CAPÍTULO DIECISÉIS.

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— Voy a nadar. Lo hago todo el tiempo.

Se desabrocha los pantalones y tengo que obligarme a no mirar como se contraen y se rebajan sus músculos cuando se inclina para quitárselos.

— ¿Te gusta lo que miras? —volteo con rapidez y me cruzo de brazos para desviar mi mirada hasta los árboles. Puedo presentir la sonrisa burlona en su rostro haciéndose presente — Deberías venir conmigo.

— Ni lo sueñes —negué con una sonrisa, la cual desapareció al instante — Ni siquiera me has dicho que veníamos a nadar, así hubiese traído ropa de baño.

— ¿Me estás diciendo que eres esa clase de chicas que no llevan ropa interior? —dice con una sonrisa maliciosa, y lo miro con la boca abierta, a él y a sus hoyuelos —Venga puedes quedarte en braga y en sujetador.

— Ese estuvo gracioso, cuéntame otro.

¿En serio pensaba que iba a venir aquí a quitarme la ropa para nadar con él?

Ahora lleva puesto solo un bóxer ajustado, y la tela negra se ciñe a su cuerpo. Evito verlo y busco algún lugar para sentarme y esperarlo.

— Esta amistad está resultando tremendamente aburrida — pongo los ojos en blanco y él sonríe.

— Pues lo siento, no pienso ir a nadar en ropa interior contigo, pervertido.

— Te lo pierdes. —dice antes de lanzarse al lago, me siento en un tronco que se encontraba cerca, mientras observo su clavado.

Puedo ver como me sonríe desde donde se encuentra ubicado, y como su cabello empapado ahora se torna de un color mucho mas oscuro.

— Entra ya— insiste, y niego al instante, él me salpica —Si te metes en el agua contestaré cualquier pregunta que me hagas —propone— pero solo una.

Tengo varias ideas que pasan por mi mente y no puedo imaginarme ninguna de esas preguntas si respuesta alguna, por lo que me inclino a aceptar su trato.

— La oferta expira en un minuto, date prisa.

— Bueno, ¡acepto!

Él sonríe victorioso, y se sumerge debajo del agua por pocos segundos. Camino hasta el pequeño muelle y me quedo observando el profundo lago.

— Puedes ponerte mi camisa para que no hagas tanto drama —no estoy segura de que hable enserio —venga, ponte mi camiseta, es lo suficientemente larga y puedes dejarte la braga y el sujetador —propone y una sonrisa se forma en su rostro — si quieres.

Busqué su ropa, la cual estaba colgada de una rama baja, y de todas sus prendas tomé su camisa.

— Date la vuelta y no me mires mientras me cambio —él rueda los ojos con fastidio mientras se da la vuelta y mira en dirección opuesta. Empiezo a bajar el cierre de mi vestido cuando —¡En serio! —lo he pillado intentando espiarme, puedo oír su risa desde aquí, mientras yo gruño enojada.

Me pongo su camisa y compruebo que tenía razón, me llega hasta la mitad del muslo y además huele de maravilla.

— Ya está.

Sus ojos se abren mas de lo normal y veo como recorre mi cuerpo con su mirada, lo que me hace sentir incómoda. Debe tener frío, porque no puedo creer que reaccione así por mí.

— Bueno, metete ya en el agua.

Yo asiento y tomando valentía me acerco a la orilla.

— ¡Tirate!

— ¡No puedo! —no puedo hacerlo, a pesar de que el agua esta tan clara que puedes observar detalladamente el fondo de aquella, tengo miedo de lo hondo que pueda encontrarse.

AFTER: SheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora