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Cuando volvió a ser consciente se encontró a sí mismo con la cabeza apoyada, casi escondida en el vientre de YongBok, como si ese lugar le causara mucha calma.

Levantó la cabeza mirando hacia YongBok, encontrando al omega mirándolo fijamente.

— ¿Cuánto tiempo he dormido? —preguntó.

— Cuatro horas, no me dejabas levantarme —dijo YongBok acariciando las mejillas del alfa.

El mayor asintió, el gran calor del celo ya había desaparecido. Desde joven podía controlarse durante los celos, no perdía la razón como la mayoría de los alfas, Dante le había enseñado alegando que sería de utilidad.

No comportarse como un animal era algo bueno al punto de vista de MinHo.

Compartieron una mirada muy corta pero que guardaba muchos significados, MinHo se acercó lentamente al omega hasta poder unir sus labios en un beso muy suave, lento y cariñoso.

YongBok entrelazó sus dedos en el cabello del mayor, tirando de este a momentos mientras los labios del alfa demoraban los propios. Una mano de MinHo atrapó la cintura del omega acariciando con esta parte su abdomen.

No eran desconocidos, no se habían conocido el mes anterior. Entre aquellos primeros momentos que marcaron su confianza, la época más oscura del alfa y los inicios de su relación casi había pasado un año y medio. Todo se sentía que había pasado rápido, pero se sentía correcto.

Los labios del alfa fueron al cuello del omega, causando que algunos jadeos escaparan de los labios de este.

MinHo abandonó ese trabajo luego de un rato, mirando entonces a YongBok a los ojos, casi preguntando si debían o hasta podían seguir con esa situación, Lee solo atrajo el rostro el alfa al suyo siendo esta acción suficiente respuesta.

Una marca de unión, aquella antigua, casi ancestral manera en la que dos almas se unen prometiendo un futuro lleno de amor y confianza, más que una simple promesa, más que una firma en un papel.

Algo que tanto física como espiritualmente cambiaba las cosas entre la pareja, aquella conexión se reflejaba, podían llegar a sentir los sentimientos del otro en distintas situaciones, podrían mantener esa seguridad que el otro estaría ahí en cualquier momento de necesidad.

Si bien también podía significar desdicha para muchos, personas con la mala suerte de ser marcados por error, quedando de esa manera enlazados casi infinitamente a alguien erróneo, para la gran mayoría se trataba del momento más importante en sus vidas, un momento único e inolvidable.

MinHo ya había vivido ese momento, había sentido esa euforia llenar su pecho y hacerlo creer que podría correr hasta el fin del mundo ida y vuelta sin cansarse. Había vivido junto a un lazo sano, como también había sufrido por este. Pero en ese momento las cosas se sentían diferentes.

Había algo, desconocía que, pero estando ahí, sintiendo la cálida piel del omega contra la propia, la respiración del pequeño contra su cuello y como ese lazo se creaba en sus almas pudo asegurar que nada era igual.

No quería compararlos, ella había sido una parte importante en su vida, él también lo estaban siendo, cada día escribía en silencio palabras de amor y apoyo en ese libro vacío y algo rasgado que era el alma de MinHo.

El sabor de sus labios, el sonido de su voz, el brillo en sus ojos, todo aquello que lo habían atrapado con el tiempo, cada pequeña cosa en ese testarudo y tierno omega; como siempre buscaba la manera de estar abrazado a él, ese comportamiento aleatorio de un cachorro simplemente tenía atrapado en cuerpo y alma al alfa.

No había pensado en volver a enamorarse, se había resignado a morir de aquella manera tan desgarradora siendo un vago recuerdo en la vida de sus conocidos, aquel solitario alfa que cuidaba a los omegas en una parte de la cuidad.

Por ese pequeño omega pudo volver a soñar en un mañana, imaginar una vida junto a él y acompañarse hasta el fin de sus días.

Estaba asustado, quizás ese pesado recuerdo no lo dejaba disfrutar completamente de ese hermoso momento, temer a que todo se vuelva a repetir, temer perder a esa persona que le devolvió sus tacones de vivir.

La marca en el cuello de YongBok sanó rápido, se veía bien, hermosa y muchos más sinónimos. Tenía la mirada del alfa atrapada en ella.

Una marca.

Le llegaban a decir unos años antes a MinHo que volvería a marcar a alguien, que volvería a tener una oportunidad y estaba seguro que se hubiera reído por dos días al menos.

Hermano.

Animal con cola.

Ya entendí que estás de buen humor.

¿Qué pasa?

Nada en verdad. Solo quería hablar contigo. No tengo que darte la charla dos veces, pero quiero estar seguro de que sepas que acaba de pasar.

Lo sé, lo he pensado todo este tiempo, no he podido dejar de pensar en eso.

Ahora quiero que hagas algo.

¿Qué?

Deja de pensar en eso y disfruta el momento. No es tu primera marca, pero si la de YongBok, como lastimes al omega te haré sufrir como antes.

¿Mensaje patrocinado por Lux?

Sabes que sí.

Rió ante esa respuesta al tiempo que acurrucaba mejor al omega; haciéndole promesas entre susurros, cosas que si bien podían ser tonterías sin sentido para personas fuera de ellos, tenían un significado mayor.

— Hyung~ —la grave voz de YongBok sacó al alfa de sus pensamientos, el omega restregó su mejilla contra el pecho del alfa antes de buscar la mirada de este.

— ¿Cómo estás? —preguntó MinHo quitando el flequillo de la frente del omega.

— Feliz —respondió YongBok dedicándole una dulce sonrisa al mayor— Es raro de describir, pero sin duda es felicidad.

El mayor buscó una de las manos del omega para tomarla, acariciando la suave piel de esta al tiempo que llenaba de besitos el rostro pecoso del menor.

Era un nuevo inicio para ambos, una nueva aventura que afrontar.



Broken TieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora