Venganza de la inocencia I

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Cler parecía un poco molesta, por la terquedad de Brandon, claro. El se quería mostrar escéptico ante las historias de Cler, aunque éstas lo estuvieran comiendo desde adentro de a poco. El miedo era inevitable, pero Brandon se quería mostrar fuerte, solo eran historias, aunque las que presentaban cosas extrañas, oscuras le causaba un sentimiento extraño. Aún así él seguía allí sentado, compartiendo unas copas con Cler, en la misma mesa, en el mismo bar, en la misma inusual ciudad. 

Brandon sintió que de a poco iba cambiando algo en él, que perdía de a poco su ventaja de extranjero, se disipaba y se iba tornando parte del lugar, otra flor en un florero más de una mesa más de ese penumbroso bar. De repente las cortinas que decoraban los lados de la mesa la rodearon y las velas se apagaron. Brandon se pegó al respaldo de su silla asustado, y esta vez no lo podía ocultar. Cler rió, empezó como una pequeña risita que acabó en una macabra carcajada.

--¿Qué pasa Brandon?, ¿Tienes miedo?. 

Se notaba la burla en la voz de Cler, y la vela se volvió a prender mágicamente.

El rostro de Cler se notaba mas pálido, a pesar de la cálida luz de la vela. Brandon intentó calmarse, en vano. estaba nervioso, no podía explicar lo que estaba pasando. Cler encendió un cigarrillo,y al hacerlo su cara se iluminó, mostrándola con extrañas vetas negras, como venas, como sangre podrida que aun corría por esas venas. Los labios se habían tornado de un particular y conocido color morado, no era la primera vez que Brandon veía a una persona con los labios así, pero si la primera vez que veía a una persona viva con los labios así. En un leve parpadeo Brandon se dio cuenta que la piel del resto del cuerpo de Cler tenía las mismas marcas. El cabello de la mujer se había tornado en partes de un color plata, y en otras mantenía el bello color cobrizo. Los ojos de Cler se habían tornado completamente grises, como los de un ciego, solo que los de ella reflejaban un gran vacío, como si la mitad de su alma resguardara en otra parte, quizá dentro de sí misma. 

--Pensé que quizá querrias verme con mi verdadera apariencia, sin maquillaje , sin un disfraz.

-- ¿Qué eres?-- pregunto Brandon asustado.

-- Tu nueva dueña, o quizá tu cazadora. Todo depende de ti.

Brandon cerró los ojos y deseó que todo fuera mentira, solo una broma de su imaginación. deseó estar soñando y despertar junto a Mary. 

-- Ahora piensas en ella cuando llegaste aquí deseando que muriera en tu ausencia. 

Su desorientación ahora era mayor. Iba, volvía, perdiéndose en su propia mente. ¿Era eso real? parpadeó nuevamente esperando que todo desapareciera. Se sintió mareado, y aun mas debil. Sus sentidos estaban alucinando. sentía calor, y frío a la vez. Escuchaba una tormenta, escuchaba gritos, y al abrir los ojos la cosa empeoró, desatando la ansiedad en Brandon.

Las paredes escurrían sangre, y el florero, ese maldito florero; se movía de una forma muy extraña, parecía latir, pero era un latido agonizante, y la flor del jarrón se inflaba y desinflaba acompañando el latido extraño del jarrón, y desde su interior miraba con mil diminutos ojos al aterrado hombre. El suelo parecía haberse convertido en un extraño y viscoso líquido negro, un negro que absorbía por completo cualquier destello de luz que se posara sobre el. Este líquido parecía tener unos tentáculos que estaban subiendo de apoco por los pies y piernas de Brandon, esperando absorberlo, devorarlo. Y se percató de su asiento, y se sintió inmundo. Su asiento se había tornado húmedo y cálido, y un repugnante olor a putrefacción inundó el lugar. Tenía a sus lados del asiento como dos posabrazos un par de colmillos enormes y muy filosos. Estaba sentado en una boca. Miro hacia arriba y se encontró el techo inundado de ojos que lo miraban atentos, fijamente, esperando algo. Y frente de él estaba sentada tranquilamente Cler, disfrutando de su cigarrillo. 

Amigos imaginariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora