25 (final)

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- veo que no son tan débiles como parecen -una ronca y gruesa voz habló desde la oscuridad. Edward y Olivia se arrastraron para tomarse de la mano, pero notaron que estaban encadenados de una pata. De entre las sombras se asomó el zorro lleno de sangre, los observaba serio, con una mirada tranquila pero escalofriante. Olivia comenzó a llorar en cuanto vio su al rededor, un cuarto sucio, con una ventana en el techo, las paredes llenas de sangre y arañasos, varias cadenas en el suelo y restos de huesos. Sabían que iban a morir.

- ¡calla y observa bien! -el zorro dio un golpe en el suelo y arrastró algo, era una cadena, avanzó hacia ellos pero se detuvo, estaba encadenado de brazos y pies.- El idiota me obliga a permanecer aquí, está obsesionado con parecer buena persona, pero no oculta nada, a veces me llega a causar mas miedo que el a mi -los observó y soltó una ligera sonrisa- ¿no es raro?, me hizo prometer que no les haría daño, incluso se provocó daño a si mismo para controlarme, pero lo que no sabe es que no importa que tanto haga, siempre saldré a la luz de la luna. Si fuera por mi ya les hubiera devorado, pero no puedo romper mis promesas -los hermanos estaban confundidos, pero a la vez, algo tranquilos.

- permanecerán aquí hasta que amanezca -dijo la criatura- no quiero que hagan alguna tontería, la ultima casi les cuesta la vida ¿Entendieron? -los hermanos asintieron con la cabeza- Bien, a la mañana siguiente deben de decirle que las heridas que tienen no son mortales y que no las cause yo ¿Bien? -volvieron a asentir con la cabeza- Bien.

A la mañana siguiente, el zorro ya en su forma normal, les lavó las heridas y les cambió la ropa. Se veía mucho mas calmado, tras intentar cerrar algunos de los varios agujeros de sus ropas, prosiguieron a salir a buscar a sus padres, lo pacifico que se encontraba el bosque, junto al canto de las aves y la iluminación dada por el sol, no daba rastro alguno de lo intenso que fue la noche anterior para los 4 (o 5).

Caminaron por varias horas, hasta que, cerca de la carretera ya atardeciendo, vieron a varios animales reunidos, un grupo con vestuario y gorros de oficiales de policía, otros con una ambulancia y por ultimo, entre esos dos grupos, un par de conejos macho y hembra, el hombre tenía un brazo vendado y la mujer unas puntadas en la mejilla. Eran sus padres.

Edward y Olivia acorrieron a abrazarlos, su alegría y tranquilidad era bastante notable en el rostro de los 4. Al fin juntos de nuevo. Con los ojos llorosos, la madre de los dos conejos le agradecía al zorro por haberlos ayudado, mientras los paramédicos revisaban atónitos la extraña mancha negra que crecía en la pierna de Edward, así como lo que parecían colmillos que invadían poco a poco su boca.

La Cabaña Del Zorro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora