Me vestí de cobra siendo liebre,
Para no saltar a lo loco tras tu brillo.
Pretendí amar la carne, pero la miel de tu mirada me desvistió sin bacilar.Volví a ser liebre al sentir tu sonrisa
golpeando mis sentidos, desde que tus disparejos encantos desordenaron lo que creía del perfume de un corazón.Así que preferí saltar a tus manos,
dejarme llevar por la frescura de los besos que sonaban más que gritos y menos que susurros.Decidí saltar y me recibió un beso, uno, que ojalá hubiese sido eterno.
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Desde La Luna
PoesíaUn poemario en el que encontrar un pedacito de impotencia con muchos sentimientos encontrados.