CAPITULO 19: Un secuestro lluvioso

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Narra Leonardo

Cuando nos encuentra la maestra, su mirada que emite hacía mí es de rabia y no tengo la menor idea del por qué está así. Me imagino que es por estar en su salón entreteniendo a Miranda.

-Joven tiene clase.- su mirada en lo particular no es de un regaño por estar en la clase incorrecta, es como... de esas veces que tiraste agua en el salón y mojaste las mochilas de tus compañeros, no me ha pasado pero identifico bien los regaños.

-Está bien... ya ya me voy- se lo digo a Miranda con un tono nervioso y le doy un beso en la mejilla.

...

Narra Miranda.

Terminó la clase y voy directo al patio para encontrarme con Daniel, esquivo todos los niños de primer grado para alcanzarlo antes de que ingrese a su próxima clase. Tengo que ir en sentido contrario con dirección a las escaleras y derrepente me pego con una niña del mismo primero.

-¡Estúpida fíjate! -empujándome para que me aleje de su cercanía, me enfado y le contesto. -Estúpida no ves que tengo prisa y tu pareces una sandía con patas; gorda y barata- termino de contestarle la ofensa y corro más rápido las escaleras sin importar quien empuje y mate en el camino.

Bajo las escaleras y le veo en medio del patio pero buscando algo con dirección al pasillo de arriba. No puedo esperar más y voy gritando su nombre a medida que corro hacía él.

-DAAAA... NIII... - cruzaban los de tercer grado para ir a las canchas y como puedo me meto en espacios entre ellos y siento como tiran de mí.

-¿QUÉ TE PASA?- grito al momento del Jalón y era otra vez Leonardo. -¿AHORA QUE BERGAS QUIERES?- contesto sin pensar y veo su gesto de desconcierto y me retracto -pe... ¡disculpame!, he estado muy agitada, voy a por...- ya es costumbre que me interrumpa cuando inmediatamente me sujeta con sus dos manos de mi cintura y me dice:

-¡Sí!, Ya sé!, vas con Daniel... y lo voy a impedir...

-Pero, ¿Por qué?

-por que yo quiero partirle su jeta y sé que lo vas a impedir...- hace una pausa mirando a él como se aleja y me devuelve la mirada- Sabes qué... creo que tengo sed vamos a por agua.

Me quiero liberar pero a medida que dabamos un paso más, me apretaba hasta que llegó un momento en el que entramos en las jardineras y ya no sentía mi brazo.

-¡Suéltame!, ¡Suéltame ó grito!- mi brazo empieza a dolerme cada vez más, a lo lejos ya no logro observar a nadie y lo único que veo es el gran jardín que es testigo de lo que sucede.

Me llevó a un lugar ya no tan conocido, pasando un gran arbusto con espinas que a mi perspectiva creí que me iba a enterrar alguna pero había un pasillo en medio de éstas.

Abro los ojos y hay un espacio un poco grande que tiene fin el muro de la escuela.
-¿Dónde coño me trajiste?- me suelta y pone una bola de ramas en el pasillo por donde ingresamos.

-A platicar...

-¿Qué quieres platicar si estás enojado conmigo?

-y lo estoy- me contesta tirándose al pasto

-Entonces...

-tal vez esté muy enojado contigo por que seas así... mmm... no. Más bien, estoy decepcionado otra vez de TI- pone sus manos en su cabeza contemplando en cielo nublado.

-Ahora sí no altere ninguna conversación y bueno... Sé que es por lo de Barbara pero créeme no fue mi intención que ella te odiara- me voltea a ver cuando digo lo último y se giró nuevamente.

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