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Simulatum vitae —pronuncio Mione con fluidez junto a un bello movimiento de varita, salió de esta un luz espesa que fue directo hacia el platillo de plata en el centro de la mesa, el liquido en este se volvió una ilusión y bailo y se disperso como gas formando una nube a control de la chica.

— Simulatum vitae —acompaño Ron, saliendo de su varita la misma luz que al juntarse con una telaraña formaría una figura similar a una gran araña.

Simulatum vitae —siguieron Luna y Harry formando a su vez un basilisco y un cola cuerno.

Todas las figuras rondaron salvajes la mesa y comenzaron a gruñirse entre ellas, parándose y viéndose intimidantes para afrontarse y ver quien dominaba ese territorio, la nube de gas bajó y envolvió a las criaturas de luz , no paso mucho tiempo y el gas se disperso dejando ver a las criaturas en un estado vulnerables frotándose unas con las otras en busca de apego.

—¡FUNCIONA! —grito Hermione feliz de tener un gran avance en tan poco tiempo, los demás la acompañaron con risillas felices, más por verla animada a ella que por el proyecto.

—Claro que funciona —dijo Ron —nuestro grupo tiene a la chica más inteligente de todo Hogwarts.

—Oh, Ron—balbuceo sonrojada.

—Ron tendrá premio —dijo burlón Harry.

—Ron aaaaama los dulces ¿Le dará dulces? —Preguntó Luna 

—No creo que sean dulces como tal, pero si.

—¡HARRY!

—¡MIONE!

—Basta, ahora probemos la simulación en humanos.


Su intento por se graciosito le había costado estar a cargo de los análisis de la sustancia ¿Cómo él iba a saber de que estaba compuesta esa cosa? Tendría que ver como hacerse cargo y definitivamente no habrían dulces para él, soltó una sonrisita por su pensamiento y siguió su camino hacia el gran comedor.

Había decidido que era hora de hablar con Michael, lo había estado evitando y eso no era justo, menos cuando el inicio un beso que pudo haber dejado muchos malentendidos, bueno, no fue lo único que hizo, no podía fingir que nada ocurrió allí, con Draco también, no sabía que sentía por él, pero sabia que no podía vivir obligándolo a estar pegado a él hasta que lo descubriera, la poción era un excusa muy burda y más cuando han pasado semana enteras, aún sentía como quemaba sus venas cuando entraba en vergüenza, cómo su corazón se desbocaba y latía a prisa al pensar en el, como su alma se desquebrajaba  al extrañarlo, se sentía extraño allí, siempre en los pasillos lo pensaba, Draco siempre estaba ahí... Draco estaba allí.

Sus labios presionando los de una chica que no conocía, su mano sujetando su cintura y su cabellos deslizándose entre los dedos de la desconocida. Su corazón dio un solo palpito en señal de tristeza, llevándose toda su sangre con él y volviéndolo frío, la nauseas lo golpearon y creyó ver  a Draco mirarlo por el rabillo del ojo y de alguna manera eso le dio fuerzas, le dio una mirada despectiva y siguió su camino pasando justo por el lado, otra mirada le siguió desde Draco, esta vez el chico si había tomado en cuenta su presencia y no parecía solo ser una alucinación más, pero el siguió, era hora de continuar y pasar de esta estúpida poción.

Sus pasos pararon metros antes del gran comedor y se adentro en la primera sala abandonada que vio, dio un respiro fuerte y se propuso calmarse, cerro sus ojos, pero en cuanto los abrió el mundo empezó a girar sobre si, el aire le comenzó a faltar, su pecho se oprimía y hacia movimientos bruscos para llenarse mientras su corazón se desquebrajaba, ya no entendía nada.

¿Dónde estaba?

¿Quién era?

¿Valía la pena?

¿Podría seguir?

Sus ojos se llenaron de lagrimas y su cuerpo cayo duro al suelo impactando de lleno, su boca por más que se abría no lograba recibir aire, su garganta se seco dando impulsos de arcadas, sentía que moriría en cualquier momento y nadie nunca lo encontraría, a lo mejor ni siquiera lo buscarían, su varita había caído lejos de allí, la veía pero aunque si estiraba su mano la podía alcanzar no pensaba ni intentarlo.

No importaba donde estaba.

No importaba quien era.

Él no valía la pena.

No podría, ahora sabia la verdad y no estaría allí si no fuera así.

El no era fuerte, no era Rose...


La sala era arrullada por un suave tararear mientras en sus manos se evaporaba el té.

—¿Cuándo darás por terminada esa treta? 

—No es una treta madame, el chico de verdad lo necesitaba, su corazón parecía estallar cuando el estaba aquí, estaba tan débil, y parecía que en cualquier momento se iba a convertir en espuma.

—Lo sé, pero no podemos protegerlo del mundo. Desde la primera vez que llego aquí quise hacerlo mismo, era como el patito feo, siempre rechazado en incomprendido, siempre golpeado y malherido, siendo tirado como sacrificio por todos, pero no podemos hacerlo, menos ahora que ya esta mayor, cuando ya no estuvimos.

—Lo sé.

El ambiente estaba tenso, era difícil respirar en paz al pensar en la pobre criatura que vino aquí a ser un Jesús más, Winscott decidió que ya no era tiempo de seguir lamentándose por el muchacho y hacer lo que estaba su alcance, y como si el universo la escuchara el sonido de una campanita se hizo oír, se arrastro hasta la mesita de en fondo y tomo el papel que se había materializado.

—Esto no puede ser...

—¿Qué sucede?

—Me temo que el joven Potter debería venir en cuanto pueda.



Poción fallida (Harry x Draco )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora