Sombras en la Oscuridad

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--¿No crees que el barman parece raro?

--No, él es así. Además sabe cuando dejar de molestar.

Cler parecía más despierta y lúcida, fresca, un poquito más viva. Mientras Brandon parecía tres años más viejo que cuando paso la puerta del bar.

Después de bailar Cler parecía mucho más contenta y feliz. Brandon la miraba, alegre por haberle dado esa bella sonrisa, pero a la vez curioso. Cler estaba concentrada mirando su copa, sin borrar su sonrisa. Cler sintió la mirada de Brandon y volteo asía él.

--Hace mucho  tiempo que no bailaba así. Me encanta bailar.

--Lo haces muy bien.

--Gracias.

Brandon le había dado un solo sorbo más a su bebida. No se sentía del todo lúcido. Cler lo tomo por la barbilla y le deposito un dulce beso en su mejilla, más cerca de la comisura de los labios que del cachete. 

--No te apagues todavía. La noche no se termina aun. 

--Tranquila, estando con tan bella compañía no me apagaría por nada del mundo. Luchare conmigo mismo si es necesario.

--Eres muy dulce (espero), y tierno. Eso me hcacae acordar a un viejo amigo, ¿sabes? Era un hombre que con su amabilidad y ternura era el hombre más adorable al mundo. Pero terminó como el peor de los demonios de lo más profundo del infierno.

--¿Qué le pasó?

--¿Quieres saber? Es una larga historia.

--La noche no se termina aún.

Cler río y le dio un sorbo más a su copa, sonrió de lado y se acomodo el cabello. Miro al otro lado, dándole la espalda a Brandon y disfrutando más el lindo sabor que le regalaba ese delicioso vino. Saco sus colmillos en su totalidad y los acarició con su lengua. Tendrían que esperar otro poco. No estaba listo. Lo miró a los ojos y vio cómo Brandon se perdía poco a poco en sus ojos. Parpadeo para que se despejara y empezó a contar su historia.

-- Se llamaba Tadeo. Era el hombre más adorable del mundo. La persona más amable y compañera, ayudaba a todos aunque no los conociera. Iba por la vida con una sonrisa en su rostro. Un día intentó ayudar a la peor de las víboras que existen, una bruja sin corazón. Pero él no lo sabía, claro, aunque si hubiera sabido no la dejaría de ayudar. La solución que encontró fue sacarla de donde estaba y llevarla con él. Ella vio los lujos y beneficios que podía conseguir estando con él, así que intento enamorarlo. Lo esperaba con la comida lista, la favorita de Teo, la casa limpia y un postre especial que hacía que le diera sueño. Siempre que podía lo abrazaba, lo besaba y le agradecía por lo que había hecho por ella. Luego le decía que lo amaba; eso hizo que de a poco ella fuera entrando o en su corazón. Pasaban tardes hablando. Ella era inteligente, y sacaba temas que sabía a él le interesaba, le hacía creer que ella era perfecta para él. Era muy inteligente y lo uso a su favor. El se enamoro de ella, claro que lo hizo. Luego ella intentó seducirlo, ya sabes, se vestía provocativa, se le acercaba mucho, y se agachaba para darle mejor vista de su trasero o su escote; pero él intentaba evitar esas cosa,corría la mirada o decía que tenía que ir a algún lugar. Sí la miraba cada tanto, sin darse cuenta, y trataba de que fuera cuando ella no lo podía ver. Aveces se sorprendía pensando en ella de otra forma y se apenaba. Era un pan de Dios.

--En la actualidad esos hombres casi no existen. Cualquiera se hubiera aprovechado de esa situación, incluyéndome.

--Claro. Los hombres solo piensan en sus placeres, Teo también, pero podía controlarse, sus pensamientos e impulsos. Pero hubo una noche en la que ella lo despertó, llevaba su mejor lencería bajo un camisón de una tela totalmente transparente. El se despertó sobresaltado, ella nunca antes lo había despertado, ni siquiera en la siesta, si necesitaba algo esperaba que se despertara "¿Estas bien te paso algo?", estaba nervioso. "Tuve una horrible pesadilla, ¿Puedo dormir contigo?" el asintió y ella rodeó la cama, como si ya lo hubiera hecho, todos los días. Se acomodó en su pecho y lo abrazo con su pierna, sabes donde la ubica, ¿no? Tuvo miedo que su imaginación se volara sin poder controlarla. Y lo hizo. Ella fingía estar dormida y él así lo creía. Intentó acomodarse de modo que ella no pudiera sentir a su querido amigo. Su escote ocultándole lo menos posible y su pierna sobre las mantas, terminando en esos muslos que tanto había querido sentir. Ella se acomodó de nuevo, pero esta vez sobre él. Eso lo puso más nervioso, no sabia que hacer. Ella se acomodo muy sobre su entrepierna, y se removía. Lo estaba volviendo loco, quería que no parara, quería continuar, que ella despertara y cumplir sus fantasías. Pero su pureza la quitó de encima suyo despacio y se fue al baño. Se mojo mucho la cara, se tranquilizó, y pensó qué hacer. En ese momento ella golpeó la puerta y él la escuchó sollozar. Abrió rápido y la abrazo. "¿Que sucede?, aquí estoy, tranquila.", ella solo sollozaba, sin lágrimas, o no muchas. "Desperté y no estabas, me asuste, creí que me abandonarías" era toda una actriz la chica, de eso no hay dudas, y él era tan puro e inocente que se creyó todo. La llevó a la cama en sus brazos y se acostó a su lado. Ella lo abrazaba por el cuello y lo besaba, la frente, sus pómulos, las mejillas, llegando a la comisura de los labios, pero sin avanzar de eso. En el momento en el que ella paró él le beso la frente y sus dos mejilla, luego la recostó en su pecho, quitándole la pierna de su pelvis cada vez que la colocaba allí, por ahora se estaba controlado, pero no sabía hasta cuando, la imagen de ella, provocativa y el recuerdo de tenerla sobre él moviéndose no lo ayudaban. Luego ella volvió con los besos y se quiso poner sobre él, pero se movió de forma que no pudiera. Los besos siguieron, y no pudo controlar más su instinto. Ella lo sintió pero no tanto, se pegó más a él, pero la sacó con cuidado. Luego ella empezó a susurrarle que lo amaba entre cada beso, eso hizo creerle que ella solo quería tenerlo cerca porque lo amaba, realmente lo amaba. Pobrecito, ¿no cree?. Él también lo hacía, pero eso no le parecía correcto, era mucho y no estaba listo, ni siquiera le había tomado la mano antes. Ese último pensamiento le pareció estúpido. Entre besos y te amos decidió hacer lo que sintiera, se sentía en pura intimidad con ella. Ella era la única que lo conocía más que a nadie, la mujer que amaba, ¿porque no decírselo? Lo hizo, "te amo" le susurro, ella paró en ese mismo momento, lo miro, no se lo esperaba. Sonrió enormemente, ya tenía lo que quería. Los besos en el rostro aceleraron, y sin darse cuenta uno fue a parar en sus labios. Teo quedó perplejo, ella asustada. El la tomo por la nuca, despacio, como si se fuera a romperla y la beso. El beso fue suave y torpe, estaba nervioso y sus emociones estaban a mil por hora. Ella tomó eso como un pase a poder hacer lo que quisiera, y lo abrazo con las piernas, lo beso aun mas y él la abrazo por la cintura, ella se le subió y entonces la frenó. "¿Que paso?" le había vuelto el miedo a la chica, creyó que quizás era muy rápido para el. "¿Crees que esto es necesario?, digo, eres hermosa pero es mucho para una noche. Quizá debamos esperar" Ella fingió llorar nuevamente. "No te parezco atractiva ¿verdad?, ni siquiera puedo provocarte, soy horrenda. De seguro querrás a alguna otra" Teo creyó que estaba sufriendo por su autoestima y que por eso hacía todo. "¿Estás segura de que esto es lo que quieres?", "claro", suspiro,  estaba nervioso, no sabía si era lo correcto, pero quería hacerla feliz. "Esta bien, pero no quiero que esto cambie para mal nada, quiero tu felicidad, quiero que sepas que te amo, aunque este acto no confirma ni niega nada." Ella estaba alegre. Se tiró a sus brazos y la pasión entre ellos se desató.

Amigos imaginariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora