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Un par de días han pasado desde la última vez que vi a Ava huir de una situación que no tenía nada que ver con lo que ella pensaba fingiendo estar borracha y desde entonces no he sabido nada de ella, no contesta mis llamadas o mensajes y a este punto el desespero me está llevando al abismo.
Necesitaba hablar con ella, decirle la verdad y confesarle mis sentimientos. Si, era un estúpido gigoló enamorado de la mujer que alguna vez lo espió por su ventana.
Bajo a su apartamento por sexta vez en el día tocando la puerta, esta vez estoy seguro de que ella está ahí, veo las luces encendidas y escucho el ruido de sus tacones chocando contra el piso.
―Ava, por favor sé que está allí―golpeo su puerta―Hablemos, déjame explicarte―le suplico apoyado en su puerta.
Sigo tocando un par de veces más hasta casi darme por vencido. Sin embargo, sus pasos se escuchan cerca y lo siguiente que veo es su cara de enojo y decepción, y en sus manos un sobre blanco abultado.
―No tengo nada que hablar contigo Stephen―su voz es fría y vacía, sus ojos no me miran ni una sola vez y sé que si lo hicieran no tendrían el brillo al que me tienen acostumbrado―tampoco quiero saber más de ti―estrella con violencia el sobre blanco en mi pecho y entonces veo su interior.
Es una gran suma de dinero.
―Ava...―niego con la cabeza
―Es el pago por tus servicios, ¿no es así? o ¿quizás es más?―se cruza de hombros mirándome de arriba hacia abajo de manera despectiva.
Ava ni siquiera me da la oportunidad de decir algo más pues la puerta se cierra abruptamente en mi cara dejándome sin una oportunidad para explicarme. Lo pienso por un momento, no sé si es buena idea quedarme aquí e insistirle, pero su actitud y su enojo me dicen que quizás hubo algo más entre nosotros estas semanas en las que quisimos ocultar todo con sexo y ahora, ella está molesta porque piensa que sigo en mi vida de gigoló.
Si solo ella supiera la verdad, todo entre los dos podría ser distinto, pero a quien quiero engañar si nadie se enamoraría nunca de un sucio gigoló.
Me alejo de su puerta, desanimado y con pocas ideas en mi cabeza para conseguir que Ava me escuche. Regreso a mi apartamento en completo silencio mientras miro fijamente el sobre que me ha dado ella, ni siquiera lo abrí, no sé cuánto dinero tenga y honestamente no me importa. Sentado en el sofá paso mis manos por mi cabeza de manera desesperada, la situación no me gusta para nada y sé que es principalmente mi culpa por no haber sido honesto con mis sentimientos hacia Ava, ella siendo una mujer que la da todo pero que sabe alejarse y me da miedo que esta sea una de esas situaciones en las que ella no va a dar el brazo a torcer.
La mañana siguiente me despierto temprano para salir a correr y de una buena vez por todas despejarme, necesitaba ideas, muchas ideas para convencer a Ava de escucharme pero sobre todo, de creerme.
