Scarlett y Nicole la esperaban en el interior de la tienda, reservado sólo para los clientes más exclusivos. Amira entró con Jess y Rakim a cada lado, dispuesta a acabar con ello cuanto antes. No le importaba ir alguna que otra vez de compras, aunque no solía seguir la moda tan al detalle como su prima o la hermana mediana de Derek. Y menos para comprar su vestido de novia.
- Ya estáis aquí -exclamó Scarlett contenta y sonrió cuando vio a sus primos-. Hola, soy Scarlett Collingwood, la hermana del prometido de Amira.
El prometido de Amira. Intentó que las palabras no le afectasen.
Nicole se acercó y saludó con la mano, presentándose como una Collingwood más. Alzó el brazo con una botella de vino.
- Tengo el alcohol.
- Creo que podría usar un poco de eso -comentó Rakim y se presentó. A continuación, Jessenia hizo lo mismo.
Entonces, Scarlett elogio el conjunto de Jessenia y ambas empezaron a hablar de la última semana de la moda en Milán. A su vez, Nicole y Rakim se habían sentado ambos con sus copas y charlaban animadamente sobre medicina.
- Me dedico sobretodo a la pediatria. Los niños siempre me han encantado -le decía Rakim.
- Cuando Amira me dijo que iba a ser tu cuñada, aluciné. En Pakistán eres la influencer internacional más famosa.
- ¿Bromeas? Te seguí en Instagram desde que hiciste ese acto público en Berlín y te prohibieron llevar el hijab, y aún así lo llevaste. Era un hijab precioso, por cierto.
Amira puso los ojos en blanco ante la situación. Lo único que le faltaba era que su familia también se mezclase con su peor pesadilla.
- Acabemos con esto -exclamó y los llamó. Cuatro cabezas se volvieron a mirarla-. ¿Queréis que os deje y vengo otro día?
- Oh, claro que no -dijo Scarlett y llamó a la dependienta.
Le trajeron varios vestidos de diferentes cortes y en diferentes tonos. Se subió a la plataforma y se miró en los espejos. Algunos le gustaron, otros no tanto, sin embargo, ninguno parecía ser el ideal, el que ella buscaba.
Tras unos diez vestidos y varias copas, sus acompañantes parecian estar cada uno a lo suyo. Solo Scarlett siguió enseñándole vestidos animada y Amira los siguió rechazando sin apenas mirarla.
- No deberías ser tan borde -le dijo Jessenia cuando Scarlett se fue con otro vestido denegado y arrastrando a Nicole para ayudar a encontrar otro.
- No lo soy -le contestó Amira arreglandose el pelo.
- Solo te digo que por mucho que odies a Derek, su hermana parece tener buenas intenciones.
Amira lo sabía. Había conocido a Scarlett y la muchacha siempre había sido así, alegre y dulce.
- Y yo solo te digo que los acabáis de conocer, y nadie de esa familia se salva.
- Pero hiciste un trato con ellos, no la boda -replicó Jess-, sino antes.
Hablaba de aquella vez hacia dos años cuando había hecho un trato con Lily de quitarse a los McAllister del mapa.
- En ese momento, Lily no era una Collingwood. Ni siquiera sabía si Jack y ella iban en serio.
Jessenia fue a decir algo, pero en ese momento se acercó Scarlett y Nicole con más vestidos. Descartó dos nada más verlos porque buscaba un diseño que tuviese una falda muy amplia.
Entonces vio un vestido sencillo de color champán.
- ¿No es muy simple? -le preguntó Nicole.
Amira no le contestó, sino que se volvió e indicó que se marchase para desnudarse tranquila. Una vez se lo probó, llamó para que le subiesen la cremallera. Rakim apareció al instante. Llevaba otra copa en la mano y parecía contento, aunque esa alegría no llegó a sus ojos.
- ¿Por qué si tanto odias esta boda, no coges un vestido cualquiera y ya? Llevamos casi dos horas.
- Porque el día de mi boda será el acontecimiento del año y quiero estar perfecta -se aliso la falda del vestido mientras se miraba- No, no, perfecta. Quiero estar imponente, poderosa y regia.
Como una reina. Y sobretodo, que el rey la viese y la odiase porque no la podía tener.
Salió entonces y las chicas le dijeron que era muy bonito pero hasta Jessenia comentó que quizás era demasiado básico y anodino.
- ¿Recuerdas las telas de los mercados a los que Farah nos llevaba?
- ¿Quieres decir cuando mi padre se creía que estaba en clase de piano? Claro que sí.
Amira alzó una ceja y entonces Jessenia comprendió.
- Podría funcionar.
- ¿El qué? -preguntó Scarlett mirandolas a ambas.
Pero la muchacha simplemente dijo:
- Ya he encontrado vestido.
Amira llegó a su oficina como otro día cualquiera, intentando ignorar el hecho de que ya se había corrido la voz sobre su relación con Derek y todo el mundo tenía puesto los ojos en ella. Era por eso que se había maquillado con exquisitez, casualmente con su última colección. También para ocultar las ojeras que la acompañaban desde hacía una semana.
Tres días para mi boda.
Se le formó un nudo en el estómago e intentó concentrarse en el trabajo que tenia por delante. Sin embargo, todos sus empleados la miraban con más atención que nunca.
- ¿Pasa algo, Tonya? -le preguntó a la secretaria mientras revisaba su agenda.
La muchacha estaba que brotaba en su asiento y tenía las mejillas sonrosadas.
- Su-su prometido -carraspeo-. Quiero decir, el señor Collingwood está aquí.
Frunció el cejo e intentó no maldecir. ¿Qué hacía Derek allí?
Entró a su despacho y lo vio sentado en su sillón como si fuese el dueño de todo aquello. Su pelo rubio oscuro estaba perfectamente peinado y su traje color champán se amoldaba perfectamente a su figura atlética.
- Es cómodo. Un poco pequeño para mi, debo decir.
- ¿A qué has venido?
- ¿No puedo pasarme a darle una sorpresa a mi querida prometida?
- No me gustan las sorpresas -replicó con sonrisa condescendiente.
Derek se levantó y acarició la madera de su escritorio con un dedo. Amira se quedó mirando el movimiento fijamente.
- Oh, ya sabemos que repeles cualquier cosa que sea remotamente alegre.
Empezó a trazar círculos lentos en el escritorio, trazando la madera antigua y Amira se cruzó de brazos, ignorando sus propios pensamientos.
- Lo dices como si tu mera presencia fuese algo bueno.
- Para muchas personas lo es -Derek sonrió picaramente, siendo el sinvergüenza que solía ser.
Pero a Amira no la podía engañar. No a ella que lo había conocido mejor que nadie. Detrás de aquellas muecas de burlas, se escondia una parte mucho más oscura de Derek. Una que no había visto, o al menos no había experimentado en primera persona.
Una que probablemente conocería en su matrimonio.
Se apartó el pelo, dispuesta a no reflejar ninguna emoción.
- Así que has venido a hablar de ti mismo. Eres tan narcisista, Derek.
Caminó hasta sentarse en su sillón, pero Derek la agarró del brazo y la volvió, pegándole contra él.
- Cuidado -le advirtió. Su rostro carente de bromas o burlas.
Su mano acarició su espalda, envolviendola en un abrazo. Podía oler su colonia.
- No te atrevas a tocarme.
- Tu secretaria y los demás nos están mirando.
Disimuladamente, Amira echó una ojeada. A través de la ventana, vio como Tonya y los otros fingian trabajar mientras lanzaban miradas de cuando en cuando hacía donde estaban. Giró la cabeza para que no la vieran y maldijo.
- Tienes una boca muy sucia -Derek contempló sus labios por más tiempo del necesario.
- Fíjate, es igual que tu mente.
- Gracias.
- No era un cumplido -Amira puso los ojos en blanco.
- Lo sé -su sonrisa desapareció y Derek la acercó aún más, pegando sus labios contra su oído-. Nunca me tomaré nada que venga de ti como algo bueno.
Sus labios se demoraron en su oreja, su aliento la calentaba, y sus brazos la impedían moverse. Sintio el pecho duro de Derek contra el suyo, sus dedos casi acariciando su espalda. Giro la cabeza, sus labios quedándose a centímetros de los de Derek.
- No tengo nada bueno para ti. Nunca lo tendré.
Inclino la cabeza, tentandolo con sus labios. Sintio un cambio en la respiración de Derek, pero entonces este la soltó y se separó.
- Puedes esperar de mi lo mismo. Nos vemos en la boda.
A Amira le embargo una extraña sensación cuando se marchó, dejando la puerta abierta. Carraspeo y miró a su plantilla de empleados, ordenandoles silenciosamente que volviesen al trabajo. Se volvió para su despacho de nuevo cuando oyo una risa conocida.
- Me despisto y se me olvida lo más importante -le decía Derek a su secretaria simpaticamente.
- ¿Qué has olvidado? -miró de nuevo hacia su despacho.
- Esto.
Derek la volvió y la atrajo hacia su pecho, plantando sus labios contra los suyos.
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Medusa (Collingwoods II)
RomanceEn el amor y en la guerra, todo vale... Derek Collingwood es rebelde, fiestero y todo un rompecorazones. Sin embargo, su burbuja se romperá cuando se vea obligado a casarse para mantener su imperio. Si, como si hubiese salido de un siglo pasado. Y l...