10. Pecas de Amor

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Felix esperaba sin ánimos al pelinegro, veía por su ventana  hacia el patio y aún seguía sentado allí, una que otra vez golpeaba el árbol y metía su cabeza por medio de sus piernas.

Seguía viendo por aquella ventana sin mover los músculos; aquel pelinegro caminaba furioso al instituto, Felix por miedo entro en su cama apagando las luces y fingiendo estar dormido.

De un portazo entro Changbin a la habitación, sin mas que esto Felix dio un pequeño brinco por el susto.

—Felix—  llamo el aludido, estaba de rodillas a su lado, en cambio felix  tenia los ojos cerrados.

Sin más los abrió, encontrándose lo bastante cerca a Changbin de su rostro.

—¿Que sucede?— bostezaba falsamente.

—Se que no dormías tonto— Se acostó a su lado por un segundo— ¿podrías ayudarme?

—Si— después de decir eso, se incorporó y vio como aquel apuntaba a su mano izquierda que ahora botaba muy poca cantidad de sangre.

Después de haber curado su mano totalmente, la curiosidad mataba la mente del australiano que solo mantenía frío contacto hacia su pie, observando de pocas el piso, algunos zapatos y las rodadas del pantalón de su compañero.

—¿Quieres una explicación? — dijo Changbin sin emoción alguna, no le gustaba ese tema.

—Me haría muy bien cierta información— se levantó para sentarse a su lado.

—Esta bien— se repuso— pues el motivo de estar aquí es más por aprender a controlar la cierta emoción que invade más en mí, el cambio de identidad ah esta edad es muy peligroso y por eso ya mi padre no esta conmigo, al cabo de los 10 años de edad empezaba a sentirme extraño, de un punto a otro me sentía feliz, triste, enojado y cambiaba de manera constante— su voz se escuchaba tranquila, pero Felix hacia todo por entender— ya con  18 años  entendía que sufría cambios de Bipolaridad , pero eso no era lo preocupante en mi vida.
Una vez estábamos en casa de mis abuelos; mi madre, mi padre y por supuesto yo, Un hermosa cena familiar etc, en la hora del postre mi padre llegó al tema de mi Bipolaridad y toda la gente presente se burlaba de ella, incluyéndolo a el... Estaba molesto, el no paraba de decir que estaba actuando, o que fingía por evitar ciertos tratos, esos comentarios me sacaban de quicio, Hasta que volvimos de nuevo a casa de los abuelos... Pero ahora se avergonzaba de mí, no me miraba no me llamaba hijo; llegó el punto de confrontarlo y tuve que, pero termino mal...

—¿Como que término mal?— dijo a susurro.

—una rabia se apoderaba de mi cuerpo y de pronto, fue como si me hubiesen desconectado y puesto encima mil demonios, tanto como para...— sus palmas abiertas volvieron puños.

—Como para ¿pelear con el decirle groserías, y quedarte sin el?— suspiro Felix — ¿donde esta ahora?

—Ese es el punto, ya no esta, ese día... Yo lo asesiné, tenia ese impotencia encima y termine sujetándolo fuertemente por el cuello hasta tener un caro jarrón y estreyarlo contra su cabeza, paso más de una hora y  mi madre entró, yo sólo estaba ahí con el celular sin entender nada, hasta que mi madre grito y lo encontró detrás de las cortinas, yo no paraba de llorar no sabia que cambiaba de identidad, mi madre me llevó a un lugar donde le dijeron mi enfermedad.

—Vaya... Yo lo...— Felix abrazo al Chico de cabello negro— no lo sabia Lo siento.

—No hay problema, pero creo que ya no dormiremos— río Changbin.

—¿Por?— Changbin tomo el mentón de Felix para suavisar su vista a la ventana que reflejaba el amanecer— oh, hoy nos toca ejercicio.

—Esta bien— dijo frío Changbin.










—Chicos sean mas activos — dijo el entrenador.

Felix hacia flexiones, y Changbin hacia brazos por otro lado. Los dos no podían ahora con el alma.

—Ya se acabo la hora, pueden descansar— finalizo el entrenador.

Felix camino a las gradas para tomar un sorbo de su botella de agua, seguido Changbin se sentó a su lado para hacer lo mismo que el australiano. Saco una toalla de su bolso  para quitar todo el sudor de su frente, el pelinegro no dejaba de verlo, hasta que la botella de aquel cayo cerca de los zapatos del peliarena, al estar tan cerca de el...

—¿Felix?— Changbin se acercó mas, con su teléfono alumbró la cara del australiano, pasando su dedo por las mejillas de este, dando la vista de sus pecas ya que el sudor y su toalla quitaron base dejando a la  vista sus pecas — ¿porqué tapas tus pecas?

—Ah.. Si, son sólo parte de mi enfermedad.

—¿Que?— lo miró extrañado para luego soltar una risita— pero si son hermosas, a ver — tomo la toalla de aquel para quitar todo el maquillaje de su rostro — son hermosas, no las tapes además... ¿ desde cuando las pecas se hacen llamar enfermedad?

—pues desde q...— no termino de hablar, una cachetada fue plantada por aquella mujer quien le tenia miedo.

—Tu enfermedad Felix— lo tomo asustada y lo dirigió al centro cubriendo con aquella toalla su cara y dejando a Changbin atónito.

Desde cuando las pecas son una enfermedad, desde cuando veo que en el esas pecas resaltan su hermosura.

Enfermedades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora