Cuando tenía 4 años, mi madre me decía que no debía hablar con extraños, que no me acercara a ellos y que no acepte nada de ellos, lo normal que todo padre y madre les dicen a sus hijos de pequeños.
Para mí no era nada raro, porque sabía que mi mami me quería mucho y solo trataba de protegerme.
Un día, una persona extraña se acercó a mí mientras jugaba en el patio de mi casa; vestía de una forma muy rara, y al verme se acercó de una manera muy silenciosa, como no queriendo que nadie lo escuche. Y entonces me dijo:
-Hola hijo, ¿qué haces aquí tú solo?
-Mi mami me dejo salir a jugar un rato.- Conteste.-¿Te gustaría que jugara contigo? Tengo muchos juguetes en mi camioneta.
Yo recordé lo que mamá me decía y entonces sentí miedo y le dije:
-Mamá me ha dicho que no debo hablar con extraños.
-Y tu madre tiene mucha razón hijo, eres un buen niño, pero yo no soy un extraño, soy amigo de tu mamá y me pidió que te cuidara.Yo me tranquilicé un poco al saber que era un amigo de mamá, pero la razón y, tal vez el poco pero necesario, sentido de supervivencia de un inocente niño, me decían que me alejara de ahí.
El hombre se acercó más y más hasta quedar justo enfrente de mí.
-Ven conmigo hijo, iremos a jugar un rato. - Me dijo aquel extraño mientras estiraba una de sus manos, intentando sujetarme... Entonces grité.
El hombre se abalanzó rápidamente hacia mí, me sujetó fuertemente y gritó por su radio:
-¡¡Tengo al niño!!, repito ¡¡Tengo al niño, vayan por ese bastardo!!
Entonces muchos otros extraños, vestidos igual que el primero entraron a casa de mamá, yo solo podía escuchar sus gritos, diciendo mi nombre.
Otro extraño se acercó a mí y con unas pinzas, cortó la cadena que mamá había puesto en mi pierna para que no saliera a jugar a la calle.
El otro extraño me abrazó fuertemente y me llevó hasta una patrulla diciéndome:
-Tranquilo hijo, ya estas a salvo. Ese hombre malo no te volverá a lastimar.
Mamá siempre quiso protegerme de los extraños, desde aquel día en que llegué a su vida, desde aquel día en que tenía dos años y mamá me robo de la guardería.
Yo no sabía que ese hombre obeso al que llamaba mamá, no era mi mamá. No sabía, que las cosas horribles que me hacía no eran juegos. Yo no sabía… Que mamá era el extraño...