Poco a poco se levantó, despeinó muy suavemente mi cabello y sonrió con ligereza. Pude ver como sus adorables ojos poco a poco se convertían en una mirada llena de tristeza y dolor, seguramente era porque sentía lástima de mí.
— De acuerdo, no pasa nada, es tu decisión — Mencionó con tanta delicadeza que mi pecho dolía
— Así que, tanto de parte de los chicos como de parte mía, te ofrecemos una disculpa gigantesca, sentimos mucho la molestia. No volveremos a molestar, Kihyun. Ten cuidado y si necesitas algo, no dudes en avisarle a Changkyun, estaremos pendientes de ti. — intentó agrandar su sonrisa, pero me atrevo a decir que, se notaba tan dolida, que fue un rotundo fracaso.
Lo único que no me atreví a hacer, fue responder a su "disculpa" que no había necesidad de dar. Me miró un par de segundos, como si esperara que dijera algo o me arrepientiera, pero eso nunca sucedió.
Lo vi asentir para sí mismo, para resignarse, y después salir al pasillo, donde les dijo a los demás en un honorable susurro (que hizo eco en todo mi hogar) —ya está hecho, vámonos—
Con el gutural silencio que hubo después de esa frase, sentí que escuché las pisadas sobre la gran alfombra color vino que había en el suelo de madera, que crujía con suavidad en cada paso. Sentí como si seis pares de pies se dirigieran, lo más lento que podían, hasta la triste puerta que no se quería abrir.
Entonces me levanté, caminé lo más rápido que pude y me recargué en el marco de la puerta que daba a la pequeña estancia donde se encontraba la salida. Me quedé ahí, mirando estático ese último hombre, que iba saliendo hacia la calle arrastrando los pies; era el mismo chico que antes no me dio la cara, Minhyuk.
Nuestros ojos se encontraron cuando el pelinegro se volteó para cerrar la puerta, su mirada estaba vacía y no hubo una mínima expresión de sentimientos en su rostro. Debo decir que él no era tan expresivo como Hyungwon, pues no pude leer nada en ninguno de sus preciosos rasgos. Ni siquiera era como Changkyun, que siempre conservaba la misma expresión, aunque por lo general, sus ojitos le delataban.
Pude ver como apartó la mirada pasados unos segundos metido en mis horripilantes ojos irritados; cerró la puerta lo más rápido que le fue posible, sin embargo, para mi el tiempo comenzó a sentirse en cámara lenta desde que los vi entrar, por lo tanto, ni siquiera me percaté.
Cuando estuve totalmente solo otra vez, yo mismo invadí mi mente de pensamientos que, rápidamente, taladraron mi cerebro hasta que las lágrimas corrieron, otra vez, por mis mejillas. ¿Por qué me negué? ¿Por qué me encerraba y me obligaba a vivir con mis traumas, si los aborrecía y temía tanto? Era un asco vivir abrazado a ellos, como si fueran mi amado, que hace ya tantos años se fue.
Otra vez estaba solo, otra vez todo moría en el silencio y los pensamientos malos, otra vez, me orillaban a la esquina de la desesperación y ansiedad.
— Eres un inútil... — murmuró mi tía favorita aquél día cuando mis pequeñas manos dejaron caer su importante trabajo, aunque yo solo trataba de entender lo que hacía para felicitarla.
— Acabas de arruinarlo otra vez — mencionaron los miembros de mi equipo en la escuela, cuando quise que nuestro proyecto fuese el más bonito de la clase.
— Mis papás no quieren que siga siendo tu amigo, así que debo irme ahora— dijo mi mejor amigo de la infancia, cuando se enteró por medios ajenos a mí que yo, Kihyun, era homosexual.
— ¡¿En serio nunca puedes hacer algo bien?! — exclamó mi padre, mi madre, mi familia entera, cuando yo solo trataba de ayudarles.
— ¿Cuándo dejarás de ser tan inservible? — me cuestionaron todos alguna vez, incluso yo mismo lo hice, y lo hice millones de veces a lo largo de mi vida.
No supe en qué momento mis lágrimas comenzaron a chorrear frenéticamente incluso por la piel de mi garganta. Tampoco me di cuenta cuando mis pies, a pesar del dolor, se atrevieron a correr con todas sus fuerza hasta la salida, hasta afuera, sin saber a dónde me dirigía, corriendo por la helada acera, sin importar que mis pies descalzos se helaban a más no poder.
El frío quemaba mi piel, mi nariz y mejillas se enrojecian, mis lágrimas se congelaban en su camino. Escuchaba mi corazón bombeando la sangre suficiente para que continuara la tarea que mi cuerpo conocía, pero yo no. Y mi boca, que inhalaba un aire tan gélido, apenas y se sentía entrando por mi garganta. ¿Era ese un ataque de pánico, después de tanto tiempo?
No me detuve, hasta que esa dura espalda me obligó, pues me golpeó tan fuerte que me caí al suelo, donde sentí el verdadero dolor, ese dolor en el pecho que sientes cuando acabas de rechazar algo que tú mismo sabías, pudo salvar tu miserable vida. Continué llorando, después sentí unos cálidos brazos acogiendome por un segundo, antes de soltarme rapidamente tal vez con miedo de dañarme, tal vez con asco de tocarme, y entonces, una voz resonó en mis oídos
— ¡Hyungwon, nos siguió! — En ese preciso momento, seis pares de ojos se voltearon a mirarme con lo que parecía ser espanto o pánico...
Ninguno reaccionó, todos estuvieron estáticos, hasta que mi voz salió con tanto miedo que me lastimó la garganta
— Si quiero, quiero que me enseñen a ser como ustedes, quiero que me ayuden —
No sabía quienes eran, ni siquiera recordaba los nombres de algunos de ellos, pero esos seis fueron directo a abrazarme, todos al mismo tiempo, brindándome toda la calidez que por años estuve buscando. Yo no hice más que continuar llorando, acurrucado en el hombro de Changkyun, el chico en quien, hasta ese día, yo más confiaba.Ellos me llevaron a casa, incluso me compraron algo de cenar al percatarse de que en mi cocina apenas y había un paquete de fideos instantáneos a punto de caducar. Terminamos cenando juntos. Intercambié números con la mayoría, sí, la mayoría, porque Minhyuk pasaba de mí.
—Debemos hacerle una fiesta de bienvenida, se lo merece, después del miedo que está dispuesto a enfrentar, yo creo que la tiene bien merecida, ¡Claro que sí! ¿VERDAD QUE SÍ? Digan, digan que sí — mencionó Jooheon, mientras me miraba firmemente y sonreía con toda la alegría que podía existir en el mundo
— ¡Ay, si! Y que sea una fiesta bien grande, invitaremos a todos nuestros contactos, será la fiesta del año, ya lo verán, todos hablarán de ella y la gente que no sea invitada por nosotros va a intentar colarse, pero ¡Ja! Eso no va a pasar, creo... — respondió Changkyun, quien se mantenía unido a Jooheon con uno de sus brazos rodeandole el cuello. Ese par pareció tan unido desde el principio, que pronto comencé a preguntarme si acaso en ese grupo había homosexuales, como yo. Debo admitir que, tal vez era muy pronto, pero me puse a pensar si acaso tenían algo entre ellos
— ¡Por supuesto que le daremos la bienvenida con una fiesta! — apareció Hyungwon detrás de mi, posando sus manos sobre mis hombros inesperadamente y yo di un saltito por el susto, a lo que él comenzó a reír
— Será lo más pronto posible, de preferencia éste mismo fin de semana, a menos que sigas sintiéndote tan mal, ¿Tú qué dices? — cuestionó Hyungwon. Pero yo apenas y pude abrir la boca para responder, cuando Shownu me arrebató las palabras y yo solo me quede con la boca abierta.— ¡Jesús mil veces! Ustedes ya se pusieron a planear todas las cosas y ni siquiera le preguntaron si él estaba de acuerdo — Dicho esto se volteó y golpeó con el dorso de su mano mi pequeño pecho en dos ocasiones con cuidado de no lastimarme. Levantó sus cejas al mismo tiempo y cuestionó mientras me miraba — ¿Tú estás de acuerdo? Porque la fiesta es para ti y la decisión es tuya, no de éstos alcohólicos culiaos —
Los otros tres miraron con unos ojos fulminantes a "Mi defensor" y yo solté la carcajada más fuerte que nunca pude soltar, cuando escuché sus palabras y vi sus caras. Él rió conmigo por unos segundos, y entonces asentí con mi cabeza. Casi todos me miraban con una sonrisa torpe en la cara, de esas que se salen por sí mismas y uno ni siquiera se da cuenta. Bueno, si, yo me sonrojé por los gestos tan bonitos y sin más, respondí
— Bueno... Yo ceo que no es para tanto, pero si ustedes quieren hacerlo, por mí no hay problema. Incluso podemos hacerla aquí, en mi casa—
Sonreí y ellos asintieron con satisfacción.Realmente no me gustaban mucho las fiestas. Sin embargo, si a ellos les hacían felices, no iba a negarme, ni siquiera si me sentía para el culo.
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SAKURAGARI
Fanfic"Primer amor. Es difícil llamarle así a alguien después de tantas cosas que han pasado. Para llamarle "primer amor" a alguien, he tenido que disculparme con mis demás amoríos; he tenido que decirle adiós a mis tristezas, a mis alegrías, a cada nuev...