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Como un tonto.

La noche estaba helada, el lugar sumido en un completo silencio. Había una que otra lamparita encendida y se podía escuchar el tic tac del reloj de la sala. Jungkook abrió los ojos, y lo primero que encontró fue a Taehyung frente a él, completamente dormido y desnudo, ambos cubiertos por las sábanas. Sin darse cuenta, sonrió con ternura al encontrar al rubio durmiendo de manera tranquila. Kim estaba usando su brazo como almohada así que tuvo que hacer maniobras perfectas para poder sacarlo de debajo de su cabeza y poder mirar el reloj despertador de su cómoda.

Eran las 2:30 de la madrugada. Se incorporó y caminó hacia el baño para tomar una bata, amarrársela en la cintura y salió de la habitación. Caminó hasta llegar donde las niñas abriendo la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido.

Ambas estaban profundamente dormidas; Misuk acostada sobre un lado y con una mano sujetaba la de Eunyeong que estaba acostada igual que una estrella. Menos mal la cama era grande. Sonrió ante la imagen y salió de nuevo para bajar a la cocina para tomar un vaso de agua, porque se sentía sediento.

Subió de nuevo y tomó del armario un bóxer y dos camisetas, también tomó otro bóxer del rubio y los colocó en la cómoda junto a las camisetas. Se colocó su ropa interior y se adentró de nuevo a la cama buscando el cuerpo del rubio que se pegó a él. Besó su frente, quedándose un rato ahí, y cerró los ojos mientras escuchaba la respiración acompasada del menor.

Qué rápido habían cambiado las cosas; nunca se imaginó que estaría dentro de una relación luego de tanto tiempo, pero era todo lo que pedía: calma, que ambos fuesen maduros en muchos aspectos y demás. Las niñas eran un plus, y le encantaba también que estuviesen en su vida.

No es como si Jungkook hubiese rechazado la idea de tener hijos, simplemente no se veía en ello.

Ahora, él creía que, si alguien decía no querer tener hijos, sea hombre, doncel o mujer, no era ni un pecado. Cada uno tenía sus propias metas y sueños, y cada uno decidía qué hacer con su vida.

Abrazó más el cuerpo del rubio que se quejó levemente, pero sus brazos rodearon su cuello. Suspiró quedándose dormido al instante.

Unas horas más tarde, el rubio abrió los ojos, sintiendo el cuerpo relajado y su mente disipada. Se sentía como drogado y se preguntaba si ese era el efecto de hacer el amor con Jungkook te dejaba.

Y, hablando del rey de Roma, Jungkook seguía dormido y se soltó de él pensando en las niñas. Observó en la cómoda la ropa y se colocó el bóxer para luego olfatear la camiseta del azabache y sonrió antes de colocársela. Miró al mayor y se sintió amado, por primera vez, se inclinó para besar su mejilla y caminó hacia al baño para lavarse la cara encontrándola hinchada, como siempre.

Luego salió del cuarto buscando a sus hijas y ellas seguían dormidas. Suspiró notando que dentro de poco tendrían que levantarse para comenzar el día a día, también se recordó de comprar la pastilla del día después y se puso a divagar.

Un hijo con Jungkook.

No, no estaba bien. La relación recién estaba comenzando, y no sabía si Jungkook deseaba o no tener hijos. Era una decisión que ambos iban a tomar en el futuro si la relación avanzaba y se volvía más estable, fuerte y si se llegaban a casar.

Boda.

Dios, Taehyung había soñado con eso desde que sabía que podía traer hijos al mundo. Adoraba mucho a los niños, había hecho de canguro muchas veces en su pueblo en Daegu, y siempre había soñado con el típico cliché del príncipe azul, unos hijos, su pastelería/panadería, y mascotas. Sí, eso había soñado. Lo malo es que no se dio cuenta que Seongjin actuaba demasiado perfecto frente a él, debió darse cuenta de que los príncipes azules no llegan siempre de esa manera.

Hikimori ❤️ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora