>capítulo cuatro<

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—Te diré solo si tú me respondes algo - le dije luego de pensar unos segundos qué respondería

—¿Condiciones? Hm, me agradas. Bueno, tu dirás, ¿qué quieres saber?

—¿Qué piensas de Lina? - pregunté

—¿Lina Hawthorne? ¿Qué hay con ella? - cambió de postura y se sentó más derecho.

—No lo sé. Simplemente quiero saber, ¿qué piensas de ella?

—Bueno, es una chica linda... - se encogió de hombros.

—¿Solo eso?

—Pues, si... creo.

—Vamos, debes pensar algo más de ella. Ella tiene tiempo aquí, al igual qué tu.

—Si. Ambos tenemos el mismo tiempo, más o menos. Y bueno, es linda, atenta y amable. Sé que estudia Leyes. Y qué le va muy bien. Y le queda muy bien el verde.

—¡Guau! Pero sabes mas de lo que deberías.

—¿Querías saber no? - cuestionó

—Muy bien - levanté mis manos.

—Ahora, tu. ¿Qué piensas de Niall?

—¿De quién? - me hice qué no sabía.

—¡No me trates de loco! ¡O no te hagas la loca! - reí

—Bien, bien. ¿Qué pienso? Bueno, no lo se. Qué es una clase de idiota. ¿Me agrada? Por el momento no.

—Hm, ya. - asintió y terminó de comer su helado.

—¿Para qué querías saberlo? ¿Él te ha enviado?

—¿No le dirás a nadie? - asentí - Prometelo.

—Muy bien, lo prometo.

—Sí. Me ha mandado a preguntarte. Pero no te enojes, qué por eso te invité, me ha gustado comer contigo.

—Tranquilo. Y es un idiota, en lugar de tratarme bien, manda al mejor amigo. ¡Patético! - exclamé - Y gracias, también me la he pasado genial.

—¿Quieres irte ya? - asentí.

Louis pagó la cuenta del restaurant. Ofrecí a pagar mi parte pero él se negó y pagó todo. Luego salimos del restaurant y subimos a su super auto. Me puse el cinturon de seguridad, y él hizo lo mismo.

—¿Dónde has conseguido este auto? - le pregunté cuando nos detuvimos en un semáforo.

—Bueno, trabajo muy duro - él sonrió mirándome un segundo.

Reí entre dientes —No te creo.

—Creéme. Es cierto.

—¿Y de qué trabajas? ¿Traficas drogas en el campus?

—No. Entradas.

—¿Entradas? - pregunté

—Empecé, hace unos años. Niall, apenas entramos fue el mejor de la clase, y pues como era mi compañero de cuarto y todas las chicas lo querían y él quería a todas - giré mis ojos - ofrecía entradas para estar dos minutos con él, en la habitación. Los besaban y luego se iban.

—¿Cobrabas? ¿Él era parte de todo?

—Ajá. Le decía que cobraba 30 libras, y le daba 15. Pero en realidad cobraba 50 libras, por los dos minutos. Y pues, cuando Niall descubrió que no le pagaba lo suficiente, no lo quiso hacer más. Y comencé a vender entradas para conciertos exclusivos de una banda que hay en el campus; 150 libras.

¿Puedo llamarle &quot;amor&quot;? » Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora