CAPITULO 1 EL TIEMPO DE NUESTRO AMOR

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Dentro del cuarto de un motel, estaba una pareja poco inusual, dándose placer, celebrando un año, más de relación, un año más de superar pruebas, y con ello reforzar el cariño que se tenían el uno al otro. Era en ese cuarto donde un peliblanco no paraba de embestir a su amada, quien solo lo abrazaba y lo enganchaba con sus piernas, así impidiéndole escapar, el peliblanco noto esta actitud y sonrió. –si dependiera de mí, nunca me apartaría de tu lado. Y termino besando sus labios con pasión, y penetrándola con más bravura, haciendo que el cuarto se llene de los sonidos de la cama, y sus gemidos.

Esta pareja que no paraban de dar rienda suelta a sus deseos carnales, no era más que una de hermanos, que por su amor decidieron cruzar la línea de lo prohibido, aquello que si se descubre los marginaría, e incluso los condenaría a una vida llena de tormento y sufrimiento. Pero a ellos no les importaba, ya que con todo lo vivido, era más que claro que querían estar juntos, aun haciendo aquello que prometieron nunca hacer, como mentir y desobedecer, pero a ellos poco eso les importaba ahora, las cosas habían cambiado tanto, que poca importancia tenia para ellos ahora esas viejas y tontas reglas, ya que ese momento y en ese lugar, era suyo y de nadie más, no había porque pensar en las consecuencias, ni mucho menos en las preocupaciones, sino en solo darse amor.

La castaña sintió como su amado empezó a moverse más rápido, lo que significaba para ella que pronto iba a acabar, y para evitar que acabe afuera, se aferró con más fuerza. –esta vez no conejito, quiero que acabes dentro de mí. Si bien al peliblanco le gustaba acabar adentro de ella, y más cuando lo hacían sin protección, no pudo evitar sentirse un tanto preocupado, y esta mirada lo noto su hermana. –tranquilo si algo pasa yo me hare responsable por ambas, además de que traigo conmigo la pastilla.

El albino no pudo evitar que se le escape una pequeña carcajada con ese comentario, así que con más fuerza empezó a penetrar a su amante, liberando su semilla dentro de ella, cosa que la deportista era lo que más deseaba. La castaña sentía llegar al placer máximo, al sentir una parte de su hermano dentro de ella, haciéndola fantasear una vez más con tener su propia hija.

Lincoln se dio cuenta de esa mirada que tenía su hermana y sabía lo que quería, y para que engañarse, él también lo quería, pero no podía apartar el miedo de su cabeza al pensar en las muchas cosas que podían salir mal ese día, cómo perder a su esposa e hija, sin olvidar de los problemas que de seguro tendría su querida niña, y que presentaría a medida que creciera.

La castaña abrió sus ojos y frente a él estaba su hermano, mirándola desde arriba, aun con sus cuerpos juntos, ella en un movimiento rápido le robo un beso, el hizo lo mismo y comenzó, una lucha de besos en esa cama de un motel a las afueras de un pueblo vecino, Hazeltucky.

Mientras tanto en la casa Loud una joven rubia, reina de las pasarelas, estaba soportando a su hermana mayor y sus rabietas. –Ojala una de sus amigas le llame para salir, ya me canse de estar aquí y escuchar a Lori de sus tontos problemas, dijo una joven rubia con porte de realeza. –dímelo a mi hermana, desde que llego no nos quedó de otra más que soportarla, a veces me arrepiento de no a ver conseguido un trabajo de verano, pero lo bueno es que esta pesadilla termina mañana.

Mientras ambas chicas seguían hablando, no se enteraron de la presencia de una joven gótica, que aprovechando su distracción, salió de la casa rumbo al patio ya que para ella ahora ese era su rincón de tener algo de tranquilidad. –no veo un futuro distinto para ustedes hermanas. Dijo con una voz muy baja para evitar ser escuchada.

Mientras tanto en la cocina el Sr. Loud estaba hablando con su esposa mientras ambos preparaban el desayuno. –a veces siento pena por ese pobre chico. Dijo entre pequeñas risas la Sra. Loud. –no es sentir lastima por él, lo que sucede o es que nosotros no la corregimos cuando se debía, o es que Bobby planea dejar a Lori, lo cual en sería algo sensato. La señora no puedo evitar contener la risa, y soltando una ligera risa. –eres muy malo Lynn, se lo dijo mientras se separaba de su lado y fue a llamar a sus hijos para desayunar.

Ella es mía. (Lynncoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora