Cadáveres en el bosque

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Después de comer y quedar satisfechos Brandon contempló su derredor con más detenimiento, como si le prestra atención por primera vez desde que había entrado al bar. Miro con detenimiento y se sorprendió de la cantidad de niñas que habían en el lugar. Así como parecía que aquellas mujeres se habían convertido en aquellas niñas, qué ya no sonreían, ocultando su tristeza en sus ojos. Muchas con hombres que las tocaban o las tenían en sus piernas. Ellas parecían odiar estar ahí, como si las obligaran a estar donde estaban. Entre ellas había una jovencita, no pasaba de catorce o quince años. Era muy bonita, pero parecía destrozada y deprimida. Cler noto que Brandon estaba concentrado en algo, siguió su mirada y vio a la joven.

--Por unas monedas la tienes como quieres.- reprochó con un tono celoso.

--¿De qué hablas?

--La chica.

--Claro que no, ¿me ves cara de pedofilo?

--Todos los hombres tienen algún fetiche. Y a todos les gusta la carne joven.

--Soy incapaz de tocar a una niña.

--¿Y si ella así lo quisiera?

--Ni así. Son niñas, no tendrían que estar aquí.

--No tienen otra opción.

--¿Porque?

--Escapan de algo que no puede llegar a aquí, no tienen otro lugar o tienen que pagar algo grande a alguien.

--Pobres niñas, tendrían que estar estudiando o jugando con sus amigas, hablando de cosas o conociendo a su primer amor. Son muy pequeñas para tener alguno de esos problemas.

--Eres muy sensible. ¿Las piensas rescatar?, ¿vas a hacer algo por ellas?

Brandon pensó, no las podría llevar a su casa, su mujer lo echaria con las chicas incluidas, y les haria pasar un mal rato. No las podía llevar con la policía, de seguro sería el principal sospechoso, y ellos no eran muy resolutivos con esos temas. Ni siquiera sabía cómo podría llevárselas a de aquel lugar. No, no podría ayudarlas.

--No, no puedo. Pero quizá hable con alguien sobre esto, alguien de la ley encargado de niños.

--No harás nada, así que mejor no hables, no te metas, no es tu problema.

--¿Porque eres así? Si tu fueras ellas, ¿no querrías que alguien quisiera ayudarte a salir de aquí?

--No, se que es imposible, peligroso y todo lo que esté fuera de este bar peor que estar en él. Pueden llegar a hacerle cosas muy malas por involucrarse en algo de eso. Ellas lo sabes. Pero no te preocupes, ellos no les pueden hacer nada más que tocar, y sobre la ropa de las caderas para abajo hasta las rodillas. Si, están protegidas, pero están aquí para atraer a los clientes.

--Pero eso también cuenta como abuso.

--Pero no puedes hacer nada al respecto, ni tu, ni yo, ni ellas mismas, nadie puede hacer nada. Aquí hacen lo que se les diga y punto, sin preguntas ni quejas.

Brandon decidió dejar el tema ahí, no necesitaba problemas, ella tenía razón, pero las niñas le habían roto el corazón. Pensó que si algún día llegaba a tener una hija la cuidaría como su tesoro más preciado e intentaría ganar su confianza para poder estar al tanto de todo lo que le pasara y tratar de ayudarla.

Con Mary habían intentado tener hijos, pero no pudieron, después de intentarlo varias veces Mary fue al médico, era estéril. Brandon solo la consoló, pero en el fondo el sabia bien que si fuera al revés ella le echaría la culpa de no poder ser padres. Siempre estuvo la idea de adoptar. Una sola vez se lo comento pero ella pegó el grito al cielo. Ella por nada en el mundo criaría a un niño que de seguro sus padres fueron unos drogadictos violentos, que al crecer terminarían igual que ellos. No le dijo más nada, era una mujer cerrada, de ideas estúpidas.

Amigos imaginariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora