fetiches, aristemo

rasguños.

-! Perdón, perdón! Cielo, no medi mis manos, lo siento tanto.

Mantenía mis ojos cerrados mordiendo mi labio, muy sonrrojado

-Solo quería hacerte cosquillas, de verdad.

¿Es normal? Estábamos jugando tiernamente hasta que a Ari se le ocurrió empezar una guerra de cosquillas, la cual claramente no gane. Lo peor habían sido sus uñas semi largas clavandose en mi estómago, rasguñando un poco y dejando tres marcas perfectamente delineadas, cuyo color después se tornaría rojo.

-Hazlo de nuevo.

-¿Pero que dices? Te lastimé.- Su cara de confusión me ponía tan extraño.

-Me gusta.

Pose sus manos de nuevo en mi vientre y lo mire con súplica.

-Por favor, tocame así.

Dudosamente empezó a dar suaves rasguños en la zona antes mencionada, unos eran ligeros otros ardían y eran más profundos. Mi mente estaba vagando en el placer al sentir dolor, necesitaba más, mucho más.

-Tahi, lastimame, porfavor.

Mis labios estaban resecos y mi respiración estaba entracortada, sus uñas se posaron de mi estómago a mi cintura y previamente a mis glúteos, mi pene estaba duro y palpitante. No tuvo que tocar esa zona para que me sintiera lo suficientemente exitado como para manchar mis pantalones.

Mi piel ardía, pero necesitaba más contacto, más dolor. Me encantaba.

-Oh cielo, la siguiente es mía.

Ahora tenía una fuerte necesidad de entrar a la habitación para tener unas buenas rondas de sexo.