🕊: diecisiete

568 53 21
                                    

Agoney se despierta a causa de los leves ronquidos de Raoul. Su cabeza descansa sobre el pecho del rubio, y aunque no quiere moverse de allí, se ve en la necesidad de hacerlo. Se levanta intentando no despertarle, y cuando pasa una pierna por encima de su cuerpo, Raoul se despierta. Se incorpora un poco, mirándole, y a los segundos esboza una sonrisa que consigue que a Agoney se le acelere el corazón.

—¿Qué haces? —dice y pone una de sus manos en el muslo del moreno.

—Me voy ya —contesta Agoney sin darle importancia, aunque le dedica una tímida sonrisa.

—Quédate...quédate un rato, ¿no? —dice y hace una pausa. —Aún es muy pronto.

—¿Qué hora es? —le pregunta.

—Son las diez.

—Me piro —dice y se levanta del sofá.

—¿No quieres quedarte a desayunar? —le pregunta.

—No, no te preocupes —dice y comienza a ponerse los zapatos.

—¿Por qué no?

—Porque me tengo que ir, Raoul.

—¿A dónde?

—A casa —dice y se le escapa una sonrisa.

—¿Estás seguro de que no te quieres quedar a desayunar?

—Que no, tú aprovecha y duerme un ratito más —dice y le arropa con la manta que hay a los pies del sofá.

—Y...¿cuándo nos vemos?

—Ya te avisaré —dice y le dedica una sonrisa.

Raoul asiente y le ve marcharse. Sabe que aún hay un montón de cosas que tiene que solucionar, y que a pesar de haberle perdonado, aún siente que las cosas entre ellos no están del todo bien. Aunque el rubio se muere de ganas de pasar más tiempo con él, porque por más que lo intenta, no es capaz de olvidarse del beso que se dieron hace unas horas. Y ojalá pueda sentirse siempre igual de libre que se sintió en aquel momento.

[🕊]
2 semanas después
Agoney se mira en el espejo un par de veces. Está nervioso, tiene que admitirlo. Y a pesar de que ya ha estado más veces en la casa de Raoul, es la primera vez que va a estar allí con los padres del rubio.

Raoul: Álvaro te está esperando fuera, no tardes que te conozco.

Sonríe al leer el mensaje. Sabe que Raoul también está nervioso. Va a contarle a sus padres que es bisexual, y a pesar de que se muere de miedo por la reacción que puedan tener, quiere hacerlo. Quiere que las personas más importantes de su vida le apoyen o al menos lo intenten.

Agoney sale fuera y el frío le cala los huesos. Se ha olvidado la chaqueta en casa, pero pasa de hacer esperar más a Álvaro, por lo que se mete en el coche y tiembla un poco. Aunque no sabe si realmente es frío o simplemente son nervios.

—Hace frío fuera, eh —le dice el mayor de los hermanos Vázquez mientras enciende la calefacción del coche.

—Bastante —dice y le dedica una sonrisa.

Durante el camino hablan de distintas cosas, pero en ningún momento mencionan la cena de esa noche. Cuando llegan, Agoney siente que le tiemblan hasta las piernas. No sabe por qué está tan nervioso. Quizás porque en parte la situación le recuerda a la suya años atrás. Y aunque sabe que la familia de Raoul es totalmente diferente, no quiere que el rubio lo pase mal.

—Raoul cariño, Ago ya está aquí —grita su madre en cuanto se abre la puerta y se acerca a darle un abrazo.

Se dirigen a la mesa una vez se han saludado, y mientras se sirven la comida en el plato, Raoul baja abrochándose la camisa que lleva puesta. A Agoney le es imposible apartar la mirada. Está guapísimo.

libertad|ragoney Donde viven las historias. Descúbrelo ahora