Pasar de agente de la Interpol a la cama del mafioso más buscado no es lo que Baekhyun pensó que sucedería cuando fue a Florencia, mucho menos que terminaría encantado de enredar sus piernas en la cintura del mafioso noche tras noche.
- ¿Estás...
Finalmente llegó el día de la fiesta de disfraces por el cumpleaños de Dante, aunque la gran mayoría de invitados, pocos a decir verdad, eran únicamente del círculo de confianza del mafioso. En la recámara principal se encontraban Chanyeol preparándose para la fiesta, con cierto desagrado pero mucha ilusión por ver a su chico con el traje escogido. Por su lado, el joven espía, aún sin cambiarse, ayudaba a su hijo a vestirse con su traje de pirata.
- ¿Mami, ya me darás mi regalo?
- Aún no cariño, deberás esperar hasta la fiesta.
Y aunque Dante suplicó e hizo mohines para tratar de convencer a su madre, él se mostró renuente y declinó aunque sí le dio una pista de lo que se trataba su regalo: "es algo peludito y pequeño", le dijo y sembró la semilla de la incertidumbre y las ansias en el pequeño. De regreso a la recámara que compartía con su pareja se encontró con una imagen demasiado provocadora. Chanyeol vestía un traje de samurai que incluía la katana sujeta a su cintura, no obstante era, por decirlo menos, bastante revelador pues su torso quedaba casi al descubierto por completo. Aunque si se fijaba bien, el traje era apenas una túnica delgada que llegaba a ser comparada con una sábana.
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- Oh mi Dios –gimió sin querer Baekhyun al verlo.
- Dos podemos jugar el mismo juego, Baekhyun –le dijo con sorna el mafioso acercándose al más bajo.
- Tal vez..., pero al final seré yo quien gane, y tú serás mi premio. –le dijo con sensualidad pasando su mano por el esculpido torso de Chanyeol provocándolo antes de marcharse al cuarto de baño con la bolsa donde se hallaba el traje.
Chanyeol se dispuso a esperar, tomó asiento en la cama esperando que Baekhyun se cambiara, no soportaba las ansias de verlo; no obstante, se tardaba demasiado así que fue con su hijo para entregarle su regalo, se trataba de una nueva consola de juegos por la que su hijo tanto hubo estado rogando meses atrás. Dante no cabía en la felicidad pues su padre además le prometió que jugaría con él en la consola y pasarían más tiempo de calidad. Cuando la fiesta estaba ya por iniciarse, pues los invitados estaban ya en el salón de la casa que estaba iluminado como si fuese el océano y decorativos de piratas como lo pidió Dante, regresó al cuarto donde vio a su pareja parado junto al barandal del balcón vestido como bailarina de danza árabe. El traje le encantó porque dejaba mucho a la vista y mucho más a la imaginación. Con sigilo se acercó y lo abrazó por la espalda depositando un beso en el hombro descubierto de Baekhyun.
- Le pido a Dios que me de fuerzas para no devorar tu cuerpo en este instante pero mi voluntad esta tambaleándose en la cuerda floja.
- Pues deberás mantener ese deseo hasta después de la fiesta a menos que no quieras que baile para ti.
- Estás torturándome –gruñó dando vuelta a Baekhyun, tomó los contornos de su rostro y lo acercó hasta sentir su aliento chocar contra sus labios-. Pero no puedo arriesgarme a no deleitar mis ojos con la visión de ti bailando con este traje.
