CAPÍTULO CUATRO.

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Creo que estaba tan apurada que no me cerciore de que había alguien frente a mí, y por lo desesperada que me encontraba choqué con aquella persona, haciendo que ambos cuerpos se tumbasen en la cama.

Fue tan inesperado que solté un grito, un fuerte grito y me levanté de la cama al instante.

— Por lo que veo es costumbre tuya chocar así con las personas.

Creo que me encontraba demasiado alterada como para prestar atención a aquello que me hablaba, esa persona con la que choqué y caí mágicamente en la cama. Era horrible pensar que sólo una toalla separaba nuestros cuerpos desnudo.

Me volteé, respiré hondo y volví a observar a la persona con la que había chocado, quien todavía seguía en la cama.

Lo miré con el ceño fruncido, era Hardin. Al principio sentí un dolor en mi pecho, empecé a marearme de tan sólo pensar que me equivoqué nuevamente de habitación.

— Lo lamento, yo, no sé, me voy a mi habitación enseguida, lo siento.

— Pensé que ésta era tu habitación.

Lo observo con confusión, al ver las cosas de Molly en la repisa y mis libros en la cama inmediatamente supe que era nuestra habitación.

— ¿Entonces que demonios haces aquí?

— No seas creída, no vine a buscarte a ti.

No puedo evitar observar que sigue leyendo aquel libro, el mismo que leía en su habitación. No lo suelta, lo que me sorprende, no esperaba que alguien así supiera si quiera que es un libro.

— Vale, bueno. ¿Te importaría irte para que yo pueda vestirme?

Me muerdo la lengua para guardarme mis groseros comentarios, sin embargo, no puedo evitar hablarle con un tono molesto y arrogante.

— No te sobreestimes, estoy leyendo. No pienso mirarte.

Y vuelve a fijar sus ojos en el libro. Probablemente no sea heterosexual y quizá era eso a lo que se refería con: No pienso mirarte. Es eso o que me encuentra poco atractiva.

— ¿Por qué eres tan desagradable?

— Vaya, te iba a preguntar justamente lo mismo.

— Me vale, quiero que te vayas, y no es pregunta, no tienes opción.

Debe estar esperando a Molly, pero no me importa, no me importaría hacerlo esperar en el corredor porque lo que bien consideré injusto fue que él me echara de su habitación, pero que pudiese estar en la mía cuando se le pegara la gana.

Me crucé de brazos, con mi rostro serio.

Espero una disculpa de su parte pero de repente suelta una pequeña risa mediante se levanta de la cama. Tiene una sonrisa profunda y casi sería encantadora si él no fuese tan antipático.

Justamente cuando se iba a levantar de la cama, una voz nos interrumpe haciéndolo detener su acción.

— ¿A dónde crees que vas, Hardin?

De pronto, observo a Molly salir del vestidor con una ropa diferente a la que traía en la mañana. Nos observa a ambos con confusión esperando una respuesta precisa.

— Tu amiga me ha echado.

Dicho esto, espero escuchar algún insulto, siento que del alguna forma o manera me va a atacar, porque hasta ahora, Hardin y ella se han encargado bastante bien de ello.

— ¿Que le has dicho?

Me sorprende oírla darle un leve sermón a Hardin. Y aunque sonó como un pequeño regaño, su tono de voz suave y agradable me decía que era todo lo contrario.

Completo su acción al sentarse en sus piernas y acariciar suavemente su rostro. Intento parpadear varias veces para desviar la mirada y evitar ver como ambos intercambian besos frente a mí.

— Perdona Amelía, olvide decirte que Hardin se pasaría por aquí.

— Bueno, tu novio es un grosero y no quiero verlo pasarse por acá mientras yo este presente.

— Yo no tengo novias, niña.

Es tan imprescindible la expresión que tiene ahora, es como algo neutra, mueve los labios con lentitud y aunque fue algo grosero, Molly no dejaba de hacerle caricias lo que me confundía un poco.

— De todos modos ya me iba. —habló y concluyó dejando un pequeño beso en su boca —Ya perdí demasiado tiempo hablando con el fenómeno de tu amiga.

Le ha dado en el clavo, dos veces, lo que me quitan absolutamente la ganas de volver a verlo, ni siquiera tengo ganas de compartir el aire con él, quiero que se esfume de mi vista inmediatamente.

— Entonces, Amelía. ¿Irás a la fiesta?

— Trato de imaginarla en una fiesta.

Lo observo confundido mientras abre la puerta de la habitación para retirarse.

— Y no lo logro.

Simplemente no puedo soportar su actitud, no la tolero, no puedo si quiera entablar una conservación con él sin intentar no discutir. Es una persona tan arrogante que me cuesta pensar en tener una amistad con él.

Me gustaría pensar que Molly y yo podemos llegar un acuerdo de convivencia, e incluso establecer una especie de amistad, pero con su elección de amistades y sus juergas nocturnas, ya no lo tengo tan claro.

Suena la puerta lo que me ha indicado que ambos se han ido, supongo que estarán afuera lo suficiente como para que yo pueda ordenar éste desastre después de vestirme.

Sequé mi cuerpo y seguido mi cabello frente al ventilador, me puse algo cómodo, no tenía planeado salir a ningún lado por lo que no tenía razón de ponerme algo exagerado y bonito.

Empecé a recoger la ropa que estaba expandida por el suelo y ponerla nuevamente en el armario. Ordené sus cosas, ordené mi cama, acomodé todo lo que había al nuestro al rededor hasta que pudiese verse presentable.

Por mas que anhelo quitar todos los posters de la pared, debo respetar el estilo de Molly, y si ella se siente cómoda en su habitación estando rodeada de posters y demás, tendré que dejarlos.

AFTER: SheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora