-¡maldición rubia!-gritó Amanda sacudiendo el cuerpo de Diana, en un intento para hacerla reaccionar, pero la rubia no hacía ningún movimiento-¡¿Diana?! ¡Cadvenshi! ¡Oye!-intetanba desesperada la americana, en algún punto los ojos verdosos de la colorida comenzaron a soltar pequeñas lágrimas.
-¡Diana!-le secundó Akko sosteniendo el cuerpo inconsciente de la del listón azul-¡alguien ayuda! ¡que alguien pida ayuda!-gritó histérica.
Pero ninguna de las brujitas podía moverse, todas estaban congeladas ante la posible idea de que la increíble, seria, inteligente y confiable Diana Cadvenshi; haya dado su último suspiro, lo cuál no era verdad. Pero siendo sinceros sólo eran un grupo de adolescentes con nulo conocimiento en la medicina o enfermería.
Para su suerte, como si de magia se tratase. Croix y Charriot aparecieron por el frondoso bosque gritando el nombre de la rubia, ignorantes a la crisis que pasaban las amigas de ésta.
-¡Diana! ¡Dina! ¡¿dónde estás?!-gritaba Charriot claramente nerviosa y ansiosa por encontrar a su estudiante. Croix no estaba mejor que la anterior.
Todo el mundo sabía que Charriot, o como en este caso la mayoría le llamaba "Ursula", tenía una alumna preferida que no era Diana, si no, la japonesa apodada "señorita desastre". Entonces porque Croix no podría haberse encariñado con Diana, que para ser sinceros le recordaba mucho a ella de joven, aunque Constance por derecho no se quedaba atrás.
-¡Diana!-gritó Croix, pero se calló al escuchar los desesperados gritos de Akko pidiendo por ayuda.
Las dos maestras compartieron miradas indecisas de ir hacia allí, eran sus alumnas, sí, pero todavía tenían un problema más grave el cual era Diana desaparecida y sin medicina.
-Iré yo Croix-le dijo Charriot, como si hubiese adivinado los pensamientos a la pelilila, Croix acostumbrada a esto sólo asintió con la cabeza y siguió de largo tratando de ignorar, con el corazón en la mano, los lastimados gritos de la japonesa, teniendo en mente que sólo actuaba así por su alumna rubia.
Por otra parte la pelirroja no dudó en correr hacia los orígenes de los gritos, haciéndose la idea de que algo muy malo le debía haber pasado a Akko. Pero cuando llegó nunca imaginó la escena que sus ojos estaban contemplando, era peor de lo que creía.
-Diana...Akko...¿qué?-balbuceó la profesora, olvidando cualquier cosa y quedándose como piedra ante la imagen.