13-

692 63 2
                                    

Estábamos caminando hacia la casa de Kouki, pues ya se había hecho de noche y teníamos que regresar, faltaba poco cuando se nos cruza un gato negro de ojos brillantes, me suelta la mano y veo como se acerca despacio hacia el gato quien se había quedado a mitad de la acera, se ve feliz, han de gustarle los gatos, con cuidado le acerca un dedo sin llegar a tocarle, el gato lo huele para la luego empezar a lamerlo. Veo a Kouki sonreír, pero a pesar de eso se le ve tristeza en la mirada, con cariño empieza a acariciar al gato sin borrar la sonrisa, me acerco hacia él y me agacho a su lado.

-¿Te gustan los gatos?

Pregunto aun que la respuesta sea obvia, no está de más preguntar, hay veces que a las personas le gusta un animal pero solo de lejos.

-Si –responde despacio- hace unos años tuve uno –de nuevo esa sonrisa triste.

Le sonríe al gato con alegría cuando este le maúlla para luego levantarse dejando al gato ahí que rápido termina de cruzar la acerca para meterse entre unos árboles que hay.

-Sigamos o mi madre nos retara.

Me pongo de pie y seguimos caminando hacia su casa, al llegar saludamos a su madre quien nos espera con la cena, durante la cena lo noto decaído, juega con la comida en su plato y se pasa mirando uno de los sillones que hay en la sala, para no incomodar prefiero preguntar después de la cena.

-Kouki ¿estás bien?

-Si no es nada, no te preocupes –me sonríe pero sigo viendo esa tristeza en su mirada.

Quizás deba hacerle caso y no preocuparme pero prefiero preguntarle a su madre.

-Disculpe... –digo con duda sin saber si estará bien preguntar.

-Si Akashi-kun.

-Nos encontramos con un gato cuando veníamos de regreso y Kouki me contó que antes tenían uno... ¿podría saber que paso con él?

-¿Por qué la curiosidad Akashi-kun?

-Desde que nos encontramos con el gato veo a Kouki triste

Noto que duda en si contarme o no pues esquiva mi mirada y la dirige hacia la sala donde esta Kouki sentado, después me mira a mí y suspira.

-Hace unos 4 años Kouki quería una mascota, a mí no me gustan los perros y mi marido es alérgico por lo que adoptamos un gato, era negro y tenía ojos amarillos. Kouki era el más apegado al gato, pasaba jugando con él, dormían juntos y le hacía compañía a Kouki mientras hacia los deberes. Unos años después el gato enfermo, lo llevamos a la veterinaria y descubrimos que alguien lo había envenenado.

-¿Quién lo hizo?

-Nunca supimos, pensamos que fue uno de los vecinos mi esposo dijo que a lo mejor lo hicieron por el mal augurio que dan los gatos negros. Nos dijeron que no podíamos hacer nada por él y que lo mejor sería tenerlo en casa hasta que muriera. Kouki no se separaba de él, llego a faltar a clases por no querer separarse, se sentaba a su lado para acariciarlo mientras lloraba, unos días después lo encontré con el gato en brazos mientras lloraba, había muerto.

Me dolió imaginármelo en ese momento, con un nudo en la garganta le agradecí por contarme lo sucedido y me fui a sentar al lado de Kouki, lo atraje con cuidado hacia mí y lo abrace. 

Drabbles AkaFuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora