🕊: nueve

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El viernes por la tarde Agoney no quiere salir de la cama. Se había enterado esa misma mañana de que su padre ya estaba en Madrid, y para colmo, su madre quería invitarlo a cenar a su casa porque según ella, estaba intentando hacer las cosas bien. Pero Agoney no le creía, su padre nunca aceptaría que a su hijo le iban los chicos.

Miriam le había llamado unas cuantas veces, pero todas en vano, ya que el canario no iba a contestarle. No tenía ganas de fingir que todo iba genial, a pesar de que él mismo sabía que le vendría bien salir un rato con ellos.

[🕊]

A eso de las 21:00, y tras varias llamadas de sus amigas, se levanta de la cama. No le va a servir de nada quedarse allí, por lo que busca en su armario algo que ponerse. Al final, opta por arriesgar un poco y ponerse una camiseta transparente con unos vaqueros negros. Siempre le había gustado vestirse así, pero le daba miedo que la gente se metiera con él por ello.

Una vez está listo, sale de su casa. Camina durante media hora hasta que está frente al bar donde habían quedado. Desde fuera puede ver cómo todos están riéndose, pero su mirada se centra en Raoul, que luce una camisa roja que le queda increíble. Y a lo tonto se ha puesto hasta nervioso.

Cuando se decide a entrar, todos se giran a mirarle. Algunos están sonriendo, y otros se sorprenden al percatarse de su ropa. Sin embargo, se queda con la sonrisa que ha esbozado Raoul al verle.

—Chaval, a ver si contestas a mis llamadas, que ya estaba empezando a asustarme —le dice Miriam mientras se levanta para darle un abrazo. —Estás muy guapo.

Agoney no puede evitar sonrojarse un poco. No está acostumbrado a que le hagan cumplidos.

Tras saludar a todos, se sienta al lado de Ricky, dado que es el único sitio que queda libre, y este apoya una mano en su rodilla, sonriéndole.

—Me acabas de poner cachondísimo —dice y le guiña un ojo.

El canario abre los ojos sorprendido. No se esperaba que Ricky le soltara aquello, sin embargo, no le dedica ninguna sonrisa. Aún no sabe qué es lo que el mallorquín quiere de él.

[🕊]

Cuando ya algunos llevan un par de copas encima, Agoney recibe un mensaje de su madre.

mamá: Cariño, tu padre me ha dicho que quiere verte. Vendrá a casa mañana. Hazme el favor de no huir esta vez.

Empieza a faltarle el aire. No quiere volver a ver a su padre. Sabe que su presencia no va a traerle nada bueno, y menos después de lo mal que le ha tratado durante todos esos años. Se levanta de la mesa diciendo que va al baño, pero sus amigas se han dado cuenta de que algo no va bien, sin embargo, no le siguen. Saben que lo mejor es dejarle solo.

Se apoya en el lavamanos, intentando recuperar la respiración. Y cuando levanta la mirada, se encuentra a Raoul detrás suyo, mirándole preocupado.

—¿Qué ha pasado? —le pregunta mientras ambos se miran a través del espejo.

Agoney no le contesta. No sabe hasta qué punto puede confiar en él. De hecho, hasta la semana pasada aquel chico le odiaba. ¿Qué le hacía creer que ahora iba a escucharle y a darle su apoyo?

—Vete —le suelta Agoney más borde de lo que pretende.

Raoul frunce el ceño confundido. No entiende por qué el canario no quiere que esté allí.

—Ni de coña voy a irme sabiendo que estás mal—le contesta y se pone a su lado. —Cuéntame qué pasa.

—¿Qué te hace creer que quiero contártelo? —suelta con sorna el canario.

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