“Me enseñas cómo comportarme,
Te siento cuestionar la manera
En que me criaron desde bebé
Bueno, tú no sabes ni mierda sobre mi familia.”
~Seventeen, Marina & The Diamonds
Estaban acorralados. Realmente, Riley debería haberlo esperado. Las Plantas, excepto la más grande, estaban lejos, pero los ciudadanos convertidos zombis tenían rehenes entre sus brazos color azul hielo, saliva negra cayendo en sus cuellos, sosteniéndolos contra su cuerpo amenazadoramente.
Eran doce en total. Doce zombis, cada uno con un rehén, una de sus manos alrededor de su cuello y la otra empujándolos contra su sus cuerpos.
Un escalofrío recorrió a Riley cuanto ella notó que dos de los rehenes eran Níkolas y Austin. ¿Qué hacían ellos ahí? ¿Fue a propósito, el tipo de la capa con capucha los eligió porque tenían alianzas con Lady Kitten o porque sabía su identidad como Riley Clairbourne? ¿O era todo una coincidencia?
La posibilidad de que fuera una coincidencia parecía aún menor cuando Riley notó que otro de los rehenes era el alcalde Lionel Jones.
Inmediatamente, Riley sintió la ansiedad removerse en su pecho y comenzó a buscar una salida. Podía saltar, tal vez, en un puesto y sobre los rehenes, para cruzar el circulo que habían formado a su alrededor.
Cuando Riley intentó buscar obstáculos detrás del círculo de rehenes y zombis, molestia la hizo fruncir sus labios. Ahora que el ataque se había detenido, los habitantes de Clearberry Lake y de las ciudades visitantes habían formado una multitud alrededor del círculo, a una distancia discreta pero claramente aun alcanzaban a oír.
—Pueden huir —admitió el hombre con capucha, que hacía sombra su cara misteriosamente, dejando solo su boca a la vista, dando un paso hacia los tres superhéroes, que habían formado una especie de barrera y reluctantemente se juntaron. Ellos no podrían con esas dos Plantas restantes. De la que Riley se había desechó parecía más débil y torpe que la anterior con la que luchó, pero las otra dos estaban quietas, como si esperaran órdenes del hombre—. Pero si lo hacen, los zombis matarán a los rehenes y luego se suicidarán a sí mismos.
—Son zombis —escupió Mermaid, a la izquierda de Riley—, nos harían el trabajo más sencillo si se suicidarán.
—Pero, Mermaid —se lamentó el hombre burlonamente—, ellos son ciudadanos de Westlock Bay, también. Puede que ahora sean zombis, ¿pero quién dice que no los puedes regresar a la normalidad?
Riley sintió que su sangre se había hecho hielo, examinando a los rehenes aterrorizados y a los zombis sin emociones, para su amargura y horror reconociendo a algunos de ellos. Ahí estaba Margaret, y uno de sus compañeros de la escuela.
—¿Saben qué? —llamó el hombre, exigiendo la atención de Riley de vuelta a él, así como la del Ninja, que Riley diría que se veía tan horrorizado como ella ante la situación, tal vez más—. Les propongo algo. Un trato. Los rehenes serán liberados, así como los zombis de mi control. Ya no harán mi voluntad.
Los tres superhéroes se quedaron callados, esperando tensamente.
—¿Lo harán? —preguntó rasposamente, como si estuviera conteniendo su emoción.
—¿Qué es? —preguntó el Ninja, su voz gruesa con determinación, y algo de miedo, notó Riley. ¿Qué hacía el aquí? Este era Clearberry Lake, su trabajo era cuidar la cuidad.
¿Pero lo era realmente? ¿Qué razón tenía para protegerlos?
Cállate, no lo dices en serio, respondió una voz en la cabeza de Riley.
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Feline, Hot Mess: Desastre Felino
RomanceCuando Riley Clairbourne cumplió catorce años, le dijeron que ella debía convertirse en superheroína. Y, ahora con dieciocho años, ella ha sido Lady Kitten durante ya un rato. Pero no significa que los siguientes seis meses fueran a ser más fáciles...