01. Los Gatos no Cazan, pero no Significa que no Pueden

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~Los Gatos no Cazan Pero no Significa que no Pueden~

 “Si te dijera lo que soy,
¿Me darías la espalda?
Y si pareciera peligroso,
¿Me tendrías miedo?
Siento que solo porque,
Todo lo que toco no es lo suficientemente oscuro,
Si este problema yace en mi interior.”
~Monster, Imagine Dragons

La cacería era la parte favorita de Riley de las patrullas por la cuidad, así que cuando Riley escuchó los inequivocables sonidos de una cerradura siendo forzada a una distancia de dos cuadras, una sonrisa se esparció por su rostro.

Dando un saltito en su lugar, Riley le dio su linterna a Willie—: Ten. —Antes de salir corriendo hacia la dirección del ladrón, rasguñando el aire para convertirse en su álter ego: Lady Kitten, la superheroína de Clearberry Lake.

Durante los tres años y medio que Riley había sido Lady Kitten, ella cambió su atuendo con las estaciones de primavera y otoño, y siendo que era diciembre, durante las próximas semanas, Riley llevaría pantalones negros ceñidos, botas altas de combate con tacón con filo de cuchilla de diamante, gabardina color morado oscuro con interior negro, y una máscara de piel negra. En su mano izquierda aún seguía su guante negro de nudillos metálicos y en su derecha un brazalete de garras que se agarraba de su muñeca y se enganchaba con una banda metálica en el espacio entre el índice y pulgas y por debajo del meñique.

Con pasos rápidos pero veloces, con un ligero salto en ellos, Riley metió su mano en la bolsa que colgaba de su cadera y se aferraba a su muslo. En la tira de cuero color canela alrededor de su muslo había tres dagas, pero en la bolsa que se escondía detrás de su gabardina, había diferentes utilidades.

Felizmente, Riley sacó una bomba de humo y la lanzó detrás del hombre que ahora salía corriendo del bar al que entró, una botella de cerveza en su mano. Sonriendo con diversión, Riley permitió que su visión nocturna saliera, sabiendo que ahora un par de aros plateados-azulados rodeaban sus pupilas e irises.

Riley trotó silenciosamente junto al hombre. Era delgado, muy delgado —ella creería que era un vagabundo de no ser porque él tenía marcas recientes de haberse rasurado con manos temblorosas. Era probable que fuera drogadicto o alcohólico.

El hombre volteó en su dirección y Riley saltó sobre él, dando una pirueta para aterrizar en el lado contrario, asegurándose se hacer ruido. Sin embargo, para cuando el hombre giró el cuello para buscarla, Riley estaba caminando a sus espaldas, cliqueando sus botas.

—¿D-dónde estás?

Riley sonrió ante el tartamudeo.

—¿Sabes quién soy? —preguntó, en lugar de contestar. Su sonrisa se amplió cuando el hombre notó el maullido en su voz.

—L-l-lady Kitten —él barbotó, temblando ligeramente. Riley cabeceó ligeramente. ¿Si le tenían tanto miedo, por qué los idiotas continuaban robando?

—Uh huh —afirmó. Circular al hombre se había hecho más sencillo desde que él se detuvo para pegar su espalda a la pared. Solo debía cliquear sus tacones frente a él, pero solo para hacer más interesantes las cosas, Riley dio un salto, girando para que sus tacones chocaran contra la pared sobre la cabeza del hombre.

El hombre jadeó, tropezando hacia adelante.

Rápidamente, como solo alguien con miedo se puede mover, el hombre sacó una navaja de su pantalón, apuntándola torpemente hacia el frente de él. Riley caminó silenciosamente por su lado, soplando en su oído cuando pasó. Riley rio entre dientes cuando él se sobresaltó y giró de nuevo la navaja.

Feline, Hot Mess: Desastre FelinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora