Mafioso Diciembre - Soukoku OneShots

Dia 2 - Caramelo

Sus labios están secos pero no siente sed y cuando la nieve ondea acariciando su piel ya no puede sentir. Los ojos ardientes no arden pero aún puede mirar aunque ya no hablar. La piel de sus brazos apenas existe y la grasa o músculos han muerto ya. Las pequeñas piernas estiradas son manchadas por heridas recubiertas de suciedad que ella solo puede mirar. Los cabellos secos se pegan entre la sangre negra.

Y la frente que siempre fue besada por amor ahora sangra con heridas que se mancharan de la suciedad contaminada. Un alma muerta que admira la nieve cayendo.

Desde allí las puertas suspiran la nieve pero en la caja oscura solo puede sentir el cansancio. Almenos puede mirar los últimos copos caer.

Avanzando como un manchón oscuro la estilizada silueta se acerca con un sentimiento que ella no entiende porque no está lista y ya nunca lo estará. El sombrero sobre su cabello y el traje negro lo hacen igual a los otros hombres que conoce pero la piel le brilla y se pierde con el cielo blanco despolvoreando la nieve sobre él que cae en copos sobre la superficie negra. Alrededor de su cuello una bufanda que ella no puede dejar de mirar le envuelve. De colores rojos y verdes a su alrededor ella no puede alejarse de él.

Su voz suena pero ya es muy tarde para escucharla y el hombre se despliega hacia la caja pero pronto está dejando de verlo. Las botas negras se alejan de la nieve hasta el interior pisando como un poderoso dragón. La gravedad refleja su fuerza en su piel que resplandece con fuego... pero ya es muy tarde para mirar los azules.

Guantes que ya no están en su sitio caen sobre el concreto y entre sus manos su cuerpo se desliza sin fuerzas. La cabecilla cae contra su pecho entre sus brazos. Las rodillas se humedecen contra la nieve que se coló.

Su lengua sabe a caramelo y ella admira el bastoncillo que su madre regaló de esos dos colores al caer sus parpados pesados sobre su alma.