Capítulo 2

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Todo Corresponde a su respectiva autora. No busco ninguna ganancia, sólo saciar las ideas de mi cerebro.

Capítulo 2

TRXHG

El suave movimiento de caderas lo tenía completamente hipnotizado, la chica se movió con plena confianza alrededor de la cocina y lo único que él podría hacer era contemplarla sin vergüenza alguna. En algún momento de la tarde del día anterior la chica había logrado convencerlo de que pasara la noche en su departamento, alegando que las calles serian peligrosas una vez entrara la noche. Él simplemente no le pudo decir que no a esos enormes ojos dorados.

Cuando se levantó esa mañana por un momento no supo donde se encontraba, los rayos del sol golpeaban su rostro y el mal humor ya estaba empezando a nacer en su cuerpo, fue en ese momento en el que escucho la voz de Hermione llamándolo para que desayunaran. Mágicamente toda tensión y enojo desapareció al instante.

Ahora se encontraba sentado en la mesa de la cocina esperando a que la chica le sirviera. Nunca había vivido una escena de tal índole, comúnmente cuando el bajaba a tomar algún alimento este ya se encontraba servido. Observar el proceso era simplemente... interesante. Aunque una parte de él le aseguraba que lo único que lo hacía interesante era la mujer frente a él. Lo más probable es que si un elfo domestico tomara su lugar el encanto terminaría.

-Aquí tienes Thomas-. El delicioso aroma de comida recién hecha llego a sus fosas nasales dandole placenteros escalofríos. Hermione le sonreía mientras tomaba asiento frente a él- Creo que deberías quedarte hasta que tus heridas sanen, las calles no volverán a ser segura hasta que el peligro sea exterminado-. La pesadez en la voz de la chica lo descolocó por un momento, por alguna extraña razón no deseaba que se sintiera de aquella manera y luego rápidamente recordó que él era el causante de que la gente ya no pudiera salir tranquilamente a la calle. No pudo evitar sonreír ante ese hecho.

-No deseo causarte molestia alguna-. Sabía perfectamente que debía de regresar a su mansión para seguir con los planes que había dejado olvidados cuando decidió realizar el hechizo rejuvenecedor en su persona. Aun así deseaba que la chica insistiera en que se quedara. Ella era todo un enigma y él estaba dispuesto a resolverlo.

-No lo es-. Cada maldita sonrisa se tatuaba en su mente. Se atrevía a decir que se volvería un adicto a ellas y agradecía ser el único que podía apreciarlas. Con una pequeña sonrisa, sólo dirigida a ella, le dio las gracias por su hospitalidad.

Aquella tarde tuvo un antes y un después en la vida de Tom Riddle. Por primera vez pudo experimentar lo que era que alguien se preocupara por ti sin buscar algún beneficio. Hermione era alguien completamente nuevo en su vida. La escucho hablar de su vida, sus recuerdos del colegio y la manera en que en el presente trataba de llevar una vida de la más normal a pesar de formar parte del grupo de defensa ante el señor oscuro. Tom no supo cómo tomar aquello, al parecer aquella muchacha iba en contra de sus ideas, a una conclusión así ya había llegado después de resguardarlo en su departamento ante futuros peligros. Ya encontraría la forma de cambiar aquello.

Cada gesto que ella tenía para él sólo hacía que su esencia se incrustara más en su piel. No podía dejar de mirarla. Cada movimiento le fascinaba. Cada mirada le atrapaba. Cada sonrisa le llamaba a sucumbir ante ella.

TRXHG

-Diablos-. En los dos días que llevaba en el departamento nunca la había escuchado maldecir. La encontró en la cocina tratando de alcanzar quién sabe qué del fondo de la alacena. Sin pensarlo mucho Tom se posicionó detrás de ella, el olor a manzana inundo su nariz y no pudo evitar enterrar un poco su cara en los risos de la castaña. Hermione, algo intimidada y ruborizada por la acción de Thomas, sólo pudo quedarse quieta a la espera de primer movimiento. Grande fue su sorpresa al sentirlo separarse de ella con el frasco de mermelada en sus manos. Tal vez había interpretado mal todo.- Gracias-. Le dijo con una sonrisa que rápidamente fue contestada por el joven.

La noche había caído y él simplemente podía observarla dormir. No quería desperdiciar horas en inútil sueño cuando podía pasar tiempo con ella. Había descubierto que podía pasar horas mirándola sin importarle lo que pasara a su alrededor. Cada que ella se ausentaba su humor empezaba a tornarse oscuro y las ansias por saber quiénes eran los desgraciados que tenían contacto con ella aumentaban. Sin que él lo supiera estaba empezando a tener una dependencia de la castaña.

-Bien, es hora-. A pesar de que su cuerpo le demandaba quedarse junto a ella, su mente sabía que debía cumplir con otros menesteres antes de poder estar con ella. Porque sí, había llegado a la conclusión de que nunca más encontraría a una persona como lo era Hermione Granger por lo tanto debía de ser suya.

Con un tierno beso en los labios dejo a la chica en la penumbra de su habitación, en su mesa de noche había dejado una pequeña nota informándole de su partida pero que en unos días volvería. Sí, volvería por ella y se la llevaría a un lugar donde sólo el pudiera mirarla, donde sólo él fuera testigo de su persona. La proclamaría como su reina. La única.

Ahora debía ordenar todos sus pendientes y por fin poner punto final a la inútil lucha que mantenía con el viejo defensor de la luz. Con su núcleo mágico completamente fortalecido no habría nada ni nadie que pudiera detenerlo. Era el momento de que todo mundo se enterara de lo que Lord Voldemort era capaz de hacer.

TRXHG

Nana ;)

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