Metamorfosis

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Eran pocas las veces en las que ellos lo habían visto así, como él mismo en lugar de un vano intento de lo que pretendía ser. Y en esas vagas ocasiones lo único que divisaron en apenas instantes fue su sombra, verde y dorada, alas de murciélago y una cicatriz en el mismo lugar de siempre.

Pero nada comparado con este momento.

Damian solía ser muy reservado, y siempre intentaba mantener una forma humana cuando se encontraba con ellos. ¿Para intentar encajar? ¿Para fingir que él era uno de ellos? ¿Para pretender por un rato que él era alguien más? ¿Alguien normal? No lo sabían. Pero lo que sí sabían es que por las noches más oscuras una sombra gigante y alada abandonaba la mansión en búsqueda de la libertad que siempre le fue denegada.

Y es que era muy bonito pretender que era normal.

Pero ahora estaba allí...

Frente a ellos...

Mostrándose como realmente es.

Sin máscaras.

Sin mentiras.

Sin disfraces.

Puro.

Ya no era Damian Wayne.

Ya no era Ibn Al Xu'ffasch ni Hafid Al Ghul.

Ni cercanamente era Ifrit.

Damian Hafid Wayne Al'Ghul.

Ese es al que tenían delante.

Ese es el dragón que los protegía.

Nadie más.

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Gotham se paralizó al ver la figura de una criatura ya extinta sobrevolar la ciudad. Un dragón que solamente existía en los libros de historia. Una leyenda. Un cuento infantil. Y que ahora observaban incrédulamente.

Miraban  a alguien, que siempre estuvo preso, romper sus cadenas.

A alguien cuyo verdugo siempre fue él mismo...

Y luego recordaron la presencia de la Sombra.

Y el pánico volvió a marcar su territorio.

—¡¿Pero qué demonios hace?!

Hood gritó al ver como su hermano ahora volaba hacia las alturas, dirigiéndose al lugar donde el espectro esperaba pacientemente.

Damian se dirigía decidido hacia su objetivo, y sus hermanos, casi inertes debido a la sombra y el terror que causaba, rezaban porque se detuviera... Pensando que junto a su estado más natural también la locura marcaba su territorio. Pero Ifrit no había perdido la poca cordura que le quedaba... Al contrario... Estaba más que consciente de lo que quería lograr...

Nightwing intentó alcanzarlo con desesperación; Red Hood navegaba a través de la marea enardecida sin control; Spoiler permaneció estática al ver lo que su pequeño hermanito hacía; Red Robin se convenció de la demencia del demonio. Barbara escuchaba todo a través de los micrófonos y Bruce aún continuaba ausente, peleando en la otra mitad del mundo...

La criatura de oscuridad fijó sus ojos en él, y los corazones de los hermanos se detuvieron con el acto.

Pero cuanta fue su sorpresa cuando escucharon palabras incomprensibles abandonar la garganta de un dragón desesperado.

Damian hablaba en lengua muerta, lengua que ninguno de los hijos del murciélago fueron capaces de comprender o siquiera reconocer. Y no deberían. Pues solamente los Al Ghul la conocían.

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