>capítulo siete<

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—Sí, me gusta. Pienso que es, hermosa, inteligente, genial. Aquel día que fui con ella por un helado, la pasamos genial. Ella es genial. - Louis había esbozado una sonrisa nerviosa, qué por primera vez desde que le conocía le había visto.

Yes. - levanté mis brazos hacia el cielo - ¡Me alegra saberlo! - me levanté de la silla y corrí a su lado y lo abracé. - Adoro que te guste Lina.

—¿No se lo dirás, cierto? Lo has jurado.

—Uh - me senté - sí, no le diré.

Me sentí mal, por no poder decirle a Lina, porque no lo haría, se lo había jurado a Louis. Pero si les ayudaría, ellos merecían estar unidos, ahora que gustan el uno del otro.

Revisé la hora de mi reloj, cuando terminamos de comer —¡Louis, son las 8.51! ¡Me examen es a las 9.00!

—Por Dios, ¿Por qué no hablaste antes? - Louis se levantó de su silla y la juntó a la mesa.

Salimos de Lex, y subimos a su auto. Louis arrancó de inmediato y salió del parking en direccion a Oxford.

Los nueves semáforos que nos separaban de Oxford, estuvieron en el color verde cuando los atravesamos, eso hizo que llegaramos en cinco minutos a la Universidad. Cuando aparcó junto a la entrada, yo me quité el cinturon.

—Nos vemos luego. Deseame suerte. - le dije, tomé mi bolso y salí del auto.

Él bajó las ventanillas y gritó:—¡Suerte!

Troté por los pasillos hasta el aula de Matemáticas. Entre y por suerte, el profesor aún no había entrado.

Tomé mi lugar y tomé mi lapiz entre mis dedos. Las manos me temblaban, así que las tomé una con la otra. El resto de la clase estab igual, veían sus libros para que no se le olvidara nada, pero yo no podía hacerlo, porque los había dejado en el auto de Louis.

El profesor entró cuando el reloj, dió exactamente, las 9.00. Nos miró a todos y comenzó a escribir las reglas de la prueba en la pizarra.

Luego nos entregó las hoja de la prueba, boca abajo y finalmente dijo:

—Bueno. No hagan trampa porque lo sabré. Eso es para preparatoria. Toménse su tiempo y mucha suerte. Puede girar la hoja.

La clase constaba de tres horas, y teníamos solo una hora para terminar el examen. La dos restantes el profesor revisaría los examenes. Yo fui una de las pocas personas que entregó cuando el profesor dijo "Detengan sus lápices", había logrado terminarlo, pero estaba nerviosa.

Cuando el profesor los terminó de corregir, dijo nombre por nombre, las calificaciones.

—Primero diré, la mejor calificación - arregló sus lentes redondos y leyó - Anderson, Jefrey, obtuviste 99.8 puntos.

Todos comenzaron a murmurar, era un número muy alto. A base de 100, era demasiado. El profesor siguió enlistando los nombres, y cuando ya habían pasado 33 personas, me llamó a mi.

—Cummings, Chloë, obtuviste 49.3. Reprobada. - las palabras del profesor retumbaron en mi cabeza.

Me maldije por dentro, al mismo tiempo que maldecia a Louis, él me había mandado a relajarme, y no debí.

—Fuiste la peor calificación - dijo el profesor y eso clavó una estaca en mi corazón.

Si esperar más, tomé la hoja de la mano del profesor y salí del aula. Me cara ardía, y me cansé en segundos. Entré al baño de damas y me acequé a lavabo.

¿Puedo llamarle &quot;amor&quot;? » Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora