14 para ese amor

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Me vestí de cobra siendo liebre,
Para no saltar a lo loco tras tu brillo.
Pretendí amar la carne, pero la miel de tu mirada me desvistió sin bacilar.

Volví a ser liebre al sentir tu sonrisa
golpeando mis sentidos, desde que tus disparejos encantos desordenaron lo que creía del perfume de un corazón.

Así que preferí saltar a tus manos,
dejarme llevar por la frescura de los besos que sonaban más que gritos y menos que susurros.

Decidí saltar y me recibió un beso, uno, que ojalá hubiese sido eterno.

Desde La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora