Verdades

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La puerta de aquel baño se abrió, dándole salida a Cler, dejando atrás lo que habían parecido solo segundos desde que habia entrado, aunque no fue ella la que entró, o no en posesión,  saliendo de allí como si acabara entrado. Se acomodó su falda, y deslizó su lengua anormalmente larga por su barbilla, de donde caía una gota de sangre. Cerro los ojos disfrutando de ese sabor que pocos tenían, esa mente y esa lujuria que la rejuveneció nuevamente. Su entrada había terminado, ahora tenía que ir por el plato fuerte, dejando el delicioso postre para el final. Volvió a inspeccionar su ropa y caminó por el pasillo, como si nada. Su imagen era lo más importante, era como la miel para los osos, y esos osos su comida, además de diversión y la diversión siempre era bienvenida, después de todo había estado tranquila mucho tiempo. Ahora tenía energías para seguir jugando, y esta vez no dejaría que nadie la intimidara.

Diana iba a ser suya, iba a poseerla, y mataría a Mary si fuera necesario, incluso sacrificaría todo su trabajo con Brandon de ser necesario, pero antes intentaría otra cosa, sería el camino fácil, pero debía pensar bien las cosas, y ser más precavida. Toda esa energía no venía sola, no solo es deliciosa y la ayudaría a alcanzar nuevamente un mayor nivel, sino superaría al anterior. Pero debía jugar bien sus cartas, Diana no solo era desafiante, tenía coraje, valentía y estaba protegida. Pero si todo marchaba bien, podría llegar a ella, y a lo que tanto la llamaba.

Mary había caído rendida en los brazos de Brandon, toda la adrenalina que había sentido en su momento había bajado en cuanto lo vio, dentro de todo, bien. Había llorado y gastado tanta energía que ya no le quedaba nada. Se merecía ese descanso después de todo. Diana luchaba por no caer junto a ella, pero sabía que eso sería un gran error. De momento debía seguir atenta y en guardia, algo en aquella desagradable "enfermera" le había alterado los nervios. Algo con ella andaba mal, y no dejaría a su familia a la deriva, iba a cuidarlos pase lo que pase. La televisión la ayudaba a mantenerse despierta, pero cada vez le costaba más. Trato de despejarse examinando la habitación, los artefactos médicos, ver que Mary y Brandon estuvieran bien. Se paro y recorrió la habitación. Era más grande de lo normal, sobre todo en ese hospital, que no era tan grande como el hospital central, pero sus médicos se graduaban con honores, lo que significaba que sabían de más lo que hacían. Le pareció extraño que a un hombre sin identificar lo hubieran puesto en aquella habitación, tan particular e individual. Normalmente se pagaba un poco más por una así.

Se asomó al pasillo, en busca de un médico y una enfermera real, ya había pasado un tiempo desde que nadie iba a chequear que todo estuviera bien. Esa habitación parecía ser la única ocupada en el piso. En las otras habitaciones no había ruidos, ni luces. La recepción frente a las escaleras estaba vacía, no había ni una enfermera de turno cuidando o alerta a sus necesidades, tal vez realmente eran los únicos ocupando aquel piso, y las enfermeras se habían olvidado de ellos. Le pareció alarmante, pero en el fondo sabía que no era posible, era un hospital privado. Miró primero hacia su derecha, y vio un solitario pasillo, hacia la izquierda, lo mismo. Volvió a mirar hacia la derecha y se sobresalto. Cler estaba parada en medio, como si hubiera aparecido en un parpadeo. Diana no pudo evitar asustarse un poco, pero se recompuso, y cerró la puerta de la habitación de Brandon. Si necesitaban un médico ella llamaría a uno. No quería a esa bruja en el mismo cuarto que Brandon y Mary, menos si estaban dormidos. Pero no pudo evitar estar atenta y sobresaltada. Desconfiaba mucho de Cler, pero no sólo por lo que veía, también por lo que sentía. El miedo siempre estaba presente por más que lo tratarán de disimular, o si el odio o la ira lo equiparaba. Los cabellos de su nuca se erizaban en presencia de esa, esa cosa. Con los nervios a medio controlar no sacaba la mirada de la perilla de la puerta que daba al pasillo, lo único que los separa de aquella bruja, que quien sabe que era lo que quería.

De pronto los cortos cabellos de su nuca empezaron a erizarse, su cuerpo se tenciono, y su corazón palpitaba más rápido. Presentía que algo malo estaría por pasar, algo aterrador, que los pondría en riesgo a los tres. La perilla... estaba concentrada en la perilla, sabiendo que en cualquier momento se movería, estaba trancada, pero ella sabía que eso no sería un obstáculo para esa maldita perra, y eso cada vez la asustaba más. Faltaba poco, lo sabía. Inconscientemente había enterrado las uñas en los posabrazos, y su cuerpo estaba inclinado hacia delante, como si se preparara para saltar, para atacar y morder. Uno, dos tres... Un sonido estridente la sobresalto sacándola de sus pensamientos, de sus instintos. La puerta estaba cerrada, miró la habitación, buscando desesperada de donde provenía ese sonido, alterada, con el corazón acelerado y la adrenalina en sus venas, hasta que se percató de la luz proveniente de su cartera, y se alivio, un poco. Sacó su teléfono, y vio la llamada entrante de su padre.

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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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