el cien por ciento.
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Medusa (Collingwoods II)
RomanceEn el amor y en la guerra, todo vale... Derek Collingwood es rebelde, fiestero y todo un rompecorazones. Sin embargo, su burbuja se romperá cuando se vea obligado a casarse para mantener su imperio. Si, como si hubiese salido de un siglo pasado. Y l...