>capítulo uno<

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Me desperté gracias a la alarma de mi celular, la había puesto a las 8.30 porque tenía que irme a la Universidad. Hoy no tenía clases pero no quería irme tarde, para no estar hasta tarde arreglando el lugar en dónde viviría.

Salí de mi habitación y me dirigí al baño, entré y cerré la puerta, pasándole el seguro. Hice mis necesidades fisiológicas, y antes de entrar a la ducha, me miré en el espejo.

—¡¿Pero qué caraj...?! - me pregunté a mi misma al verme en el espejo, y notar que de la noche a la mañana me había salido un barro en el rostro, en la frente. - ¡Que buena manera de llegar por primera vez a la Universidad! - me animé con un tono sarcástico.

Entré en la ducha. Cada cinco segundos tocaba mi frente y maldecía, ¿por qué tenían que existir los granos/barros?

Cerré el agua, y tanteé fuera de la ducha, para encontrar la toalla, y no estaba, la había olvidado en mi closet. Salí de la ducha y pensé en que hacer. No podía quedarme mucho rato dentro del baño, tenía que irme a Oxford y era como minimo, 2 horas de camino. Al final, me convencí de salir del cuarto de baño, caminaría tan rápido qué tal vez, nadie de mi familia me vería desnuda.

Salí del cuarto de baño con las manos en mis pechos, pero justo en la puerta de mi habitación, caí al suelo. Eso provocó que uno de mis primos, de 7 años, saliera de la habitación de huéspedes y me viera. Me levanté y entré a mi habitación antes de que me pudiera ver más. Odiaba que mis padres les encantaran las visitas, todo se complicaba porque mi casa se encontraba llena de mis cinco primos, y dos primas. Mi tío y su esposa. Mis padres, claro está y mi hermano.

Ya en la seguridad de mi habitación, tomé una toalla del closet y me sequé el cuerpo. Me puse mi ropa interior y una toalla en el cabello. Y abrí mi closet para decidir qué ponerme. Me puse una falda floreada, que llegaba hasta la cintura, con una camisa rosada pastel y unas sandalias bajas. Solo me puse labial rosa en los labios y me puse mis lentes de sol en la cabeza. Luego salí con todo mi equipaje, de mi habitación.

En el comerdor de mi casa, estaba toda la familia. Desayunando.

—Buenos días - me dirigí a todos y luego caminé hasta la cocina en lugar de sentarme en el comedor con todos.

—¿No vas a comer, hija? - preguntó mi madre desde el comedor.

—No - le respondí. Negué con la cabeza aunque ella no pudo verme. - tomaré jugo y luego me iré.

Tomé un vaso de cristal y caminé de vuelta al comedor, dónde estaban todas las bebidas.

—¿Hay jugo de manzana? - le pregunté a mi mamá

—Si, cariño - mi padre respondió por ella. Él tomó el cartón de jugo, pero mi tía se lo arrebató.

—No, no puedes tomarte el jugo de manzana. - dijo mi tía

—¿Por qué no? - le pregunté, subiendo un ceja.

—Porque Michael, no le gusta otro jugo - Michael -el niño que me había visto desnuda- me sonrió como demonio.

—Pero puedes compartir, ¿verdad, Michael? - le pregunté

—No, no puedo. No quiero. Es mi jugo - mi paciencia se estaba acabando. Así que como no quise entrar en discusión con un niño 13 años menor que yo. Tomé el cartón de jugo, ignorando todo comentario.

—Chloë - susurró mi madre.

—¡No te tomes mi jugo! ¡No lo hagas! ¡Pechos pequeños! - eso colmó mi paciencia.

Solté el cartón de jugo sobre la mesa. Dí grandes sancadas hacia Michael y lo tomé de el cuello de la camisa. Toda la familia se alarmó.

—Mira, mocoso. Vas a tener que respetarme. Porque yo no soy ninguno de tus hermanos. Ni soy de tu edad. Y esos son tu padres que soportan las estúpideces tuyas, joder. Yo no me aguantaré nada que venga de ti y de tu maldita forma inmadura de ser. - le dije con los ojos hechos fuego. Michael me miraba asustado, jamás me había visto así, creo que nadie le había hablado así nunca.

¿Puedo llamarle &quot;amor&quot;? » Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora