Capítulo 8

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Una vez que todas las brujitas estaban reunidas, comenzaron a buscar a la rubia por todas las instalaciones, al mismo tiempo que las maestras hacían lo mismo.

[...]

Diana abrió los ojos lentamente, miró a su alrededor, encontrándose con mucha vegetación y una gran sombra la abrazaba de la tarde soleada. Los recuerdos comenzaron a venir de apoco y pronto comprendió que aún seguía sentada, recargada en el tronco del árbol. Se regañó a si misma por haber sido tan descuidada, al intentar levantarse, un gran pincho le llegó a lo que parecía ser sus pulmones.

-¡agh!-se quejó agarrando la ropa de su pecho y estrujándola a tal punto de que su planchado uniforme se arrugara-demonios, ni siquiera puedo levantarme...-mencionó dejando salir una risa desesperada, se acomodó en el tronco y comenzó a reír mucho más fuerte-¡diablos Diana! ¡¿por qué no te quedaste en el castillo hoy?!-exclamó la rubia, mirando las rama y hojas del viejo árbol.

No supo en que momento había más chicas con ella, tampoco escuchó cuando llegaron, sólo se mantenía en un estado de limbo, en el cual podía oir las quejas de sus amigas, pero su cerebro era incapaz de saber que era lo que significaba todo aquel ajetreo.

[...]

-Diana, por fin te encontramos-hablaba Akko con una sonrisa de alivio plasmada en su rostro, las otras chicas tenían la misma expresión-no imaginas lo difícil que fue encontrarte.

-¡sí!, ¡en verdad eres una escurridiza rubia!-exclamó algo contenta Amanda, con la intención de hacer enojar a la rubia, pero en vez de eso, Diana sólo rió, rió tan fuerte que todas las chicas se tensaron ante su respuesta.

-¿Diana?-interrogó Hanna, mirando asustada a la bruja, quién seguía riendo sus ojos azulados en ningún momento se pararon a mirar a sus amigas.

-oye, ya para, no es divertido-habló Lotte, intentando ocultar su inseguro estado, pero la rubia no se detenía, risas y más risas abundaban el ambiente.

-Diana...¡Diana!-gritó Akko, agarrando de los hombros a su amiga y sarandeándola en un vano intento por callar esa molesta risa-¡oye despierta idiota!-gritó la castaña, pegando su cabeza contra la agena. De un momento a otro, todo se detuvo, por primera vez en todo lo que ellas llevaban ahí, la Cadvenshi les miró anonada.

-¿Akko? ¿qué haces aquí?-preguntó Diana, percatándose de la posición en la que estaba con su amiga-¡¿A-Akko?!-exclamó separándose bruscamente de la castaña, provocando que se diera un buen golpe con el tronco de madera-¡auch!...-no sólo se quejó por el golpe, si no por el estado tan delicado de salud que llevaba.

-¿estás bien?-interrogó Amanda-entiendo que seas una rubia suicida y todo eso pero...-la pelicolorida no sabía como continuar con su broma. Pensaba que la rubia le habría cortado a tan sólo empezar hablar.

-¡por supuesto que estoy bien!-contestó seriamente Diana, hubiera sido mucho más convincente si tan sólo la chica se hubiera levantado del tronco y llendo a encarar a Amanda. En cambio la Cadvenshi sólo se quedó arrumbada en el tronco, sin siquiera mover ni un pelo.

-sería mucho más convincente si te levantaras de ahí-añadió Sucy, cruzándose de brazos y encorvándose aún más.

-déjame te ayudo-se ofreció Hanna, llendo hacia la rubia le extendió la mano para que Diana la tomase-¿Diana?-interrogó al comprender que la ojiazul no se había movido.

-esque...no tengo ganas de levantarme aún-se excusó la Cadvenshi en respuesta, sonrió nerviosamente. Todo esto se debía a que su tapadera estaba siendo cruelmente destrozada.

-vamos...has perdido muchas clases-intentó convecerla Hanna, seguía extendiendo su mano, como si esperase que su amiga cambiara de opinión y decidiera darle la mano.

-enserio, creo que me quedaré aquí unos minutos-refutó cada vez más nerviosa-puedo alcanzarlas después lo prometo.

Akko que se había quedado callada, observó con tranquilidad a la rubia. Era obvio que algo escondía Diana y sin darle más tiempo a si contraria de percatarse de las intenciones de Diana. La castaña agarró a Diana de la cintura y con algo de fuerza la jaló hacia ella, obligando al cuerpo de la rubia levantarse de una vez por todas. Como era se esperarse, la rubia soltó un aullido de dolor, empujando a Akko hacia un lado y dejándose caer de nuevo en el tronco.

-¡ahg!-se quejó Diana, agarrando su pecho con fuerza, no intentó esconder su sufrimiento. Akko que había quedado de pie, le miraba escéptica, parpadeando varias veces como si comtemplara algo sumamente imposible.

-¡mentirosa!-estalló la castaña con fuerza, sus ojos ardían de furia y castañeaba los dientes debido a su estado-¡te pasa algo Cadvenshi!-decretó señalando acusadoramente a su contraria.

-¡te digo que no me pasa nada!-gritó de vuelta Diana, frunciendo el ceño.

-¡no te creo nada!-devolvió Akko, cruzándose de brazos-¡si no te pasa nada intenta levantarte!-ordenó observando fijamente a la rubia que se quedaba estática ante la orden.

-¡no es necesario que me levante para demostrártelo!-aterrada la rubia, hacía todo lo necesario para que no descubrieran lo que le pasaba.

-¡levántate entonces!-enfatizó la castaña no muy contenta por la terquedad de la otra.

-¡ya te lo dije...!-sus gritos fueron cortados por una sonora tos. Diana tuvo que ponerse una mano en la boca para evitar toser-"no ahora por favor"-pensó horroriza, entre más trataba de que esa molestia se fuera, más se encargaba su cuerpo de recordarle que su salud no era la mas óptima para estar discutiendo.

-¡¿ves?!-cuestionó alterada Akko-¡lo sabía! ¡sabía que no estabas bien!-gritó de nuevo sonriendo orgullosa por haberle sacado más pruebas a Diana. Pero la rubia no dejaba de toser y pronto ésto llamó la atención de todas-¿Diana?-cuestionó viendo como la rubia se doblaba cada vez más. En uno de sus ataques la rubia paró, pero no se levantó ni dijo absolutamente nada.

Al contrario la rubia caía estrepitosamente en el suave pasto con los labios manchados de sangre.

-¡Diana!-gritó Amanda corriendo a socorrer a la inconsiente rubia.

Un Último Adiós Donde viven las historias. Descúbrelo ahora