Final

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El sonido sordo de una mano golpeando contra una mejilla resonó en la habitación, la risa de un infante y las quejas de un adulto.

MinHo abrió lentamente los ojos luego de su sueño reparador de un par de horas luego de pasar la noche entera haciendo su trabajo de cuidar las calles. Lo primero que pudo enfocar fue el pequeño rostro de su cachorra que lo miraba con una linda sonrisa.

La niña rió alegremente al notar como su padre ahora estaba despierto lanzándose a los brazos de este sin dejar de reír como solo un bebé puede hacerlo. No le quedaba otra cosa que hacer al alfa que abrazar a su pequeña y llenarla de besitos por todo ese regordete rostro.

— Buenos días, princesa~ —le tocó la punta de la nariz haciendo que volviera a reír.

Su pequeña hija de nombre Lee SooYoung con ya tres años y medio de edad, cabello castaño al igual que sus padres, grandes ojos cafés idénticos a los de YongBok, contando con las pequeñas pecas que iban apenas dando su acto de presencia en ese delicado rostro.

Era muy parecida sin dudas a YongBok, pero la personalidad casa vez se parecía más a MinHo.

— ¿Dónde está appa? —preguntó Min sentándose en la cama, manteniendo a su hija sobre sus piernas.

— Cocina.

— Voy al baño y vengo ¿Bien? —bajó a la niña, sentándola en la cama. Ella asintió tomando el peluche que días antes había dejado en la habitación de sus padres.

MinHo rápidamente entró al baño solamente para cubrir sus necesidades básicas y lavarse los dientes, mojó su rostro y eliminó cualquier detalle desagradable en él antes de salir en búsqueda de la pequeña, que tan obediente como siempre, lo esperaba donde la había dejado.

La tomó en brazos sintiendo sus delgados brazos abrazarse a su cuello, volvió a llenar de besitos esas mejillas regordetas mientras salía se la habitación. El aroma a comida llenaba la estancia y la voz de YongBok, quien aún no perdía esa costumbre de cantar mientras cocinaba se escuchaba con claridad desde el pasillo.

El alfa se asomó junto a su hija por la esquina, el omega mientras esperaba que su platillo terminara de cocinarse baila en medio de la cocina con una canción de fondo, y utiliza una de las tantas cucharas como micrófono.

Ni el alfa ni la cachorra pudieron esconder las carcajadas que escaparon de sus labios, llamando la atención del omega. El alfa volvió a esconderse haciéndole señas a su hija para que dejara de reírse, la niña colocó sus dos manitas sobre su boca para hacer silencio.

— ¿Quién anda ahí? —preguntó YongBok caminando lentamente hacia donde había visto las dos cabezas asomarse segundos antes— Si no salen ni crean que dejaré que appa MinMin haga las compras esta semana, las haré yo.

Tanto la cachorra como MinHo se miraron sin poder creer lo que escucharon, si el omega era quién hacia las compras tendrían que sacrificar sus snacks semanales y cualquier otra cosa dulce que les gustara ya que YongBok nunca los llega a tomar solo para castigar a sus dos cachorros.

— Caímos soldado —murmuró MinHo negando con la cabeza al tiempo que salía de su escondite con una sonrisa llena de falsa inocencia, la cual segundos después su hija copió solo para intentar salvarse del omega— Buenos días, cachorro.

— Buenos días, appa —siguió la cachorra sin dejar de sonreír.

YongBok los miró a ambos aún con la cuchara en sus manos, entrecerró los ojos y dejó salir un suspiro mientras negaba con la cabeza.

Esos dos eran las cosas más importantes que tenía, que iba a poder decir.

Se acercó a ambos dejando un beso en la frente de su hija para luego besar la mejilla de su alfa, hubiera hecho más si su comida no estuviera en peligro de extinción.

El alfa y la cachorra se miraron y volvieron a sonreír. Podían vivir y así contar otra guerra.

— ¿Quieres ayuda? —le preguntó Min a su omega, al tiempo que bajaba a la cachorra de sus brazos. SooYoung miró alrededor buscado algo y al encontrarlo fue corriendo hasta allí.

— Por favor —murmuró YongBok.

Ambos se movieron por la cocina con esa perfecta sincronía que habían desarrollado, a pensar de siempre ir de un lado a otro no chocaban entre sí. Cuando ya tenían todos sus platos servidos y notaron que su cachorra estaba juntando tranquilamente con Thunder fue que Min se permitió tomar la cintura de su omega, atrayéndolo en un abrazo.

— ¿A qué hora vuelves hoy? —le preguntó mientras acariciaba el cabello.

— Hoy salgo temprano, mis proyectos están a punto de estar terminados —respondió YongBok contra el cuello del alfa— Podremos volver a tener una noche de películas infantiles —rió junto a su pareja.

— Tengo esta semana libre, así que sí —contestó el policía.

YongBok junto a sus amigos se habían logrado hacer con una pequeña residencia hacía ya unos años, lo recién graduados soñaron en grande para poder tener su propio negocio y ahora años después los cinco trabajaban ahí. Les iba bastante bien, esa pequeña residencia ha ganado muchas remodelaciones y poco a poco iban creciendo. Estaban felices con ese resultado y luchaban día a día para mejorarlo.

MinHo por su parte, junto a su mejor amigo y un nuevo compañero seguían vigilando las calles de Seúl, ayudando a aquí en lo necesitara y cuidando a sus ciudadanos.

La vida en casa también era interesante, esa cachorra la hacía interesante. Había dado la vuelta totalmente a la vida de sus padres, pero ellos son más que felices en ese momento.

El mayor miró con cariño la marca que el omega portaba, aún años después se veía igual de sana que el primer día, sus marcas en los brazos igualmente, aun mostrando ese negro mate que lo caracterizaba.

— Yo solo espero que San no cometa otro error —se quejó el omega buscando los labios del mayor, unieron sus labios en un corto beso pero que logró acelerar el pulso de ambos.

— Esperemos que eso no pase otra vez—repitió MinHo volviendo a besar al pequeño omega.

Se separaron del abrazo, tomando la comida preparada por el omega y yendo hacia la sala de estar. Cómo todas las mañanas buscaron el canal de dibujos animados, sonriendo al ver que habían alcanzado el capítulo de Pokémon. SooYoung luego de lavarse las manitas llegó para sentarse sobre las piernas del alfa y así empezar su día.

Aquel alfa solitario con un lazo roto ya no existía, aquella oscura etapa de su vida fue superada y ahora solo quedaba disfrutar lo que venía en camino.

«Tranquilo, no te haré nada, soy policía»

Lee MinHo
Alfa
Departamento de protección a omegas.

Broken TieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora