12. El Peor Dolor

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Una semana había pasado desde la salida detallada de esos dos chicos, por suerte no habían sido descubiertos.

Pero esta semana se veían demasiado atareados ya que, los ejercicios transcurrían a ser ahora mas dolorosos para Seo Changbin después de enterarse de cierta Faceta, lo tenían en rehabilitación de 24/7 y aveces en la cafetería cruzaba una que otra palabra con Felix, era algo difícil se sentían extraños, se habían acostumbrado uno del otro. Después de que aquel australiano tenia tantos problemas, el siguiente golpe seria el peor.





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—Listo Bin, ya puedes irte por hoy— decia aquella mujer castaña al quitarse los guantes.

—Eso ha dolido demasiado— sobaba su brazo después de aquella inyección.

—Ok, ya puedes salir debo hablar con alguien más.

Sin mas que decir salio dispuesto a la cafetería, pero a mitad de pasillo se devolvió había olvidado su celular, escuchaba voces del otro lado así que decidió esperar, aunque su curiosidad mataba mas que la de un gato.

—Señora Lee, que gusto de verla.

—Pues la mía no, el idiota ya ha rebajado sus humos.

—No, su hijo... Ha cambiado.

—¿Como?— Changbin escucho una fuerte cachetada— ¡Eso no puede pasar! El es anormal... Esta enfermo.

—pues lo sentimos, pero el en verdad no sufre de na...— Escuchó de nuevo una cierta bofetada, y alguien saliendo de esa habitación rápidamente se escondió bajo aquella sillas para que aquella mujer no lo viera.

Y como fuese el diablo, Changbin sintió un horrible escalofrío cuando paso por su lado.

Pobre del hijo que sea de esa mujer... Espera... ¡El hijo no esta enfermo! No es posible este... Es solo un lugar para aquella gente que sufre de alguna enfermedad.

¿Bin?— dijo el pecoso agachándose y sacando al pelinegro de su trance—¿Que haces ahí abajo?— río.

—Nada solo, escuchaba una que otra cosa... — Dijo Changbin a susurro—Felix... ¿tu no conoces a alguien con síntomas extraños, que ni siquiera paresca una enfermedad?

—A decir verdad no— redobló.








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—Quisisera pedir algo— se caerco a aquel pequeño grupo.

—Si...

—¿Alguien me podría asegurar una muerte? —Finalizo el peliarena.

Todos quedaron atónitos ante eso, jamas habían escuchado.

—¿Que estas pensando?— canturreo Seungmin— no intentes...— fue interrumpido por Jisung.

—Escuchame bien lix— lo tomo de la camiseta haciendo que el peliarena quedara totalmente rigido— intentas algo estúpido y así estés muerto... Te revivo y te envió de nuevo al infierno—lo soltó y se fue hechando humo de las orejas.

—¿Que le sucede?— respondió aún atónito el peliarena.

—Nada importante su primo vendrá de visita y pues... Ya saben como son los primos de Jisung — explico hyunjin.

—Bueno yo... Debo irme— Camino hacia su habitación dispuesto a relajarse pero no... Vio a su querido compañero «Changbin » subir a las plantas de arriba.

Siguió sus pasos, se enterró a observar al pelinegro por la ventana que reflejaba tan horrenda y descuidada azotea del asqueroso lugar, el no sabia como podía estar ahí sentado apretando algo en sus manos y con el cielo algo grisáceo y nublado.

El pelinegro presenció  la mirada de felix, lo había visto.

Changbin le hizo una seña a Felix para sentarse junto a el.

Pero cuando fue a sentarse, Changbin solo palmeo su hombro y se fue Dejando solo al chico de pecas.

«Que te ocurre...» pensó Felix.

Bajo rápido para alcanzarlo, y por alguna razón su corazón dolía, una imagen neutra pero asquerosa para el, Seo Changbin se besaba con una enfermera.

Sólo se quedo ahí observando en silenció, suspiro profundo y siguió su rumbo de camino al baño... Donde lo esperaba otro estupido castigo como aquella vez lo había encontrado Hyunjin.

Se sentía observado y muy incomodo, además de el horrible dolor que le provoco el pelinegro.

Se bañaba en la tina con hielo a Han Jisung le tocaba vigilarlo. Si, desde hace unos días vigilan las horas de baño de Felix.

—No puedo darme bien un baño si estas aqui— respondió algo molesto en verdad no le gustaba que sus amigos lo vieran así. Aquel solo negó con su cabeza y siguió leyendo la revista de sus manos— bien pero al menos date la vuelta para poder salir.

Dado aquel la vuelta, procedió a secarse con la toalla y vestirse. Para luego ir a dormir junto a aquel que ahora solo se comportaba como hielo.

Enfermedades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora