Soundtrack peraya.

Siete años más.

Me encontraba encerrado en el baño de la habitación que compartía con mi bello novio. Por primera vez en mi vida me sentía un tanto cohibido con respecto a mi cuerpo, no es que me viera mal, tenía que aceptar que me encontraba en muy buena forma, pero el usar esta prenda me hacía sentir un tanto raro.

El día de hoy es el séptimo aniversario de mi hermosa relación con p'Arthit. Como parte de mi sorpresa compre un jockstrap, la pequeña diferencia en este, es que, por primera vez no es para que lo use mi amado p'arthit, este por primera y espero no última vez, es para mi.

Tenía el tiempo contado, hace 10 minutos Arthit me había mandado un mensaje de que venía camino a casa, me dirigí a paso rápido al baño y tome una ducha extremadamente rápida, tan rápida que inclusive no creo que se pueda llamar ducha, seque mi cuerpo y me eché un poco de la fragancia favorita de Arthit sin importarme que está me pícara la nariz, con notable nerviosismo me metí en el jockstrap, mire el espejo justo en el momento que se abrió la puerta, me moví rápido y salí del cuarto pero mi mala suerte estaba ahí presente y en cuanto Di el primer paso fuera, la puerta se abrió dejándome estático mientras Arthit se quedaba boquiabierto observando mi cuerpo con la vestimenta rara.

Pude sentir mis mejillas arder por el nerviosismo de que a mi novio le pareciera en extremo pervertido como muchas otras cosas anteriores pero en vez de eso simplemente esbozó una sonrisa que internamente me espanto un poco.

A paso lento se comenzó acercar a mi mientras observaba mi cuerpo entero sin perder detalle alguno, al llegar a mi, paso su mano por todo mi abdomen bien definido y se acercó a mi oído mordiendo suavemente el lóbulo de mi oreja, suspire un poco por su repentina acción y deje escapar un jadeó suave.

-La verdad yo también tengo un pequeña sorpresa para ti. - dijo a la vez que lamia mi mejilla, mire desconcertado y di un pequeño salto en mi lugar por la sorpresa de la acción nunca antes echa por Arthit.

Mis manos descendieron por toda su espalda hasta encontrarme con su redondo trasero, lo apreté con vehemencia para satisfacer el deseo salvaje que crecía logaritmicamente en mi interior; Arthit gimió alto al sentir tales caricias desesperadas, pero detuve mis movimientos en seco al sentir una fuerte nalgada que seguró me dejaría una marca morada en la mañana, mordí mi labio inferior y tome a Arthit por el trasero presionando ligeramente hacia arriba logrando así que el subiera sus piernas rodeando mi cintura con sus perfectas piernas; me dirigí a la cama tumbandolo fuertemente subiendo a gatas a el. Con desesperación rompí los botones de su camisa escuchando sus palabras de protesta por romper de esa manera su camisa favorita, simplemente bese sus labios prometiendo comprar una nueva camisa al día siguiente; más tranquilo comencé a besar al rededor de sus rosados pezones viendo Como el doblaba su espalda por el placer inminente, comencé a descender mis besos por su abdomen a la vez que mis traviesas manos retiraban todas sus prendas inferiores, sin detener mis besos llegue a la parte media de su cuerpo y sin duda la mejor parte de todas.

Su pene se encontraba totalmente erecto y se mostraba orgulloso ante mi, pase saliva pesadamente y comencé a lamer suavemente la punta un tanto húmeda por la excitación que Arthit mantenía en su cuerpo, con mi lengua recorrí toda su extensión llegando a sus testículos. Con delicadeza comencé a besar sus testículos sintiendo el temblor en su cuerpo, sonreí un poco por haber logrado mi cometido y tome sus bolas entre mis labios succionando un poco para que entrarán en mi boca y comenzar a masticar un poco con mucho cuidado para no causarle dolor alguno, dentro de mi boca jugaba con mi lengua con ellos y de vez en cuando los sacaba de mi boca con un leve tirón sólo para volver aspirar para dentro, podía sentir sus frenéticos movimientos y escuchaba sus gritos que eran como música para mis oídos en ese momento; en realidad era muy complicado que Arthit se dejara llevar por el placer así que supuse que ese era mi regaló, pero que equivocado estaba. Arthit tomó fuertemente mi cuello halandome hacia arriba para poder juntar nuestros labios en un apasionado beso.