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Al día siguiente de la pelea en la habitación, Steve solicitó al personal de la mansión que le habiliten un dormitorio para él solo.

Las personas que trabajaban en ese lugar se quedaron sorprendidos por la solicitud. Ellos creían que el señor Rogers era el amante de su jefe y al parecer no era así, por que por algo estaba pidiendo un cambio. No le consultaron a Tony, ya que este había dicho que cualquier solicitud del rubio era cómo si fuera suya.

A las horas, una habitación en el sector sur de la gran casa le fue otorgado.

Acomodó las pocas cosas que tenía, sacó su ropa del cuarto del castaño y ya por el mediodía estaba instalado en la nueva recámara.

En ella había un gran espejo que, al pasar por frente a él, notó su cambio físico. Al darse cuenta de ello, tomó uno de sus lápices, se apoyó en la pared y marcó su altura.
Fue donde el personal de la casa y les pidió una cinta métrica y una pesa casera.

En unos minutos, las asistentes le pasaron la báscula y la cinta.
Volvió a su cuarto y midió su estatura. Estaba en 1.68 mt y al medir su peso, la máquina marcaba 64 kilos.

Estaba extrañado. No recordaba que se podía seguir creciendo a su edad y mucho menos que había comido tanto como para lucir tan saludable.

No quiso pensar más en ello, así que prefirió salir a dar un paseo. Hacía meses que no salía de esa casa.
Le avisó al personal que saldría a dar una vuelta y volvería por la tarde. Que no se preocupen de dejarle algo de almuerzo.

Tomó un par de dólares, los que tenía ahorrados de los cuadros que le hizo a Tony, una de sus libretas, un lápiz de carbón y salió sin rumbo fijo.

Tony, al enterarse de sus planes, envió a uno de sus guardias a vigilar de cerca al rubio. Sin interferir en su rutina. Sólo a mirar.
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Caminó sin darse cuenta de su entorno hasta que llegó a una plaza. En el lugar había niños jugando, parejas paseando, personas de la tercera edad alimentando a las aves. Caminó sin rumbo hasta que se acercó a u a banca y tomó asiento, abrió su libreta y comenzó a retratar el paisaje con ayuda de su lápiz.

Dibujaba los árboles, los juegos, las personas. Dibujar le relajaba de sobremanera.

Estaba sumido en su creación cuando no se percató de que una joven se sentaba a su lado, sintiendo la tranquilidad del paisaje, pero no la de su compañero de al lado.

- ¿Te sientes bien? - preguntó el chico.

La pregunta tomó por sorpresa al rubio, quien dejó de trazar líneas y miró a su contraparte. Vio que éste tenía un bastón de ciego apoyado en sus piernas.
- ¿Disculpa? - replicó Rogers
- Sí acaso te sientes bien. Puedo ser ciego, pero soy muy receptivo con las emociones del resto - contestó extendiendo una agradable sonrisa.
- Sí... Sí, estoy bien - dijo alzando la mano como saludo y al darse cuenta de su error, trató de bajarla rápidamente pero el chico ciego se lo impidió, tomando su mano de camino.
- Matt, Matt Murdock, un gusto.
- Steve Rogers, el gusto es mío.

Luego de las presentaciones, ambos cayeron en un extraño silencio, hasta que el pelirrojo habló.

- ¿Vienes seguido por aquí?
- No realmente... Sólo vine hoy para despejar la mente y dibujar algo. Soy artista.
- Mmmm... Y eso de "despejar la mente", ¿se debe a algo más?
-.... - Steve quedó en silencio. Claro que era algo más. Era el maldito Stark y su maldito trato frío. Ok, debía moderar su lenguaje interno.
- Si te incomoda la pregunta, lo siento. No tienes motivos para contestarme.
- No es eso... Es que... Es... Complicado. Pero bueno... ¿Y a qué te dedicas? - preguntó cambiando radicalmente de tema.
- Soy abogado. Sí, un abogado ciego. Pero creo que todos debemos tener derecho a ser defendidos.
Steve notó la seguridad de sus palabras y le gustó como hablaba. A pesar de ser un completo desconocido, sintió como algo entre ellos conectaba.
- Ya veo... ¡Perdón! No era lo intención ser grosero - dijo Steve levantando las manos en señal de disculpa, pero las bajó al recordar que su nuevo amigo era ciego.
- No te preocupes, es habitual. Hace años que eso dejó de molestarme - respondió con una tierna sonrisa.
El chico no le provocaba deseo, si no un intenso afán de protección. Quería abrazarlo y hacerle sentir que todo estaba bien.

Toxic Passion: Multiversos Stony Donde viven las historias. Descúbrelo ahora