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MinHo llegó al departamento estando completamente empapado, por mucho que intentó mantenerse seco una ráfaga de viento tenía planes diferentes, al punto de mandar a volar su paraguas lejos de su agarre asustándolo a él inclusive por la fuerza que el viento tenía, seguramente su paraguas golpearía alguien en la cabeza o algo por el estilo.

Al entrar no encontró nada fuera de lo normal, solo un pequeño muffin con decoración en forma de gato; una pequeña sonrisa nació en sus labios al notar eso, tenía hambre y venía dispuesto a preparar algo para la cena, pero no veía actividad del omega por algún otro lado.

Fue a su habitación y se duchó, colocándose el pijama lo más rápido posible. Había notado que la calefacción estaba encendida, pero parecía que el frío del exterior era el ganador en esa lucha.

Se recostó en su cama a mirar el celular un rato sin importar mucho el que rayos cayeran alrededor, incluso jugó un rato uno de esos juegos que lo instalas un día para eliminarlo el día siguiente.

Cuando cayó un rayo muy fuerte fue entonces cuando escuchó a lo lejos un grito de miedo. Se levantó rápidamente de la cama ignorando el dolor que recorría sus huesos y corrió hasta la habitación del omega temiendo que mientras él no estaba alguien hubiera entrado al departamento.

Abrió la puerta cuando escuchó registros de llanto, frunciendo el ceño al notar que el chico no se encontraba por ningún lado además del fuerte aroma a miedo que había. Sintiendo como la paciencia desaparecía entró completamente a la habitación buscando en el baño y obteniendo los mismos resultados.

Ya perdiendo cualquier clase de calma volvió a la habitación, revisado el armario y nada. Entonces un movimiento en la cama llamó su atención, una cosa peluda de color blanco.

¿Eso es un lobo?

Eso creo.

A pasos lentos y silenciosos se acercó a la cama, tirando de las mantas que la cubrían y dejando ver un lobo de un tamaño un poco pequeño, pero normal dentro de los cánones.

Estaba encogido en su mismo y era el emisor de esos llantos tan bajos, por ningún lado se encontraba la presencia de YongBok, en cambio solo quedaba ese lobo en la habitación.

— ¿YongBok? —preguntó al lobo, viendo como este levantó la cabeza apenas escuchó el nombre.

Sorpresa.

MinHo se acercó lentamente a la cama para sentarse en el borde de esta, mirando hacia el lobo con sorpresa. Aguardó a que este se atreviera a salir de su escondite.

Si algo que sabía sobre ser cambia formas es que a menos que el lobo conozca a la persona, se acercará al paso que piense necesario. Por mucho que conozcas a esa persona el lobo tiene que dar el primer paso, como cuando tienes un cachorro.

Esperó pacientemente a que el lobo se acercara, sonriendo cuando vio que dejó de estar en una posición de guardia y se dejó acariciar por el alfa.

— ¿Por qué no me lo habías dicho? —preguntó con suavidad, mimando la cabeza del omega— Eres un lindo cachorro~

Otro trueno rompió el silencio, haciendo que el lobo saltara hasta los brazos de MinHo escondiéndose lo más posible en ellos. Lee lo abrazó acariciando su pelaje en búsqueda de calmarlo.

Entendió en ese momento que YongBok le temía fuertemente a las tormentas eléctricas. Con un poco de pesar en su corazón pensó en la cantidad de tormentas y soledad que habrá vivido en aquel abandonado callejón.

— Por mucho que quiera consolarte de esta forma no puedo hacer mucho —le dijo al lobo aún sin soltarlo intentando confortarlo— ¿Confías en que Dante cuide de ti?

La cabeza del lobo asintió sin dejar de lloriquear, se alejó sólo unos pasos de MinHo para que pudiera cambiar. Dante parecía estar completamente de acuerdo con la idea de cuidar del pequeño lobo, aunque de igual manera se acercó con mucho cuidado hacia él.

Ambos lobos se miraron el uno al otro, los ojos rojizos de Dante contra los castaños de YongBok. Reconociéndose por primera vez en silencio, el alfa casi pidiendo permiso para acercarse al lobezno.

Dante dio cortos pasos hacia el cuerpo del omega, subiendo a la cama de este en un solo salto y quedándose sentado ahí para permitir que YongBok se acerque a él cuando quiera. Miró al cachorro escondido bajo algunas mantas y como este lo olisqueaba en búsqueda de respuestas.

¿Cómo te llamas? Preguntó el alfa Soy Dante

No me han dado un nombre, mi humano no ha llegado a eso respondió el omega.

Seguro que él tiene un lindo nombre para ti, podrían hablarlo comentó el alfa.

La luz del nuevo rayo iluminó toda la habitación y el cachorro se escondió otra vez. El alfa se acercó acostándose en la cama cerca del omega, el cual no demoró en acercarse y acurrucarse a su lado.

Dante pasó su cabeza sobre el cuello del omega buscando una manera de cubrirlo para que se tranquilice. Froto sus cabezas juntas escuchando con cierta ternura como el pequeño lobo casi de encontraba ronroneando por esa muestra de afecto.

Intenta dormir, ya es tarde dijo el alfa No me moveré de aquí.

Dándole un voto de confianza el omega cerró los ojos, respirando profundamente para sentir el aroma del alfa. Se acurrucó un poco más sintiendo como poco a poco el sueño lo iba venciendo, olvidando e ignorando a la larga los truenos y ese sonido retumbante.

El alfa por su parte se quedó despierto durante más tiempo hablando sobre la situación con su compañero de cuerpo y alma. Dante había notado cosas raras en el omega, pequeñas costumbres que le hizo dudar, pero viendo que este no le decía nada a MinHo se había quedado callado.

Sabía que luego tendría que hablar con YongBok sobre ese descubrimiento, poner las cartas sobre la mesa para saber algunas cosas. El lobo no era muy grande llegando a tener la apariencia de un cachorro y un tamaño de un adolescente lo que era bastante raro para los cambia formas.

En ese momento apenas se veía ya que estaba entre las largas patas del alfa, el pelaje de Dante era un poco largo en esa época por el clima causando que de esa manera el cachorro se vea aún más pequeño escondido contra el pelaje del alfa. Dante también ayudaba en ello cubriendo y manteniendo calentito al omega, esperando que pudiera descansar bien en esa noche llena de rugidos y luces.

Broken TieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora