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La música era algo de su día a día, no había ningún momento en el que tú lo vieras sin audífonos, a pesar de todo fácilmente podías tener una conversación con el pues entendía todo sin la necesidad de sacárselos. Su familia era la única que sabía la razón de esto y por supuesto su jefe para no tener problemas. Sin embargo varias personas de su trabajo lo encontraban maleducado por no sacárselos cuando hablaba con ellos.

Pero no era su culpa si no fuera por ellos, no podría pasar ni una hora fuera de su casa o sin tener un ataque de ansiedad. Los ruidos que provocaban la gente eran una tortura para él no los soportaba por culpa de eso no había tenido una infancia normal. Agradecía que sus amigos no le preguntaran nada eran muy comprensivos con él y aun que les gustaría contarles no quería volver a ser la burla de nadie.

Fue un día que todo cambio, estaba en una "fiesta" organizada por uno de sus amigos, a pesar de que había música puesta por el ambiente, no se sacaba sus audífonos, no quería escuchar a todo esa gente masticar y que todo se le fuera de las manos, pero fue inevitable. Entre tanta gente más de uno lo pasaba a empujar provocando que uno de sus audífonos se le cayera.

La música que había no le ayudaba en nada solo lo desesperaba más por el ruido de los zapatos que hacia la gente al bailar, tratando de mantener la calma empezó a buscar su audífono, lamentaba el día en que se había comprado esos airpods, la ansiedad empezaba a llegar a él junto al pánico, no quería tener un ataque en esos momentos y menos con toda esa gente. Pasará por donde pasara lo único que podía escuchar era el sonido de la gente al masticar los diferentes tipos de golosinas que habían.

Sentía la necesidad de rascarse los oídos, eso era una mala señal, miraba su alrededor con pánico buscando alguno de sus amigos para que lo ayudaran, no encontraba a nadie había empezado a tiritar por la ansiedad que se acumulaba en su interior, sin importarle a quien empujara se dirigió al baño en busca de tranquilidad para tratar de calmarse pero al llegar la puerta se abrió frente a él encontrándose con Akashi. No quería mirarlo sentía que lloraría en cualquier momento y no deseaba que lo viera de aquella forma.

-¿Te encuentras bien Kouki? –pregunto preocupado por el aspecto del castaño.

-S-Si –apenas le salía la voz.

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Estaba preocupado nunca había visto al castaño de esa forma, no dejaba de temblar, su cara se veía más roja de lo normal y al fijarse en sus manos noto lo blancas que se veían por la fuerza que ejercía al tenerlas cerradas. No sabía que le pasaba ni cómo podía ayudarlo hasta que vio como el otro se "acomodaba" el pelo dejando ver que no llevaba uno de sus audífonos.

Más preocupado que antes, pues no sabía cuánto tiempo el castaño llevaba sin él, lo tomo del brazo para meterlo al baño junto con él, al cerrar la puerta empezó a buscar por su ropa con algo de desesperación viendo como el castaño seguía con la mano en la oreja, sonrió al encontrar lo que buscaba.

-Tranquilo... respira –le indico al castaño mientras conectaba sus audífonos a su celular.

Con cuidado alejo la mano para acomodarle el audífono, con el otro hizo lo mismo solo que quito el audífono que aún conservaba el castaño. Le puso play a la música y se quedó ahí esperando que se calmara y se concentrara en la música que le había puesto.

Drabbles AkaFuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora